Una clase magistral brindó Max Verstappen (Red Bull) en el Gran Premio de Sao Paulo de la Fórmula Uno. Porque pese a recibir un golpe en la clasificación (no pasó a la tercera ronda y pagó cinco lugares de castigo, lo que le hizo partir 17º), lució el talento que lo llevó a ser tres veces campeón mundial para ir sorteando, uno a uno, los obstáculos en su camino y volver a ganar una carrera después de diez fechas para retomar el paso y sacar una ventaja casi decisiva para volver a coronarse al final de la temporada.

Bajo una lluvia intensa, que ya había obligado a reprogramar la carrera y que generó varios incidentes (Alex Albon ni siquiera pudo partir por un accidente en las clasificaciones y Lance Stroll abandonó en la vuelta previa), Verstappen le sacó lustre a su capacidad de conducción en pista mojada y fue trepando y trepando. Tras la primera vuelta ya era 11º y diez giros después ya marchaba quinto.

Fue el momento en que se rompió la carrera. Los británicos Lando Norris (McLaren) y George Russell (Mercedes) fueron llamados a pits para el cambio de neumáticos, mientras Verstappen y los dos Alpine, de Esteban Ocon y Pierre Gasly, decidieron quedarse en la pista, una decisión que pagaría casi de inmediato, cuando el argentino Franco Colapinto (Williams) sufrió un accidente que lo dejó en medio del recorrido y obligó a una bandera roja que envió a todo el parque a boxes, donde estuvieron casi media hora guarecidos (e incluso con tiempo para reparaciones).

Los pilotos que no habían cambiado las gomas aprovecharon la ocasión y cumplieron los 36 giros finales sin volver a salir del recorrido.

Verstappen quedó segundo, pero no tardó demasiado en superar a Ocon y arrebatarle el primer lugar que no soltaría más. Empezó a hacer récord de vuelta tras otro y timbró un final de carrera tranquilo, que le permitió reencontrarse con la victoria después de diez carreras sin hacerlo. Con ello, ya le sacó 62 puntos a Lando Norris y, con tres Grandes Premios por delante, pareciera sentenciar el tetracampeonato.

“Tomamos las decisiones correctas, mantuvimos la calma y estuvimos bien. Todas estas cosas juntas hicieron posible ese resultado”, celebró el neerlandés.

Verstappen logró la cuarta mejor remontada de la historia para ganar una carrera (John Watson ganó luego de salir 22º en Long Beach 1983), pero la mejor en la historia de Interlagos, algo que después del chasco de la clasificación parecía inverosímil.

“Sinceramente, es una locura. Nunca esperé pasar del puesto 17 al primero. Estaba muy frustrado con la clasificación, pero intentamos utilizarlo simplemente como una buena motivación en la carrera. Esperaba buenos puntos, pero esto es una locura”, añadió.

La cara opuesta de la medalla la vio Norris, que no solo pagó la decisión estratégica de ingresar a pits antes de tiempo, sino que cometió tres errores puntuales con la pista mojada.

En la salida, se dejó adelantar por George Russell antes de la primera curva. Luego, después de la pausa, volvió a cometer un error que le significó perder un puesto nuevamente ante su compatriota y, sobre el final, tras una bandera amarilla, se salió de pista y se dejó superar por Charles Leclerc.

“Cometí un par de errores, me costó contra George y me costó contra Charles. Fue un día difícil, hice lo mejor que pude, he tenido muchas carreras buenas, así que ya era hora de que algo no saliera bien”, reconoció Norris.

En tanto, el mayor festejo se vio en el pit de Alpine, que celebró el segundo puesto de Esteban Ocon y el tercero de Pierre Gasly como si hubieran ganado el campeonato.

Claro, sumaron 33 puntos en una sola carrera, contra 16 que habían recaudado en todo el resto del torneo, y saltaron al sexto lugar de constructores.