Santiago de Chile.   Mar 16-04-2024
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Herederos de la gloria: los hijos de las estrellas que están en Qatar

Sus padres fueron figuras y varios incluso disputaron mundiales. Ellos se ganaron su derecho a seguir la misma ruta. Kasper Schmeichel, Daley Blind, Marcus Thuram encabezan una lista de familias unidas por un balón.
Foto: France Presse
Héctor Opazo M.27 de noviembre, 2022
El pasado lunes, Timothy Weah anotó el gol de Estados Unidos en su debut ante Gales. Más allá del hecho, la noticia se extendió gracias a la fama del padre de Tim, George Weah, que no solo es el Presidente de Liberia, sino que fue un tremendo futbolista e incluso ganador del Balón de Oro al mejor jugador del mundo en 1995.

Su caso no es único en Qatar. El argentino Alexis MacAllister es hijo de Carlos, un lateral que brillara en Boca Juniors y que vistiera la Albiceleste; el uruguayo Agustín Canobbio es hijo de Osvaldo, exdelantero charrúa que pasó por Cobreloa y que jugó siete partidos con su selección. Más extremo es el caso de Marcos Alonso, seleccionado español cuyo padre y abuelo vistieron la roja.

Todos ellos pueden incluir en su currículo algo que sus padres no: que estuvieron en la cita máxima del balompié.

Pero hay casos de futbolistas que están en Qatar y cuyos padres sí pudieron jugar la Copa del Mundo. Incluso, hay uno que fue campeón mundial y cuyo hijo podría repetir la hazaña. El delantero Marcus Thuram, quien ya jugó en el estreno triunfal de Francia ante Australia, es hijo de Lilian Thuram, quien alzó la copa en 1998.

A diferencia de su padre, connotado lateral derecho o zaguero central, Marcus Thuram es un delantero de área. Foto: France Presse.

Ser hijo de una leyenda también tiene su lado negativo. Lo ha vivido, por ejemplo, Kasper Schmeichel, portero titular de la selección de Dinamarca en los dos últimos certámenes planetarios, respecto de la fama de su padre, Peter, campeón de Europa en 1992 con el combinado.

“Siempre he dejado pasar las comparaciones, pero he llegado a un punto en mi vida en el que pienso que no dejaré que vuelva a ocurrir. Mi papá también lo odia. Salimos a cenar hace un par de semanas y un tipo se acercó, le estrechó la mano y le dijo 'eres una leyenda, amigo. A tu hijo le está yendo bien, pero él nunca seré tan bueno como tú’”, contó el cuidavallas hace algunos años.

Otro caso une a Claudio Reyna, histórico volante de Estados Unidos que estuvo en tres mundiales y su hijo Gio, nacido en Inglaterra mientras su padre jugaba en el fútbol insular, pero que optó por defender la misma camiseta y hoy está en Qatar para su primer torneo planetario.

ENFRENTANDO AL MEDIO


El recelo hacia los herederos es. precisamente, una de las principales dificultades que estos deben superar. Así ocurre en Ecuador, por ejemplo, donde la citación a Djorkaeff Reasco, hijo del mundialista de 2002 Néicer Reasco, despertó más de alguna suspicacia.

Daley Blind ha sido objeto de muchas críticas por su desempeño, pero se mantiene firme como titular. Foto: France Presse.

“Djorkaeff ha hecho todos los méritos para ser convocado, hay jugadores en la convocatoria que no son titulares en sus clubes, pero igual fueron llamados. Él demostró con categoría que tenía que ser parte de la selección”, defendió Néicer.

Lamentablemente (Djorkaeff) no pudo jugar el Mundial Sub 20 por una lesión, pero ahora sí se le pudo dar. Estamos todos muy felices por estoNéicer Reascomundialista de Ecuador

Igual de duras han sido las críticas con Daley Blind, carrilero zurdo de Países Bajos, cuyo padre, además de mundialista en 1990 y 1994, fue seleccionador nacional y actualmente forma parte del staff de Louis van Gaal, por lo que se han cuestionado sus convocatorias.

“Sé que la gente a veces lo ve así. Y, por supuesto, eso no es divertido. No siempre estoy de acuerdo con las críticas. No soy un robot, aunque como futbolista tienes que ser mentalmente fuerte. Siempre he tenido la ayuda de mi padre. Es mi mejor entrenador personal. He aprendido muchas lecciones de él”, confiesa el lateral.


En Costa Rica, Celso Borges ya está jugando su tercer Mundial, mientras que su padre, el brasileño nacionalizado Alexandre Guimaraes disputó uno (Italia 1990) y dirigió en dos.

“Desde 1990, el Mundial es muy especial para la familia Borges Mora y divide el calendario, porque hacemos historia cada cuatro años. Tuve la felicidad de jugar el mundial de Italia 90 y dirigir a Costa Rica en 2002 y 2006. Luego nuestro hijo jugó en Brasil 2014, Rusia 2018 y ahora en Qatar. Por lo tanto, ya entenderán lo que significa un mundial de fútbol para todos nosotros como familia”, dijo Guimaraes.

“Desde muy temprano me adelantó ciertos aspectos que me iba a encontrar más adelante. Partía con ventaja al tener a alguien que veía lo que yo pasaba como un dejà vú. Entonces me ahorraba de otras cosas que me podían distraer. Recuerdo una vez una conversación con él en el auto. Venía de jugar bien un partido, pero llevaba mucho tiempo sin meter un gol. Yo estaba contento, pero él me dijo ‘Acuérdese de que volante que tiene gol vale doble’”, sumó Borges a propósito de la influencia de su padre.
Héctor Opazo M.

es coordinador de Deportes El Mercurio. Periodista de la Universidad de Chile, participó en la cobertura de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los JJ.OO. de Río 2016, entre otros eventos.

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