Santiago de Chile.   Mié 08-05-2024
15:21

En todas partes se cuecen habas

Siempre se dio que, hecho el reglamento, hecho el intento de bypassearlo. Al menos antes su control era más simple, pero hoy, cuando los autos son computadoras rodantes, situaciones como las de Penske seguirán repitiéndose, las desviaciones son más sofisticadas y difíciles de descubrir.
Foto: AP
Alejandro Schmauk25 de abril, 2024
El mes pasado Josef Newgarden ganó para el Team Penske la fecha inicial del campeonato IndyCar disputada en Saint Petersburg, Florida, y tercero fue su compañero Scott McLaughlin.

Gran resultado para abrir el año, pero la alegría duraría poco. Tras algunas semanas de investigación y análisis de data, el pasado miércoles ambos fueron descalificados por discrepancias técnicas y el triunfo fue heredado por el mexicano de McLaren Pato O’Ward.

¿Qué había pasado? Los autos de IndyCar disponen de un dispositivo, el push to pass, que es un botón que en ciertos sectores del circuito aumenta la potencia para facilitar los sobrepasos. En este caso se comprobó que el botón había sido habilitado para funcionar en las relargadas tras el auto de seguridad, lo que claramente no está permitido. En sintonía con los tiempos que corren, en vez de caérseles la cara de vergüenza dijeron que fue un error involuntario.

¿Algo nuevo?

Para nada, y ha sucedido desde los albores del deporte motor y en los mejores equipos.

Viene el recuerdo de las disputas truncadas entre Ayrton Senna y Michael Schumacher en las que a todas luces el Benetton del alemán traccionaba a la salida de las curvas sin ápice de patinamiento; se suponía el uso de un control de tracción electrónico que nunca se pudo descubrir.

O el dispositivo en la brida de entrada del turbo en los Celica del equipo Toyota campeón del mundo de rally, que cumplía la medida reglamentaria en el momento de ser medida, pero que en funcionamiento, cual transformer, agrandaba su caudal.

O los casos más burdos como el de Tyrrell que cargaba agua con bolitas de plomo al reponer niveles antes del pesaje poscarrera, el BAR Honda con dos estanques de bencina o el Brabham de Nelson Piquet cuya suspensión colapsaba tan pronto salía a la pista minimizando el despeje, distancia entre el piso del auto y el suelo, pero que al volver a pits lo recuperaba a nivel reglamentario.

Siempre se dio que, hecho el reglamento, hecho el intento de bypassearlo. Al menos antes su control era más simple, pero hoy, cuando los autos son computadoras rodantes, situaciones como las de Penske seguirán repitiéndose, las desviaciones son más sofisticadas y difíciles de descubrir. Para computines capaces de hackear bancos y sistemas de inteligencia militar, es un juego de niños cargar programas fuera de las regulaciones que hagan ventajas significativas en el rendimiento y cuya detección es casi imposible.

Son los nuevos tiempos y deberemos aceptar que el fair play es cosa del pasado.
Alejandro Schmauk

es ingeniero civil, consultor en movilidad, ex piloto de fórmula 4, 3 y 2 y campeón chileno de rally (1983 y 1991). Ha sido comentarista especializado en automovilismo en TVN, Chilevisión, El Mercurio y radio Biobío.

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