Alternativas para reducir el consumo de agua en paltos
Por estos días los investigadores del INIA están trabajando en una serie de alternativas que apuntan principalmente a disminuir los requerimientos de agua de riego en esta especie. Entre ellas destacan el establecimiento de un programa de riego de baja frecuencia y el cambio de las condiciones microambientales del huerto.
Luis Muñoz G.
Una de las estrategia fue cubrir las hileras con
mulch. Crédito: Inia La Cruz.
Pese a los buenos resultados exhibidos en el último tiempo y a las buenas perspectivas que proyectan los expertos para esta temporada, la industria de la palta a menudo debe convivir con problemas climáticos que terminan afectando fuertemente su desarrollo. Uno de los más comunes es, sin duda, la escasez hídrica, fenómeno que reduce los volúmenes de producción, afecta el calibre de la fruta obtenida y, a la vez, perjudica el proceso de comercialización, ya sea dentro o fuera de Chile.
Afortunadamente, el constante estudio de los investigadores y el trabajo de campo llevado adelante por diversos asesores técnicos, sumado al permanente desarrollo de nuevas tecnologías, han permitido que hoy existan algunas alternativas para enfrentar con éxito este problema.
Una de las instituciones que más ha trabajado en esa línea en el último tiempo es el INIA. De hecho, por estos días se encuentra en medio de un proyecto que tiene como finalidad establecer algunas estrategias que ayuden a disminuir los requerimientos de agua de riego de los paltos.
La iniciativa, que es financiada por FIA y cuenta con la colaboración de la Exportadora Cabilfrut y la Asociación de Agricultores de Quillota, está centrada en buscar respuestas específicas para la Provincia de Petorca, en la Región de Valparaíso, aunque sus fundamentos servirán para cualquier lugar donde se encuentre establecida esta especie frutal.
Las pérdidas de agua
Las pérdidas de agua en paltos, y en los frutales en general, se deben a varias razones, aunque en Chile los investigadores han enfocado su interés principalmente en dos: la percolación en profundidad (el agua de riego traspasa las raíces y se pierde en el fondo) y el escurrimiento superficial (cuando se riega por surcos, el agua se va a otras zonas).
“Ambas causas han sido enfrentadas y medianamente solucionadas a través del uso de riego tecnificado, el que puede alcanzar una eficiencia del agua superior al 90%”, indica Raúl Ferreyra, especialista de riego y drenaje del INIA.
Por lo mismo, en esta oportunidad los investigadores decidieron in un paso más allá y apostar por reducir las pérdidas producto de la evapotranspiración, las que en el caso de los paltos pueden llegar a 25%-30%.
En ese sentido, los investigadores del INIA apuntaron, en primer término, a establecer alternativas para la aplicación del riego. Esto, en la práctica, está relacionado con decisión de utilizar o no la capacidad de estanque del suelo. Y es que teóricamente entre más seguido se riegue, mayores serán las pérdidas de agua por evaporación.
Así, la primera estrategia fue el establecimiento de un programa de riego de baja frecuencia, lo que en la práctica significa que el agua sea entregada a las plantas en intervalos de tiempo mayores (cada 5 días) y a mayor profundidad en el perfil de suelo. Con esto se busca almacenar el agua en profundidad, lejos de la superficie, y disminuir las pérdidas por evaporación directa del suelo.
Una segunda estrategia usada por el equipo de investigadores para conseguir el objetivo de reducir las pérdidas de agua por evapotranspiración, fue usar sobre las hileras del huerto cubiertas de suelo, más específicamente mulch. Esto con el fin de proteger la zona regada directamente por el gotero.
Una tercera técnica que se está probando por estos días es el riego localizado enterrado, es decir, bajo superficie. La idea de este método, según Raúl Ferreyra, es que el gotero descargue el agua al interior del suelo. Así, la gota no moja la superficie del terreno, moviéndose por capilaridad directamente al interior del perfil del suelo. Esto, a su vez, podría reducir la evaporación directa del agua de riego desde la superficie del terreno.
El uso de coberturas aparece como una de las fórmulas con
mayor futuro. Crédito: Inia La Cruz.
El otro objetivo
La cuarta estrategia que está desarrollando el INIA es un poco más compleja y consiste en establecer coberturas plásticas sobre las plantas de paltos. La idea, tal como se ha hecho en otras es especies, es disminuir la evapotranspiración pero también cambiar las condiciones microambientales del huerto.
“El fundamento de esto es que creemos que al cambiar las condiciones microambientales, además de disminuir el uso de agua, se puede aumentar los rendimientos y mejorar las variables productivas de los huertos”, dice Ferreyra.
Cabe destacar que el uso de los distintos tipos de coberturas plásticas permite disminuir los requerimientos hídricos de las plantas a través de la baja de la radiación solar y el viento y del aumento de la humedad relativa. Paralelo a ello, con esto se podría acercar a esta especie a su condición de plantación ideal y con ello ampliar la acotada zona de producción que tiene hoy el palto en el país.
“No hay que olvidar que el palto es una especie subtropical. De hecho, en invierno se ve sometida a condiciones mucho más frías de que las que hay en su zona originaria”, dice Raúl Ferreyra.
Pese a los buenos resultados que esta tecnología ha mostrado en otras especies, su alto costo aparece como el principal freno para su masificación. No obstante, los expertos indican que para tomar la decisión correcta, hay que realizar un cálculo completo, donde no sólo se tomen en cuenta los costos, sino también los beneficios económicos que se generarán a partir de su utilización.
En el caso del palto, por ejemplo, los cálculos realizados por el INIA indican que el costo anual extra para los productores será de alrededor de US$ 3.000 por hectárea. Cabe destacar que esa cifra, que contempla un universo de 15 años, incluye la inversión inicial (todo lo que contempla la estructura) y el recambio de los plásticos cada tres años.
“Parece un costo importante, pero si pensamos en que el uso de esta tecnología nos permitiría lograr un aumento de 1,5 a 2 toneladas, la inversión se pagará sin problemas”, advierte Ferreyra.
A lo anterior se debe sumar que con las coberturas se podría, eventualmente, reducir el consumo de agua de las plantas de forma importante, debido a que la radiación bajará en torno al 25%-30%.
Una de las mayores preocupaciones que tienen por estos días los expertos es lo que pueda ocurrir con la polinización, proceso fundamental para el desarrollo de las especies frutales. De hecho, Ferreyra comenta que este será uno de los puntos más importantes a analizar en las próximas temporadas.
Resultados parciales
Si bien el trabajo del INIA lleva poco tiempo desarrollándose, ya hay algunos resultados preliminares interesantes.
Así, por ejemplo, con el programa de riego de baja frecuencia, al término del primer año, se logró disminuir la evaporación desde un 30% a un promedio de 15%. Paralelo a ello, se aumentó el contenido de humedad en la zona de raíces. Estos índices fueron medidos entre los meses de enero y abril.
En el caso de la utilización del mulch de plástico negro sobre el camellón, en condiciones de manejo de riego de baja frecuencia, los resultados también fueron positivos. De hecho, se lograron disminuir los requerimientos hídricos en cerca de 25%, en el caso de las plantaciones al aire libre, y en alrededor de 14%, en el caso de la superficie bajo plástico (abril).
El palto y el agua
La demanda hídrica que tenga el palto dependerá, en gran medida, de su ubicación, la cual en el caso de Chile es sumamente acotada. Así, se ha llegado a determinar que en la zona costera de la Región de Valparaíso, su demanda puede llegar a 7.000 m3/ha, mientras que en zonas del interior, en esta misma región, puede alcanzar los 12.000 m3/ha.
De todas maneras, se ha llegado a establecer que si bien el palto tiene requerimientos permanentes de agua a lo largo de todo el año, sus necesidades en pleno verano son menores a las que exhiben en la misma época especies como la uva de mesa y los duraznos.
De igual forma, se pudo determinar que el efecto del plástico en la demanda atmosférica, que se midió entre octubre de 2016 y enero de 2017, ayudó en la disminución de la evapotranspiración de referencia. Incluso, desde abril a junio de 2016, se comprobó una caída de 50% en los requerimientos de agua del palto.
En el periodo de junio 2016 a marzo 2017, el palto bajo plástico registró un aumento de temperatura máxima diaria sobre el follaje de 2°C a 4ºC, con un aumento de 1ºC en la temperatura mínima diaria dentro del follaje. En el mismo lapso, la humedad relativa mostró cambios mayores, con un aumento de 10% en la máxima diaria sobre el follaje y de un 11% en la mínima diaria dentro del mismo.
Finalmente, entre el 24 de agosto y el 19 de octubre, se observó que las plantas dentro del invernadero mostraron una floración y desarrollo de la panícula más tardía.
Pese al entusiasmo y a los avances que se han logrado en este periodo, Ferreyra es enfático en decir que a la fecha aún no hay nada definitivo.
“Todos los resultados obtenidos son preliminares. De hecho, estos podrían cambiar, aunque por ahora no tenemos certeza”, indica.
Del mismo modo, señala que la utilidad de las distintas técnicas, así como su complementariedad, dependerá de la realidad de cada productor y de sus objetivos.
“Puede ser que con un método como el cambio de frecuencia del riego, se reduzca de manera importante la evaporación de agua, con lo que no será necesario ocupar el mulch. Lo importante de todo esto es que el productor tenga buenas alternativas para elegir”, indica.