Jhojan Valencia nació hace 28 años en San Antonio de los Caballeros, “un pueblo que queda a 30 kilómetros, más o menos, de Cali. Es lo más hermoso del Valle del Cauca. A pesar de que tiene una población muy pequeña, es muy unida”, cuenta el mediocampista de Universidad Católica.

“De ahí viene mi apodo”, agrega.

“En mi pueblo había muchas chicharras, esos insectos, esos animalitos, no sé si sabes cuáles son… El asunto es que hacen un ruido todo fastidioso. Entonces, mis compañeros de las divisiones menores del Deportivo Cali vieron que yo venía de allá y me empezaron a decir ‘chicharro’, ‘chicharro’. Desde pequeño quedé así. Y está bien, perfecto. Me parece que es buen apodo”.

Valencia llegó en diciembre al equipo franjeado. No completa un mes, pero está feliz: “Me han acogido de la mejor manera, me he sentido muy a gusto en este gran equipo, son muy buenas personas, hay muy buenos profesionales. Las infraestructura es muy bonita, la ciudad me ha gustado mucho, es muy tranquila. Y bueno, ahí vamos adaptándonos”, relata en medio del doble turno de la pretemporada.

“Mucho mejor de lo que yo esperaba. El tipo de instalaciones, el trato de los compañeros, el trato del profesor Nunes. La verdad, todo me ha sorprendido mucho. Es un grupo muy, muy unido, y eso me alegró mucho. Y también me sorprendió. Es muy organizado”.

“Terminando el torneo en Estados Unidos, mi representante me dice que preguntaron, que hicieron un sondeo de un equipo de Chile, pero no me dijo cuál. También interés de un equipo de Brasil y otro de Rusia; eran solo opciones, porque aún no sabíamos qué pasaba con mi continuidad en el Austin. Cuando me notificaron en el Austin que no habíamos llegado a acuerdo para continuar, mi empresario me dice que lo llamó el gerente deportivo de Universidad Católica. Ahí el tema empieza a ser un poco más serio. A mí me pareció una muy buena opción. Estábamos viendo otras, pero me llamó mucho la atención la de la UC. Hablé mucho con mi padre, que jugó acá, en Santiago Wanderers, y me dijo que era muy buena opción para mí, para mi fútbol, para otra vez empezar a consolidar y competir”.

“Sí, sí señor. Tuve la oportunidad de quedar dos veces campeón. Primero en 2015, cuando apenas estaba debutando y no tuve muchos minutos, pero lo que jugué lo hice bien. Luego en 2021, y ahí ya fui uno de los referentes en el equipo. Puse mi granito de arena para quedar campeón y, bueno, siento que fue un buen semestre para mí”.

“Si algo ha caracterizado mi carrera, desde muy pequeño, es que que además de entregarle bien el balón a mis compañeros, me gusta correr, me gusta recuperar muchos balones y mojar la camiseta, que es el sacrificio y la pasión que uno le pone al fútbol”.

“En el 2015 estaba muy joven, piense que había debutado antes, con 17 años. Fuimos campeones y al semestre siguiente no tuve mucha continuidad ni muchas oportunidades. Ahí es donde me mandan al Cúcuta para seguir con mi carrera, seguir sumando minutos. Vuelvo al Cali y nuevamente no logro tener los minutos que quería. Entonces me voy a Unión Magdalena, donde juego dos años. Ahí sí me consolidé, ascendimos, peleamos los octagonales y después regreso al Deportivo Cali ya un poco más maduro para pelear un puesto”.

“Sí, claro. El fútbol es muy lindo, pero también es de mucho sacrificio. Muchas veces para madurar en el fútbol tienes que sufrir un poco. Y además de sufrir un poco tienes que entender que debes pasar por un proceso y no todos los procesos de los futbolistas son iguales. Unos van a madurar temprano para consolidarse en un equipo, otros no. En el caso mío me tocó irme dos veces de préstamo, a diferentes equipos, para poder sumar minutos y ganar la confianza y la maduración necesaria para llegar al Cali”.

“Sí, obviamente. Uno está muy joven en ese momento y no lo entiende. Pasar de la comodidad del Cali, donde tienes todo, tu proteína, tu uniforme, absolutamente todas las comodidades, a pasar a uno de los equipos de la B es difícil, pero a la medida que vas creciendo todo cambia. Le agradezco a Dios, le agradezco a la vida, porque me dio la oportunidad de salir a préstamo. Sin esos préstamos no sería el jugador de hoy”.

“Uno de joven piensa, ‘bueno, me voy a otro equipo, no me quieren aquí, no estoy haciendo las cosas bien, me toca empezar desde cero, estoy retrocediendo’. Esos eran los pensamientos que tenía”.

“Después del gran torneo que gracias a Dios hago en el Cali, en 2022 me compra el Austin… La MLS es una liga que está subiendo su nivel día a día, es competitiva en bastantes partidos. El problema es que no jugué lo que tenía que jugar, no estuve muy bien con el técnico que teníamos. Igual fueron tres años muy bonitos para mi vida, para mi carrera profesional. Aprendí mucho, pero también pienso que me faltó mucho, entré en una zona de confort que no me hizo bien”.

“Sí, claro. Llegas y es como ‘ya tengo todo’. Y no hablo solo de lo material, sino que no me faltaba nada en el equipo: me daban todo, viajamos en VIP siempre, las mejores cosas… Un montón de cosas que te hacen un poco desviarte del objetivo principal que es jugar fútbol”.

“Exactamente, pienso que apasionante es la palabra. No se vive como se vive acá en Sudamérica, para ser más claro. La motivación la daba uno, pero sí faltaba la pasión de querer competir, de querer ganar un Clásico, querer competir, no sé, de ganar todos los partidos, querer ganar la Copa, la Liga, cosas así”.

“Un plantel que viene consolidado en la idea que quiere ‘el profe’, un plantel que tiene una gran idea de juego y que se viene entrenando de una muy buena forma para alcanzar el nivel que se necesita”.

“No, no. Lo conozco, sé quién es, pero nunca hemos tenido la posibilidad de hablar o compartir. Sí sé que es un volante ‘5’ también, muy técnico, con una muy buena pegada”.