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No se puede tener todo

Pedro Gallina fue un gran refuerzo argentino que jugó, marcó y dejó en Sausalito un momento imborrable, donde incluso en la muerte se le rememora con alegría, porque el fútbol, en su luz más brillante y bienhechora, conserva el esplendor del gol como recuerdo inolvidable.
Foto: Revista Estadio
Antonio Martínez25 de junio, 2022
Hace unos días murió Pedro Gallina, centrodelantero argentino, y en Cobresal apareció una cinta negra y en Viña del Mar se recordó un gol de taco que fue único e irrepetible; tanto así que Gallina decía que era el mejor de su vida.

Los testigos aún lo describen y recitan, vestía la camiseta de Everton y las imágenes borrosas y en blanco y negro se pueden ver en distintos portales, seguramente extraídas del Show de Goles cuando se exhibía en un canal que no existe —UCV Televisión— y con unos mecanismos técnicos que quizás nunca existieron: el acercamiento electrónico.

Un gran refuerzo argentino que jugó, marcó y dejó en Sausalito un momento imborrable, donde incluso en la muerte se le rememora con alegría, porque el fútbol, en su luz más brillante y bienhechora, conserva el esplendor del gol como recuerdo inolvidable.

Ya pasaron 24 años del tiro libre de José Luis Sierra a Camerún en el Mundial de 1998, o largos 60 años de cuando Chile organizó un Mundial y fue tercero, nada menos.

Entonces, como hay casi un cuarto de siglo que se cumple, alguien recuerda donde estaba ese día y donde lo vio, y cómo era la televisión, y con quienes gritó el gol. ¿Cuántos ya están viejos? ¿Todos vivos?

En el otro aniversario, como es el siglo pasado, quedarán menos cosas entre las cenizas, quizás un álbum con figuras de jugadores cabezones, y una corta leyenda a sus pies.

Son 22 y la mención es según el orden de aparición de las estampitas.

Sergio Navarro: “Back wing izquierdo, sobrio, de sabio manejo del balón”.

Luis Eyzaguirre: “Back wing derecho, el de las reacciones instantáneas”.

Jorge Toro: “Interior derecho, de habilidoso control y elegante finta”.

Adán Godoy: “Fornido y espectacular arquero”.

Manuel Astorga: “Guardavallas de agilidad felina”.

Humberto Cruz: “Defensa incansable y luchador. Buena técnica”.

Las menciones se reducen a los que aún están vivos, y no son del álbum original de 1962, sino de una réplica idéntica y perfecta, al menos esa es la propaganda, que se compra por Mercado Libre. No se puede tener todo.

De hecho, el que escribe esta columna no estaba en Chile en 1978, por lo tanto no vio a “Chicomito” Martínez (QEPD) cuando se la entregó a Sergio “Charola” González, que corrió como siempre: como bala, y centró hacia atrás, para que Pedro Gallina pusiera el taco y el gol excepcional.

En realidad, más todavía: el que esto escribe nunca vio jugar a Pedro Gallina con la camiseta de Everton de Viña del Mar.

Los hinchas de tanto tiempo, los más sufridos y también los menos, conocen de memoria el primer mandamiento del fútbol, y de la vida en general. De hecho ya fue leído y hace unas líneas quedó escrito: no se puede tener todo.
Antonio Martínez

es periodista y crítico de cine; fue editor de Cultura de “La Época”, jefe de redacción de “Hoy” y director editorial de Alfaguara. Fue corresponsal, desde España, de “Estadio”, y columnista de “Don Balón”. Autor de “Soy de Everton, y de Viña del Mar” (2016), y junto a Ascanio Cavallo, de “Cien años claves del Cine” (1995) y “Chile en el cine” (2012).

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