En su regreso a Universidad Católica, Ariel Holan desclasificó algunos recuerdos que vivió en Chile durante 2020. “Trabajamos como locos durante la pandemia, hicimos locuras. Tres semanas antes de que nos dijeran que podíamos entrenar en San Carlos, en el cuerpo técnico pensamos ‘cómo van a patear una pelota después de tres meses… Se van a romper todos’. Entonces hicimos grupos de entrenamiento: grupo estacionamiento, grupo balcón, grupo cancha sintética... imagina pegarle a la pelota contra la pared en un departamento, en el living. Cuando volvimos al complejo hicimos calles: solo podía estar un futbolista por calle con una distancia no menor a cinco metros”.

La memoria del conductor técnico trasandino no responde a un capricho, sino que es el primer desafío que debe enfrentar: subir el rendimiento de un equipo en medio de la competencia y sin pretemporada, lo que para él es “fundamental, clave”. “Los jugadores que estaban saben cómo trabajamos y los que no, también lo saben, porque lo primero que hacen es preguntar cómo es el técnico. Ellos se cuentan. Hay que trabajar mucho y duro, teniendo en cuenta que estamos en la mitad del río y tenemos que sacar el agua del bote. Sabemos que las cargas y los volúmenes no podrán ser iguales que a comienzos de año. Si nos va bien dosificando las cargas y con el sistema de juego, el equipo estará más sólido”, explicó el extécnico del León.

Y agregó: “El primer objetivo es reconstituir el tejido futbolístico del equipo, recuperar a los lesionados. Los momentos difíciles requieren soluciones diferentes, habrá que ser más pragmáticos. No vine a apagar un incendio, sino a trabajar a mediano y largo plazo. La primera estación es reconstituir la manera en que jugamos. El fútbol no es ofensivo o defensivo, es o jugás un sistema de juego o jugás de acuerdo a cómo se levantan los futbolistas. Uno tiene que darles contención dentro de un marco de orden, darle fundamentos para que sean sólidos y a partir de ahí ser competitivos. Es un equipo que no está sólido. La situación es delicada y compleja, pero saldremos adelante con paciencia, disciplina y orden. Estoy convencido que podemos hacerlo”.

En ese contexto, la idea de Holan es aprovechar al máximo la ventana de fichajes que permite el certamen, es decir, incorporar tres jugadores: un defensa central, un volante mixto y un delantero.

Como la UC ya tiene copada la cuota de extranjeros con Nicolás Peranic, Nehuén Paz, Fernando Zampedri, Yamil Asad y Lucas Melano (sin contar con el regreso de Luciano Aued), necesariamente las incorporaciones deben ser nacionales: Daniel González, César Pinares y Nicolás Castillo son los nombres que se analizan en la precordillera.

El primero pertenece a Santiago Wanderers, pero tiene una cláusula de salida al alcance: poco más de US$ 400 mil. El problema es que al tratarse de un jugador joven, chileno y rentable, la UC no competirá sola: Universidad de Chile y Colo Colo también quieren ficharlo. Pinares rescindió su contrato con el Altay turco, en tanto que el ‘9’ (Castillo) es jugador libre después de su ingrata experiencia en el Necaxa de México.

Holan ya dejó bien clara sus pretensiones. “Tratándose de Católica y de la forma que tengo como entrenador, las ambiciones son totales, pero la realidad exige que el primer paso sea reconstituir el nivel futbolístico. Si se logra, se incrementarán nuestras posibilidades competitivas. La realidad es que estamos en el puesto 13 y que podemos clasificar a octavos de final en la Copa, pero lo primero es jugar mejor para conseguir los resultados. Católica es un club que ha marcado un nivel que tenemos que recuperar, no bajar”, manifestó.

El presidente de Cruzados manifestó su disconformidad con la sanción impuesta por el tribunal disciplinario de la ANFP, que falló que la UC debe purgar tres partidos como local a puertas cerradas (sin público): dos por los desórdenes en el duelo contra Colo Colo y otro por los incidentes ante La Serena.

“Condenamos la violencia en todas sus formas y estamos trabajando intensamente para identificar a quienes la han protagonizado. En el caso del partido con Colo Colo tenemos a 12 personas identificadas, y dicen que están próximos a entregarnos la identidad de las dos personas que participaron de un caso de violencia y el otro racista en el partido de Flamengo. Tenemos preparadas las querellas criminales. Pero necesitamos el apoyo de Carabineros, del Gobierno y de Estadio Seguro, porque como club no somos capaces de evitar todo acto de violencia; si una persona provista de un elemento contundente ataca a alguien, no podemos pedir a un guardia que no puede estar armado que ponga en riesgo su integridad”, explicó.

“No compartimos el criterio que sostiene el Tribunal de Disciplina. He revisado el fallo y no comparto el razonamiento; así lo haremos presente en nuestra apelación, porque establece que cumplimos prácticamente en todo con las medidas de seguridad que se acordaron. Da a conocer inconvenientes formales, menores, como por ejemplo que ese día había 108 guardias y no 110. El propio fallo señala que lo que la ley establece es que cuando un club cumple con todas las medidas de seguridad no debiera haber sanción. Apelaremos, porque nos parece que no se está aplicando correctamente lo que establece la ley y los códigos de conducta. El fallo no se sostiene, reconoce que cumplimos con las medidas de seguridad. No hay nadie en el país que hoy pueda evitar totalmente los actos de violencia, entonces esta solución de matar al fútbol, castigando al 99 por ciento de la hinchada que viene en buena lid a disfrutar de un espectáculo, nos parece lamentable”.