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Mundial y viejos

Si se habla con tanta libertad de esa vejez, es por algo obvio: no se trata de adultos mayores ni de gente en la última milla o en el penúltimo kilómetro, sino de adultos jóvenes con la vida por delante. De Bruyne, a propósito de su selección, afirmó que “tenemos un buen equipo, pero está envejeciendo”, y que su do de pecho habría sido en el Mundial de Moscú, pero imposible en el de ahora: “Somos demasiado viejos”.
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Antonio Martínez03 de diciembre, 2022
El más veterano de los jugadores fue el segundo portero de México: Alfredo Talavera con 40 años y un par de meses, para la historia y la foto. El arquero del Fútbol Club Juárez estuvo en Moscú 2018 y solamente ocupó la banca, lo mismo ahora, pero la diferencia es que fue el primero del ranking, lo que es un decir: fue el más viejo de Qatar 2022.

Luego cinco jugadores de 39 años, uno de 38, seis de 37, ocho de 36, diez de 35 y siete de 34. Entre ellos Thiago Silva (38), Cristiano Ronaldo (37), Luka Modric (37) y Lionel Messi (35), donde los experimentados decisivos son pocos y se trata de excepciones.

Un colega un poco más joven, el belga Kevin de Bruyne, de 31 años, puso en boga el tema de la edad, cuando antes de ser eliminado, en el periódico “The Guardian”, dijo algo que es el pan de cada día entre hinchas y periodistas, en realidad de toda la gente del fútbol, porque es uno de los motivos clásicos: la vejez del jugador, que llega, por lo general, cuando ronda los 35 años, más o menos.

Y si se habla con tanta libertad de esa vejez, es por algo obvio: no se trata de adultos mayores ni de gente en la última milla o en el penúltimo kilómetro, sino de adultos jóvenes con la vida por delante.

De Bruyne, a propósito de su selección, afirmó que “tenemos un buen equipo, pero está envejeciendo”, y que su do de pecho habría sido en el Mundial de Moscú, pero imposible en el de ahora: “Somos demasiado viejos”.

Así que por la lucidez y franqueza del mediocampista, pero también por otras razones, Bélgica salió del cuadro y regresó a casa.

Los jugadores, por cierto, saben lo que se dice de ellos cuando se trata de edad, achaques y retiro. No es de sus temas predilectos, como es lógico. Más bien les incomoda y lo resisten, con razón, porque el fútbol es que lo que mejor saben hacer y el oficio les cambió la vida. Llegar y mantenerse fueron años de patadas, sudor y lágrimas, así que por supuesto que no desean irse fácilmente.

Además está la plata, pero es secundario, porque hay de sobra, entonces se trata de seguir de jugador y mantener la identidad en países de Asia, en el club que lo vio nacer o en el equipo de toda su vida.

Entre todas las ofensas que reciben, quizás la más dura es un improperio que no es tal, pero suena terrible: “¡Viejo!”.

Es un juicio a su estado físico, por gastado, reventado, traqueteado y averiado, tantas veces odioso y en ocasiones burlón. Es seguramente lo que más escucha, cuando va teniendo años, así que mejor retírate, porque estái viejo y desde luego malo.

Y también es un juicio a su experiencia, que en el anverso luminoso le lleva sabiduría, pedagogía y ascendiente; pero en el reverso oscuro brilla la maña, el capricho y la cabronería.

Es probable que el tema de la edad y el deterioro, que es complejo, sutil y hasta cruel, puede ser un punto clave no para el Mundial ni para los países que quedan en Qatar, sino para lo que más importa: la selección de Chile y el futuro que viene.

Antonio Martínez

es periodista y crítico de cine; fue editor de Cultura de “La Época”, jefe de redacción de “Hoy” y director editorial de Alfaguara. Fue corresponsal, desde España, de “Estadio”, y columnista de “Don Balón”. Autor de “Soy de Everton, y de Viña del Mar” (2016), y junto a Ascanio Cavallo, de “Cien años claves del Cine” (1995) y “Chile en el cine” (2012).

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