Hace un año y medio, durante una visita de la dirigencia de la Federación de Básquetbol de Chile a Ginebra, sede de la Federación Internacional, el presidente en ese entonces, Irán Arcos, notó algo en el Salón de la Fama: no había chilenos. Esa observación dio inicio a un proceso de antecedentes y postulaciones que culminó con la elección de Ismenia Pauchard como nueva integrante de la entidad, cuyo ingreso será oficial en una ceremonia que se realizará el 21 de abril en Berlín.

“Preguntamos sobre el proceso, dijeron que podíamos postular y se propuso a un hombre y a una mujer. Los requisitos que piden son muy exigentes: hablan de participación en mundiales, Juegos Olímpicos y esa historia Chile la tiene en los años 50 y 60. Recepcionaron los dos, pero siguieron con Ismenia”, recuerda Arcos.

El dirigente destaca que “la vida de ella es muy inspiradora para el básquetbol y el deporte mundial, más aún con la trágica forma en que falleció. Ella trascendió, ojalá todos tuviéramos esa suerte de trascender en la vida”.

La vida de María Ismenia Pauchard Demierre finalizó en Caburgua en mayo de 2004 de forma terrible. Fue a encarar a Rodrigo Vega, un gásfiter que hacía trabajos en su cabaña de Villa Aucán. Ella creía que le estaba robando cosas, encontró algunos de sus enseres en la casa del hombre y este, tras un entrevero, le dio un puñetazo. Antes de que se levantara, Vega la golpeó con una herramienta hasta matarla. Luego, escondió su cuerpo, el que apareció nueve días después. Fue condenado a ocho años de prisión.

Un final triste para la “Abeja reina”, la mejor jugadora de la historia del básquetbol chileno. Nació en Traiguén el 20 de noviembre de 1932 y siempre destacó por sus dotes deportivas, principalmente en el atletismo. En 1947 llega a Santiago junto a su hermano buscando trabajo, pero encontró su pasión. Acompañándolo a una visita al Club Famae, por su porte la invitan a probarse. En 1951 debuta como basquetbolista, se convierte en su líder y fue subcampeona nacional en 1953.

Un año después, llega a Colo Colo, el club de su vida. “Llevo un indio en el pecho en lugar de corazón”, dijo una vez. Ganó 21 títulos con el Cacique en sus dos épocas, entre 1954 y 1967 y entre 1970 y 1973, año de su retiro.

Lo mismo sucedió en la selección. Eran los mejores años de la historia cestera nacional y Pauchard encabezó un equipo que fue séptimo en el Mundial de 1957 y undécimo en el de 1961, torneos en que fue la tercera mejor anotadora. Además, ganó los Sudamericanos de 1956 y 1960.

“Ismenia era una pívot con mucho sentido del juego colectivo. En general, el pívot es quien finiquita, pero ella jugaba para el equipo, no era ‘traguilla’. En una época en la que cada país tenía una figura de peso, Chile tenía a Ismenia y eso le permitió ser campeón sudamericano un par de veces. Era una estrella”, califica el periodista Humberto Ahumada, quien siguió su carrera. “Ella, junto a Sonia Pizarro y Onésima Reyes, entre otras, hicieron un equipo muy fuerte”, añade.

Dueña de un carácter fuerte, tuvo varios entreveros dentro y fuera de la cancha. “Recuerdo uno”, cuenta Ahumada, “en un torneo en Perú jugando por Colo Colo. En el primer partido tuvo un encontrón con un árbitro paraguayo, Blas Schiavo, que tuvo hasta empujones. La expulsaron del torneo”. Afuera, los dirigentes sufrieron con su frontalidad y hasta la sacaron de una selección para el Panamericano de 1955.

Tras su retiro como jugadora, se hizo entrenadora y ahí la conoció la actual presidenta de FebaChile, Karin Heerwagen. “Fui entrenada por ella en una selección juvenil y tengo clara su calidad humana. Para nosotras era la ‘tía Ismenia’, era muy cercana, no nos retaba mucho, pero sí era muy directa para decirte cosas y corregirte. No entendía cómo no podíamos hacer cosas que a ella le salían naturalmente”, rememora.

Siguió trabajando en el BancoEstado (donde además fue entrenadora de su equipo de baloncesto) y presidió el Círculo de antiguos Deportistas Juan Ramsay. Luego se radicó en el sur, en la Villa Aucán de Caburgua, donde encontraría su trágico final.

A 21 años de su fallecimiento, la figura de Pauchard se hace eterna en el Salón de la Fama, en Suiza. “Es una alegría absoluta. Es un incentivo para nuestras chicas de que a pesar de estar en Chile tan lejos, se puede llegar a ser una figura destacada mundialmente. Creo que ese es el principal mensaje y la gran motivación para nuestra comunidad”, afirma Heerwagen.

“Es absolutamente merecido, aunque lamentablemente fue un poco tarde este homenaje”, cree Ahumada. “Son 214 miembros en FIBA, todos quieren entrar y cada año eligen solo a ocho personas. No es fácil que te incorporen y, aunque concuerdo con lo tardío, me quedo con lo bueno. Damos un paso importante y nos ponemos a la altura de grandes federaciones”, apunta Arcos.

En la ceremonia de Berlín, además de Pauchard, entrarán Dirk Nowitzki, Sue Bird, Céline Dumerc, Hedo Türkoðlu, Clarisse Machanguana, Ludwik Miêtta-Mikolajewicz y Wang Zhizhi. “Confirmaré estos días mi presencia representando a FebaChile y entiendo que FIBA invitará a familiares de Ismenia”, explica Heerwagen, quien adelanta que trabaja en un homenaje con BancoEstado para Pauchard.