Santiago de Chile.   Mar 27-05-2025
5:23

Gustavo Leal, entrenador de Everton: “Mi diferencial es el trato con las personas”

El técnico brasileño de 38 años presenta su línea. “Mi ADN es tener la pelota siempre”, observa. Visitó a Pellegrini en Betis y afirma que “el fútbol es muy simple, pero llegar a esa simpleza es muy complejo”. Habla de las cuatro ventajas que entrega el juego, alaba a Álvaro Madrid (“tiene un dron”) y explica la razón de ofrecer en público la “quinta estrella” del historial evertoniano.
Foto: Photosport.
Claudio Herrera de la Fuente22 de febrero, 2025
Creció en Petropolis, municipio montañoso de Río de Janeiro. Allí empiezan las vivencias de Gustavo Leal, el técnico brasileño que tomó los destinos de Everton 2025. Por ejemplo, su vínculo con el mejor futbolista de América. “Luiz Henrique era de una familia muy humilde, yo tenía una escuela de fútbol y jugamos con una Sub 11, y aparece él con 9 años, era el mejor por lejos, pero andaba con unos zapatos malísimos, y tuve la fortuna de regalarle sus primeras zapatillas, eran unas Nike amarillas (…) A los 15 años nos reencontramos en las fuerzas básicas de Fluminense, estuvimos cuatro años y medio, le tengo mucho cariño y me siento responsable en parte de su desarrollo”, dice el coach carioca.

Leal no jugó profesionalmente. “Me di cuenta temprano de que iba a tener que trabajar mucho para ser un jugador de un nivel muy bajo, por eso me puse a estudiar para ser técnico. A los 17 años ya me estaba preparando en la universidad. Mi sueño de niño era ser futbolista, pero tenía la facilidad de organizar cosas, yo armaba el equipo en la calle, buscaba al rival, lideraba con naturalidad”, detalla.

—¿Qué estratega lo marca en esos inicios?

“Para mí, antes de los entrenadores estaban los jugadores y los equipos, mi pasión por el fútbol se despierta con el Mundial 94, yo me enamoré de los jugadores de la selección brasileña, partiendo por Romario. Tuve la fortuna que mi infancia fue mirando a Romario, Ronaldo, Ronaldinho Gaúcho, Rivaldo, todos de calidad, ahí nace el gusto por la pelota y ya después más grande miraba los videos de Scratch de Tele Santana en el 82, siempre sentí atracción por los equipos que querían tener el balón. Miré a Parreira, porque su historia es como la mía, él no fue jugador y viene de la universidad. Después, Zagallo era un maestro. En Brasil no tenemos una identidad única, porque Parreira ganó de una manera, Scolari de otra, Tite tenía otra propuesta y esa diversidad está buena, porque ves muchas escuelas distintas”.


Leal, que como ayudante de André Jardine ganó el oro con Brasil en Tokio 2020, cuenta de su amistad férrea con Fernando Diniz y también de su visita a Manuel Pellegrini en Betis. “En 2021 fui allá, me gusta entender y estudiar muchas cosas, estaba muy enfocado en conocer la carrera de entrenadores sudamericanos que tuvieron éxito en Europa, como Sampaoli y Pellegrini, leí mucho sobre él, lo seguí dos semanas y fue una gran experiencia”, enseña.

—¿Cuál es su modelo de juego o aquello siempre depende de los jugadores?

“Dos cosas distintas, una cosa es mi ADN, que no se cambia, y otra es mi identidad de juego. Mi ADN es por esa vivencia de niño, la esencia es tener el balón, antes de jugar al fútbol formal uno se enamora del balón, le pegas contra la pared, dominas, después el jugador empieza a tener más responsabilidades, contratos, dinero y empieza a perder esa pasión por el balón; en un equipo lo primero que yo intento recuperar es la pasión por la pelota, me gustan los equipos que se asocian y juegan en campo rival, pero la plataforma táctica que ocupe va a depender de los jugadores que tenga; siempre buscaré la posesión y disfrutar el juego”.

¿El tener la pelota cómo se vincula con detectar y ocupar espacios libres?

“Es que cuando hablo de manejar bien el balón no hablo del manejo individual, me refiero al manejo colectivo del balón, eso se logra ocupando bien la cancha y explotando bien los espacios. Para mí el juego es tiempo y espacio, porque la cancha es muy grande, imposible ocupar todos los espacios, entonces lo primero es descubrir dónde están esos espacios libres, de lo contrario te quedas moviendo el balón de un central a otro. Lo primero, descubrirlo; segundo, ubicarse en ese espacio que detectas; tercero, hacer que el balón llegue a ese lugar, porque si te tardas el espacio no esta más. Manejar bien el balón está asociado a manejar la relación espacio y tiempo”.

—Usted en una charla con Ricardo La Volpe le habló de la ventaja espacial y él terminó ironizando con aquello, jamás lo entendió…

“Eso no es una cosa mía, son los tipos de ventaja, algunos manejan cuatro, otros hablan de cinco. Está la ventaja cualitativa, por ejemplo quiere decir que si soy más rápido que mi marcador tengo esa ventaja. Después está la ventaja espacial, que le comenté antes, ubicarse bien, por ejemplo ganar la espalda de un oponente es la ventaja espacial porque estoy más cerca de la portería rival que el rival de tapar su arco. Está la ventaja cuantitativa, la más sencilla, apunta a una superioridad numérica en algún sector de la cancha; yo también considero la ventaja de la velocidad, si yo empiezo a correr antes que tú tengo esa ventaja, reaccionar medio segundo antes que el oponente. Un ejemplo sencillo: un central por derecha quiere dar un pase a mi lateral derecho y está un un extremo rival que marca a los dos. Si conduzco el balón y atraigo a mi rival, mi compañero queda libre, ahí está la ventaja espacial, pero en esa misma acción si doy un pase lento y al pie, la marca puede interceptar y ahí se pierde la ventaja, entonces debo dar el pase más adelante para que mi compañero gane en velocidad, ahí asoma la ventaja de velocidad. Todo eso es posible porque tenemos ventaja numérica, dos contra uno. Y por último la ventaja de calidad de saber si paso la pelota a mi compañero qué hago yo, ¿hago un soporte por detrás?, ¿hago una infiltración? Ahí está el contexto, si mi compañero es bueno en el uno contra uno opto por la cobertura (…) Se trata de ir manejando todas esas ventajas, porque la suma de ellas te permite tener el control del juego”.

—De acuerdo a eso el juego es infinito, cada acción ofrece cosas nuevas.

“Es increíble cómo pueden ver mil goles en secuencia y no habrá uno igual al otro, habrá varios de corner pateados de derecha con el pie abierto, pero ninguno será igual a otro. El juego es aleatorio, son 22 jugadores y compiten en un piso que nunca es igual, el pasto cambia de una cancha a otra, incluso en un mismo campo el pasto es uno los primeros 15 minutos y otro en los últimos 15, ya está revuelto y el balón bota distinto. El fútbol es el único deporte en que tu miembro de precisión es el mismo de locomoción, en el básquetbol corres con las piernas y lanzas con las manos, en el fútbol puedes estar fatigado de piernas e igual debes tener precisión de pie. En el básquet siempre lanzas con tu mano fuerte, en el fútbol usas tu pierna débil, las variaciones de asociación entre 22 jugadores son infinitas. Es un deporte que se va reciclando, cosas que en el pasado tenían éxito ya no lo tienen, y después vuelven a asomar, así se va dando”.


—Tiene una complejidad enorme.

“El fútbol es simple, pero esa simpleza es muy compleja, para que fluya el jugador con simpleza es difícil, es una asunto infinito, por eso entrenadores como Pellegrini y Simeone llevan tanto tiempo en Europa, siempre hay cosas nuevas, es fútbol es vivo e infinito”.

—¿Esa complejidad la resuelven jugadores como Álvaro Madrid?

“Madrid parece que tiene un dron arriba de su cabeza, siempre que recibe el balón me da la impresión que tiene cinco planes en su cabeza y nunca se complica. En Everton estamos en proceso de instaurar nuestra idea y Álvaro es importante, el proceso demanda tiempo, se va construyendo, pero llega un momento en que las cosas salen natural”.

—Uno entiende que todos los técnicos tienen un nivel de trabajo elevado, ¿entonces cómo se hace la diferencia?

“Hoy todos tienen acceso a videos, analistas, la información circula por todos lados, cada entrenador cree en su diferencial, su punto fuerte y mi diferencial es el manejo de las personas, antes de preocuparme del contención me preocupa de cómo está Álvaro Madrid, su cabeza, su familia, si el ambiente lo tiene conforme. La gente mira al jugador como héroe, con fama y dinero, pero son seres humanos, si la persona está bien el jugador como consecuencia está bien, solo así se lleva al futbolista a su mejor versión”.

—Usted habló de lograr la quinta estrella de Everton.

“Son dos puntos, si pongo la meta de estar entre los tres primeros y falla algo, algún detalle, puedo llegar cuarto, pero si pongo el objetivo de campeonato y en la última jornada pasa cualquier circunstancia, la chance de estar entre los tres de arriba es más grande. Desde que empecé mi carrera todos los años o campeonaba o lograba un hito histórico, San Luis (México) nunca había estado líder del torneo y estuvimos por cinco jornadas, nunca había llegado a semifinales y lo hicimos, nunca había tenido un seleccionado y tuvimos dos. Lo otro que hago cuando me contactan de algún equipo es ver a ese equipo contra el campeón y subcampeón, desde la primera llamada que me hacen de Everton hasta la reunión pasaron cuatro horas, que aproveché para ver a Everton con la U en la última jornada del año pasado y con Colo Colo en Sausalito, para ver qué tan lejos estábamos de esos equipos, y la diferencia no era tanta. Pero este es otro equipo en relación a 2024, incluso creo que es más fuerte, pero hay que armarlo. Pido paciencia, pero los objetivos siguen siendo los mismos”.
Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

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