El programa de Pablo Milad a la reelección tiene como proyecto “estrella” la construcción de un miniestadio en el predio que la ANFP tiene en Quilín. La idea contempla una capacidad para 2 mil espectadores.

“Será financiado con dineros que el presidente consiguió en la FIFA, US$1,5 millones para la primera etapa para la cancha, camarines y gimnasio. El proyecto ha sido analizado en al menos dos directorios”, cuentan en Quilín. Para la segunda etapa, los aporten provendrían de la Conmebol.

La idea de Milad es levantar el recinto para que jueguen selecciones femeninas, selecciones juveniles y también clubes de Primera B de baja convocatoria. Incluso, no descartan que pueda albergar duelos mayores a puerta cerrada ante los recurrentes problemas para conseguir permisos de las autoridades para recibir partidos. Su construcción tardaría dos años.

La iniciativa desató la inmediata alerta en la oposición a Milad: “No se puede construir un estadio, no lo permite el plan regulador”, estiman, detallando que en la base de datos del Ministerio de Vivienda (Minvu) el paño calificado como “Área Verde” prohíbe otro uso. Y si bien la norma aplicable tiene excepciones, por cuanto también permite “Equipamiento Deportivo y Recreacional”, en la competencia en la contienda electoral señalan tajantes que el equipamiento deportivo no es sinónimo de estadio.

En la Municipalidad de Peñalolén, en tanto, según la documentación revisada en primera instancia, indican que el “Estadio Asociación Nacional de Fútbol Profesional” está regido por el artículo 5.2.4.1 sobre “Equipamiento Deportivo”, listado en el que también aparecen recintos de distintas comunas metropolitanas, como el estadio Monumental de Macul o San Carlos de Apoquindo en Las Condes, entre otros.

El texto precisa un dato relevante: “La superficie máxima de ocupación del suelo con estas construcciones no podrá sobrepasar el 20% de la superficie total del predio (…) siempre que se apruebe una modificación al Plan Regulador comunal”, para especificar las condiciones técnicas que deberán cumplirse.

Las construcciones o edificios dentro del terreno se van sumando, y en el predio ya están las grandes oficinas de la ANFP, la Federación y el INAF, además de cinco canchas de fútbol. También se debe sumar, para efectos del cálculo del 20% máximo, la superficie destinada a estacionamientos, construcciones que quitan espacio al “área verde” original.

Sin embargo, en Quilín estiman por ahora que el miniestadio no necesita un cambio del uso de suelo o de Plan Regulador. Tampoco requeriría papeleo en el municipio. “No por ahora, porque es arreglar lo que hay (canchas). Para la construcción de las galerías hay que solicitar permisos”, acotan.

La interpretación de la norma, finalmente, corresponderá a la autoridad estatal pertinente.

Hay paño que cortar.