Santiago de Chile.   Sáb 18-05-2024
14:13

El exitoso DT Víctor Rivero: “Al entrenador chileno le cuesta hablar de fútbol”

El técnico porteño ascendió a Limache desde Segunda Profesional y ahora lo tiene encumbrado en la Primera B. Antes subió a San Luis y La Calera. “Los entrenadores no pueden dirigir con miedo”, dice antes de abrir su manual: “Busco convencer al jugador en base una forma de trabajo más que por una idea de juego”. Admirador de Simeone y de los equipos flexibles. “¿Un mérito? Sacarle rendimiento a jugadores en los que otros no confiaron”.
Foto: Photosport.
Porteño de nacimiento y pasado de arquero. Entrenador por sobre todo. Víctor Rivero gasta fama de ascender equipos. Hoy dirige a Deportes Limache, cuyo dueño es su cuñado. “Lo más difícil es en la casa, todas las conversaciones en el almuerzo son del club y de fútbol, pero se hace llevadero, yo confío en su gestión y él en mi trabajo, por eso vine a una división (Segunda Profesional) que quizás otro técnico no habría venido. Ha resultado bien lo de la familia, mi suegro estaba en San Luis cuando ascendimos, habrá que ver cuando los resultados no acompañen, ahí vendrá el equilibrio de las mujeres de la familia”, dice el técnico, que protagoniza un plausible inicio del equipo "tomatero" en el Ascenso.

Rivero, que se inició como ayudante de Emiliano Astorga, sabe que llevar equipo a divisiones superiores es su especialidad. “Sí y también sacar rendimiento a jugadores en que otros no confiaron o que vienen de años malos. En Limache tenemos cinco que el año pasado pelearon algún descenso o varios chicos de Segunda que otros clubes no se abrían fijado”, observa.

“Al entrenador chileno le cuesta hablar de fútbol, además la prensa no pregunta del juego ni de táctica, ni de alto rendimiento, entre la gente que estamos en el fútbol hay pocas instancias de compartir conocimiento, somos reacios a compartir metodologías, eso no nos permite crecer”, reflexiona Rivero.


La carrera del técnico partió de forma fulminante, pero después sufrió baches. No logró dejar su marca en Rangers, Wanderers y Cobreloa, entre otros. “Me encontré a los 35 años debutando con un ascenso, con números históricos en la B, pero hoy después de 250 partidos y 10 años de carrera por primera vez tengo un cuerpo técnico armado completamente, con PF, ayudante, analista, scouting, nutricionista, psicólogo, área médica. Eso da seguridad y lucidez, te permite enfocarte en decisiones más puntuales, como el plan de partido o el manejo de las habilidades blandas de los jugadores”.

Rivero admite que un entrenador puede saber mucho, pero necesita saber abordar al futbolista. Ahí está la tecla que abre puertas. “Hoy todos los datos físicos son cuantificables, ya no se decide al ojímetro, uno sabe cuándo exigir o cuándo ser más comprensivo o dar confianza, pasa mucho por cómo llegas al jugador. Cuando un entrenador le llega al futbolista, ya tiene casi todo. Nosotros metemos la exigencia desde lo físico, queremos la intensidad, tratamos de convencer al jugador desde esa idea”, apunta.

-¿Cuándo el látigo y cuándo el caramelo al jugador?

“Hay que saber compensar. No existe una forma única, hay veces que el jugador necesita látigo y la exigencia, pero hay jugadores que necesitan confianza, libertad. No olvide que en el fútbol se convive con el error, se falla más de lo que se acierta, el jugador viene con problemas de la casa, está apenas 2 o 3 horas con nosotros y a veces hay que sostenerlo. Valoro a los jugadores que te ayudan a llevar el grupo, el liderazgo no solo corre por cuenta el DT, también asoma en el plantel”.

-Habla de intensidad, ¿cómo se mide en el fútbol?

“Por gps uno puede medir cuantas acciones se realizan a alta intensidad. En la B puede haber un centrodelantero con más goles que el nuestro o extremos mejor en el uno contra uno que los de Limache, pero nuestro 9 y extremos son los que más recuperan balones y nos ayudan en la fase defensiva, eso te marca la diferencia en este campeonato”.

Limache visita ahora a Antofagasta. Felipe Fritz, que descendió con Curicó, ganó un nuevo aire en el equipo de Rivero. Foto: Photosport.

-Se habla de ideas de juego inquebrantables, pero un equipo debe ser capaz de hacer posesiones largas, reagruparse atrás, hacer transiciones. Es todo muy flexible…

“Ahí está la clave, ser flexible tácticamente, más que la una idea tratamos de ser equilibrados, defendernos bien y en lo posible en superioridad numérica, pero eso no significa que nos metamos atrás, y al mismo tiempo llegar con volumen de ataque. Limache es el equipo que tiene más goles en el torneo y está entre los tres que menos recibe. Quizás hay equipos en la B como Barnechea y Magallanes, incluso La Serena, que tiene más posesión y juego asociado, pero no tienen el equilibrio que tenemos nosotros, o incluso hay equipo que defienden mejor pero no hacen tantos goles. Desde lo táctico nos adaptamos, hay momentos para asumir riesgos, y otros para defender, el que mejor se adapta a la división y al momento que requiere el partido, saca mejores resultados”.

-¿Hay un sistema táctico mejor que otro?

“No hay sistema sin jugadores, los técnicos vivimos de los resultados, pero tampoco podemos dirigir con miedo. El único proceso que se ha respetado en Chile es Cobresal y los resultados están a la vista, hay que confiar más en los procesos más largos, sin que eso signifique caer en una zona de confort. Busco convencer al jugador en base una forma de trabajo, más que por una idea de juego, y después ser flexible”.

-¿Dónde se proyecta?

“Llegar a ascender con este club y en algún momento poder acceder a un torneo internacional, nos proyectamos aquí por tres años y a un máximo de cinco, para luego seguir creciendo como entrenador. En Limache tenemos todas las herramientas, por primera vez tengo el 100% de los jugadores con los estándares exigibles desde los pliegues de grasa y porcentaje de musculatura, todo el plantel desayuna y almuerza en el club, y los solteros también tienen cena, no hay margen para que el jugador no esté en las condiciones requeridas, les hacemos entender la importancia del cuidado para competir”.

Rivero dice que trata de mirar realidades que le aportan. “Me gusta la intensidad de la Copa Libertadores, me llamaba la atención lo que hacía Huachipato con (Gustavo) Álvarez y lo replica ahora en la U; me gusta como defiende el Atlético de Madrid, las distancias entre sus líneas, sigo lo que hace Simeone en la fase defensiva”.

“Tratamos de entrenar realidades de juego y busco que el jugador logre las lecturas adecuadas, porque si solo automatizas movimientos o ensayas situaciones aprendidas, lo limites, uno da herramientas, pero el jugador debe decidir. Lo importante es que el futbolista capte rápido lo que busca el técnico y eso lo traslade a la cancha”.

-¿Cómo aborda la jugador joven?

“Me ayuda mucho que tengo una hija de 20 años y yo también aún soy joven (44), estoy actualizado de cómo se comportan los chicos, además como fui jugador de ascenso, de Tercera, de Primera B, entiendo que son futbolistas que buscan una oportunidad, una posibilidad de vida, trato de convencer desde ahí”.

Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

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