Cuesta encontrar razones que expliquen por qué Brasil, la única selección que ha ganado cinco Mundiales, perdió protagonismo: desde el título en Japón y Corea de 2002, ni siquiera se ha metido en una final.

Y por segunda Copa del Mundo consecutiva dice adiós en cuartos de final. “Por ocasiones de gol mereció ganar y la figura fue el arquero croata. Pero no le alcanzó, porque en el momento clave cometió un error de concentración, imperdonable en jugadores de tanto oficio. Cada selección, cada entrenador, tiene su responsabilidad. Y la de Tite estuvo en los laterales: el derecho no pasaba y Danilo jugó a pie cambiado y sus centros se iban atrás del arco. Le está faltando esa cuota de querer ganar, de tener hambre de gloria, de ser asesinos en el buen sentido de la palabra. Además, el fútbol se emparejó y Brasil no marca la diferencia de antes”, sentencia Rodrigo Gómez, exseleccionado de Chile y analista en Radio La Clave.

Venancio Ramos, mundialista uruguayo en México 1986, coincide en varios puntos. “Brasil siempre se caracterizó por tener laterales ofensivos que marcaban diferencia y ante Croacia eso no lo vimos. Uno recuerda a Cafú y a Roberto Carlos, pero esta selección contadas veces estableció superioridad por las bandas. Danilo, de hecho, jugaba casi al medio, no abría la cancha; tampoco veo un tipo como Ronaldo, por ejemplo, que apareciera para desnivelar. Neymar lo hizo, pero muy poco”, dice y agrega. “El tema físico, atlético, acortó las diferencias. Antes, con la técnica Brasil marcaba diferencias. La técnica la siguen teniendo, pero los rivales corren más y quitan todos los espacios. Cada vez se hace más difícil entrar en defensas pobladas”.

El periodista Ciro Campos, de ESPN Brasil, entrega más causas. “En cada uno de los últimos Mundiales en que no hemos podido ganar, y ni siquiera llegar al último partido, hay historias particulares, pero en general veo cuatro grandes problemas. Falta de amistosos ante rivales más duros, no tener un plan B cuando los rivales plantean un partido defensivo, cada vez hay menos identificación entre los jugadores y la gente, y emocionalmente veo debilidad. Ante Croacia se vieron nerviosos, no fueron capaces de mantener el resultado y el empate se generó en un grave error defensivo. Para qué hablar de los penales”, sostiene.