De las 51 medallas del Team ParaChile, el diez por ciento es gracias a Alberto Abarza. Le faltó un oro para coronar una actuación fenomenal, pero Gabriel dos Santos, “Gabrielzinho”, le ganó cinco finales y lo privó de esa alegría.

Abarza llegó a Santiago 2023 con cinco medallas y en el Centro Acuático del Nacional ganó cinco más, todas platas. Diez podios que lo convierten en el chileno con más preseas parapanamericanas.

“Aunque hubiese logrado solo una, ya era una ganancia tremenda estar en estos Juegos, porque pensábamos que no llegábamos”, dice. Un par de meses antes se operó de la vista para no tener complicaciones con los lentes de nado, lo que le bajó el ritmo de entrenamientos. Una decisión consensuada con su equipo técnico, liderado por Cristián Espíndola, ya que después de Santiago 2023 vendrá un trabajo intenso para llegar en el mejor punto deportivo a París 2024.

Eso sí, aclara: “Una medalla no me define como deportista. Por ejemplo, Valentina Muñoz no pudo lograr una medalla y para mí es mucho mejor que yo, porque la veo cómo entrena, cómo se esfuerza. Para mí, eso define a un deportista, cómo es dentro y fuera del agua. Son los valores que te entrega el deporte”.

“La del viernes en los 100 metros pecho. Pensaba que no iba a nadar, porque se rompió el traje, pero nos esforzamos mucho y salió un tiempo increíble, que no lo habíamos tenido en todo el año”.

“Se viene increíble. En la generación que viene hay tres hombres y tres mujeres, todos fabulosos. Antes éramos uno o dos, pero ahora el grupo es de quince. Tenemos nombres como Francisca Neiman, Valentina Muñoz que está arriba, atrás vienen Williams Mattamala y Patricio Larenas. El movimiento está creciendo muchísimo”.

“Se está analizando pasar de S2 a S1, para nadadores con problemas severos de coordinación en tronco, brazos y piernas. Lo vamos a pensar bien, porque también hay que ver tiempo para descansar y disfrutar. Llevo casi 30 años nadando. Lo he pasado bien, pero a veces también es tiempo de querer disfrutar la familia. Ya lo hicimos todo, es como ir ganando 10-0 y que te hagan un gol al final no cambia nada. Quiero seguir aportando a la natación, seguir a mis compañeros, ir de París a Los Angeles, pero quizá no como nadador”.

“Creo que París serán mis últimos JJ.OO., pero quedan mundiales, los próximos Parapanamericanos de Barranquilla... Pero no lo sabemos, tengo una discapacidad que avanza día a día. Si termina París y me siento capaz, de seis meses más, podría hacerlo”.

“Sí, porque en América no hay mucha gente con la que competir. Cambia todo, hay que ir afuera a entrenar. Hay que ver también si nos ayuda, porque las pruebas van desapareciendo. París es el límite para ver qué pasa”.

“El deporte siempre va a ayudar a que vaya más lento. Esto es como un auto que va a 100 kilómetros por hora a Puerto Montt: si haces deporte, llegaremos a 50 por hora, pero el alto rendimiento lo acelera a 80, porque desgastas tu cuerpo. Yo debería hacer deporte recreativo, esto es un arma de doble filo. Pero lo hacemos igual, sonreímos. Esto no tiene una para, pero lo veo como algo a favor, para disfrutar cada momento”.