“El tipo no vende humo”, dice Santiago Vergini, defensa central de Atlético Tucumán, pero que en 2014 y 2015 fue dirigido por Gustavo Poyet en el Sunderland inglés.

El mismo Poyet acepta que para frases populares no está: “La posesión en el fútbol es muy importante. Pero no posesión por posesión, eso es una tontería. No me interesa contar los pases y decir ‘hicimos 500 y merecíamos ganar’. No, eso es una mentira”, ha dicho a lo largo de su rica trayectoria técnica que incluye trabajos en el Brighton, Sunderland (Inglaterra), AEK Atenas (Grecia), Betis (España), Shangái Shenhua (China) y Girondins de Burdeos (Francia).

“Y sí, es cierto, el tipo no vende humo. Dice las cosas como son, es directo. Maneja las estadísticas, la táctica y prepara muy bien los partidos. Si uno revisa su carrera, le ha ido bien”, agrega Vergini

¿Efectivamente es así? En el Brighton logró el ascenso; asumió en un Sunderland desesperado y alcanzó la permanencia cuando más parecía una utopía. En el AEK de Atenas logró el subcampeonato, que considerando el poder del Olympiacos es toda una gracia. Luego, los resultados fueron en descenso: 15º en el Betis, 7º en el Shangái Shenhua y 14º con el Girondins de Burdeos.

Eso sí: estando en España recibió un elogio de Joaquín, uno de los grandes símbolos del equipo que hoy dirige Manuel Pellegrini. “A Poyet le gusta tener el manejo del balón, la iniciativa y ser agresivo a la hora de atacar y cuando no se tiene el balón. Es una filosofía que uno valora”, reconoció.

Diez días demoró Cruzados en dar con el reemplazante de Ariel Holan, plazo que se hizo eterno para los desesperados hinchas de la UC. En este período hubo varios nombres sobre la mesa: Juan Cruz, Diego Aguirre y Juan Pablo Vojvoda. El exUnión La Calera parecía tener la carrera ganada, pero Poyet arremetió por los palos y se quedó con el puesto. La experiencia y el manejo de equipos complejos, inclinó la balanza a favor del charrúa.

“Estamos muy contentos de haber llegado a acuerdo con un técnico de la trayectoria de Gustavo. Como club hemos hecho el esfuerzo por contar con entrenadores de un recorrido importante y que puedan entregarle un plus a un equipo que viene de ser tricampeón y ser un aporte para nuestra liga. Creemos que él tiene la capacidad para hacerlo y tener éxito en los desafíos que vienen a nivel local e internacional”, manifestó Juan Tagle, presidente de Cruzados.

Poyet llega a un equipo que por años ha mantenido un esquema madre: el 4-3-3, justamente el mismo formato que el uruguayo quiere en sus equipos. “Cuando yo era jugador, era de los que hablaba la mayor parte del tiempo. Quizás de ahí viene mi capacidad de liderazgo como entrenador”, ha dicho a lo largo de su historial.

En todo caso, y más allá del esquema inicial, no se casa con un estilo. “En Francia no era tanto de posición porque encontrábamos la manera de hacer daño al rival en forma rápida y vertical. En el Brighton, en cambio, teníamos que mover mucho la pelota para encontrar espacios para hacer daño al rival y eso nos llevaba más tiempo”, cuenta.

En el mundo cruzado hay esperanzas en lo que pueda realizar Poyet. “Es un hombre con mucho currículum y que hizo gran parte de su carrera en Inglaterra; será una buena adquisición para la UC, porque los entrenadores uruguayos son muy tácticos. Con él, la Católica se fortalecerá en ese tema, más todavía de lo que ya estaba haciendo con Holan”, analiza Jorge Aravena.

Ricardo Lunari también estaba feliz: “Muy buena elección de Gustavo Poyet en la UC. Ojalá que su trayectoria y jerarquía nos lleve a lograr el tetra y los éxitos a nivel internacional que todos esperamos. Mucha suerte Uruguayo”.

Independiente de los sistemas, hay algo en lo que no transa: “Quiero agresividad y sufrimiento para tener el control del partido Quiero entrenar al máximo nivel, pero para ganar. Sí, soy egoísta. Quiero ganar”, ha dicho una y otra vez.

Garra, verticalidad y mucho balón. Así es Gustavo Poyet.