Fernando González se toma en serio la exhibición tenística que sostendrá con Nicolás Massú, el 5 de abril en Gran Arena Monticello. “Me estoy bajando de la elíptica”, dice antes de responder el teléfono para pasearse por todos los temas, desde su paternidad, sus aspiraciones, hasta la lucha por el número uno del mundo.

“Obviamente, hay que entrenar lo justo, ya no tenemos 20 años, yo cumplo 44 este año. Lo importante es que el tenis está, pero la parte física pesa, porque te mueves todo el tiempo, pero llego en un buen momento, sano, listo para competir. Uno no puede darse el lujo de sobreentrenarse, porque tienes que cuidar el cuerpo, evitar las lesiones. No entreno las cuatro horas de antes, sino bastante menos, hago un poco de gimnasio, un poco de tenis, prevención de lesiones. A veces te gana la ansiedad, quieres jugar un poco más, pero ya he jugado muchas exhibiciones post retiro y uno se va conociendo y tiene la tranquilidad de que el tenis está y que hay que cuidar el físico”, relata quien llegó a ser número cinco del planeta.

Con dos hijos de su relación con la exhockista argentina Luciana Aymar, la vida le dio un giro a González, que modificó sus prioridades luego del nacimiento de su primogénito, Félix, hace poco más de cuatro años.

“Tengo la mejor pega del mundo, pero la más difícil, que es ser padre. También tengo mi escuela de tenis en Vitacura y acabamos de abrir otra en Valle Escondido y, de hecho, ahora nos vamos a hacer un campus a Panamá. Estoy trabajando en la Universidad Andrés Bello con Jaime Fillol, en el Instituto del Deporte y Bienestar, estoy dando muchas charlas por todo Chile, eso me llena bastante, porque es ir traspasando lo que te tocó vivir, los aprendizajes, aciertos y errores. Estoy muy contento”, relata el extenista.

“No lo extraño tanto, siendo bien sincero. Me encanta jugar estos partidos de exhibiciones, compartir con tu familia, pero estar de gira no lo echo nada de menos. Pero también es una gran razón para entrenarse un poco. Cuando uno está activo, estás entrenando constantemente, las 24 horas del día estás pensando en estar bien, en los próximos desafíos y eso, cuando te retiras, pasa. Por eso, estos compromisos vienen súper bien para prepararse y estar bien”.

“Tengo hijos chicos que son mi prioridad hoy. Ahora, de repente se pueden analizar algunas situaciones, con viajes muy limitados, pero andar viajando la mitad del calendario, no está en mi radar. Mi foco es completamente ser un padre presente, igual puedo hacer otras cosas, como mi viaje por una semana a Panamá, pero son temas muy puntuales, porque quiero estar siempre para mis hijos y los echo mucho de menos cuando viajo”.

“Me encantaría, siempre lo he dicho. Es el anhelo de la mayoría de los tenistas retirados, me gusta mucho la idea. Tengo gran cercanía con todos los jugadores. Ahora está el ‘Nico’, no sé hasta cuándo va a querer estar y soy muy respetuoso con lo que hace. Pero claramente sería un desafío muy grande, muy importante y, claro, son muchos menos viajes, entonces podría estar 100 por ciento dedicado a eso”.

No está ajeno González al momento que vive el tenis chileno. Más allá que esté retirado del deporte activo, sigue mirando tenis y, de hecho, colaboró con Christian Garín hace algunos años. Y tiene una visión optimista respecto del momento que vive la disciplina, con cuatro tenistas en la élite.

“Creo que Chile pasa por un gran momento, hacía mucho tiempo que no teníamos cuatro jugadores bordeando los 100 primeros. Claro, hay distintas realidades, pero eso puede cambiar de una semana para otra. Garín no está pasando por su mejor momento, él lo ha dicho, pero es un jugador que compite muy bien, tiene que recuperarse de ciertas cosas y va a volver a la élite, sin lugar a dudas. ‘Nico’ Jarry está en un proceso de adaptación a estar bien arriba porque pasas a ser el rival a vencer, la atracción del torneo, pasas a tener más compromisos, algo que hasta hace un año no era así. Es algo normal y a pesar de eso, llegó a la final de Buenos Aires, el año recién está comenzando y vendrán más cosas positivas. (Tomás) Barrios alcanzó su mejor ranking hace algunas semanas, ganó el Chile Open en dobles con (Alejandro) Tabilo, es un jugador joven, que tiene hambre todavía y puede crecer más en su carrera. Y Tabilo partió de una forma ideal el año, ganó su primer torneo ATP, lo que le da una gran tranquilidad, porque va a poder jugar los torneos que él quiera y no los que pueda, va a empezar a ser cabeza de serie en los torneos y eso genera un círculo virtuoso que ojalá pueda aprovechar”.

“Trabajé muy poquito con él y hace muchos años, pero claramente es un gran jugador, tiene tiros bastante sobre la media, entonces eso lo ayuda mucho. Estos altos y bajos son normales en el circuito, algunos son más marcados que otros, porque es una vida muy intensa, en la que pasa mucho en poco tiempo, hay muchas expectativas externas y uno no siempre está listo para todo eso. Pero creo que tiene el margen para hacer su reflexión y salir adelante”.

“Primero, debemos valorar lo que tenemos en Chile, porque somos un país pequeño, que queda muy lejos, con poca competencia, con poca gente practicando deporte y, por eso, tener a cuatro jugadores a este nivel es admirable. Ahora, se pueden hacer las cosas mejor, sin lugar a dudas. Sí pasó un tiempo para que explotaran los chicos cuando estábamos retirándonos, aunque se veía que venían por buen camino. Hoy, en cuanto a resultados, no se ve a alguien así, pero creo que hay que tener paciencia y confiar en el trabajo que se hace, porque ya van a venir los resultados”

“Es súper bueno, las rivalidades son muy importantes y no hacen más que potenciar el deporte, como lo fueron Nadal-Federer, Sampras-Agassi, Lendl-Becker, Vilas-McEnroe, Borg-Connors. Así lo veo yo, Alcaraz y Sinner tienen 21 años y son jugadores que desde pequeños se veía que iban a ser diferentes. Siento que vienen buenos tiempos para el tenis, porque no es fácil reemplazar a esos tremendos nombres que tantas alegrías dieron”.

“Sí, veo cada tanto, no lo hago todos los días, pero de repente veo partidos puntuales, me pongo a ver en algunos momentos puntuales, como en los tres iguales o cuatro iguales, ahí más que veo, observo más lo que sucede”.