Las nuevas zonas de plantación para los huertos de paltos
Recientes trabajos han permitido determinar que existen lugares específicos del país, tanto en el norte como en el sur, que cuentan con características climáticas y de suelo compatibles con el establecimiento de proyectos comerciales de palto hass.
Luis Muñoz G.
Huerto de Héctor Manterola, ubicado en Chanco,
Región del Maule. Crédito: Héctor Manterola.
“Estás loco, eso jamás va a funcionar”. Eso es lo que a menudo le decían sus cercanos a Héctor Manterola cada vez que este les contaba su idea de establecer un huerto de paltos en su campo de Chanco, localidad ubicada en la costa sur de la Región del Maule.
Lo que ellos no sabían era que este productor tenía absoluta claridad de que en ese lugar existía un microclima totalmente compatible con el desarrollo de esta especie. Por lo mismo, en 2012 no dudó un minuto en comenzar a concretar su proyecto para lo cual destinó cinco hectáreas, las cuales al poco tiempo empezaron a demostrar un desarrollo satisfactorio. Hoy, tras varias temporadas de aprendizaje, el productor cuenta con más de 20 hectáreas de palto hass (sobre el patrón edranol), y su idea a futuro es seguir expandiéndose.
“Ahora estoy asociado con Empresas Sutil, por lo que estamos tremendamente interesados en ampliar nuestra superficie. Esto, de todos modos, dependerá de la disponibilidad de agua en la zona, que es uno de los grandes inconvenientes que hemos tenido”, afirma Héctor Manterola, quien además es profesor de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.
Pero este productor no es el único que por estos días está desarrollando un proyecto de paltas fuera de la zona tradicional, la que se encuentra principalmente entre las regiones de Coquimbo y Valparaíso. De hecho, en el sector afirman que son cada vez más las evaluaciones productivas que se están llevando a cabo en otros lugares del país.
Mirando al norte
Para Gonzalo Vargas, asesor experto en paltos, los productores deben tener claridad de que existen zonas con buen potencial para este tipo de proyectos tanto en el norte como en el sur.
“Hay otros lugares con buenas condiciones en términos climáticos y de suelo para el desarrollo de un proyecto de paltos. Sólo hay que buscarlos”, afirma.
En la zona norte, por ejemplo, se han testeado algunos lugares donde hasta hace unos años parecía imposible establecer un huerto de paltos, como Vallenar, localidad ubicada al sur de la Región de Atacama; y los valles de Elqui y otros al interior de Illapel, en la Región de Coquimbo.
“En casi toda la zona norte, se puede plantar palto hass con éxito, especialmente en las laderas que miran al oriente. Y es que en esos lugares es tan duro el día, que lo ideal es que el sol pase y tenga un cerro que provea sombra a las plantas. Esto permitirá que ellas durante las tardes se desestresen de la fotooxidación”, explica Gonzalo Vargas.
Otros sitios de la Región de Coquimbo que aparecen con potencial —especialmente porque se encuentran cerca del futuro embalse Confluencia— son los ubicados en la costa de Illapel y, en general, todo el último tramo que conecta el Río Choapa con el mar.
“El único problema en todo ese tramo, que va desde Illapel, pasando por Tunga Norte y Tunga Sur, y que llega hasta el puente Lauquén, es que hay muchos terrenos que pertenecen a las comunidades. Por lo mismo, es muy difícil acceder a ellos”, indica Gonzalo Vargas.
Héctor Manterola planea aumentar la superficie de
paltos en el futuro. Crédito: Héctor Manterola.
La extensión sureña
Si bien el límite sureño del corazón paltero de Chile está ubicado en la Región Metropolitana, en los últimos años han comenzado a aflorar algunos proyectos más al sur, especialmente en las regiones de O’Higgins y del Maule.
“Nosotros hemos notado esta situación al ver la procedencia de las muestras que llegan al laboratorio de poscosecha que tenemos en el instituto”, afirma Cristian Fuentes, director de carrera de la Escuela de Recursos Naturales de Duoc.
Esta situación, según los especialistas, tiene todo el sentido del mundo si se parte de la base de que el cambio climático está provocando que determinados lugares muestren temperaturas y humedades relativas mucho más compatibles con la fenología del palto. A esto se agrega el hecho de que esas regiones, en general, no presentan grandes problemas de escasez hídrica.
“En todo caso, también hay que considerar que esta zona, en algunos momentos del año, especialmente en otoño, invierno y parte de la primavera, es más húmeda y fría, por lo que será más propensa a problemas de plagas, hongos y abortos”, explica Cristian Fuentes.
Así, en el caso de la Región de O’Higgins, los expertos destacan el potencial de algunas localidades con una fuerte influencia costera como Peumo, Pichidegua, La Estrella y Las Cabras.
En la Región del Maule también se han detectado zonas con buen potencial de desarrollo para el palto, entre las cuales figuran distintas localidades ubicadas a la costa de ciudades como Curicó y Talca. Más al sur, en tanto, también existen opciones viables para la plantación de esta especie. Todo dependerá, según dicen los expertos, de que el microclima sea compatible con la producción de paltas y que el huerto tenga agua.
Héctor Manterola, por ejemplo, comenta que su huerto, el cual se ubica a sólo 8 km de la costa, no sufre de heladas y goza, en general, de una suave fluctuación térmica entre las temperaturas máximas y mínimas.
“Esto permite que el palto siga creciendo en invierno y tenga una floración más larga, de al menos tres meses, a diferencia de lo que ocurre más al norte, donde este proceso sólo se extiende por dos. Además, logramos una palta de gran calidad, ya que no es tan aguachenta y tiene un gran sabor”, advierte.
Gonzalo Vargas, por su parte, recomienda a quienes deseen establecer un huerto de palto hass en las regiones de O´Higgins o del Maule, que lo hagan en lugares donde existan laderas, con el fin de protegerse lo máximo posible de potenciales heladas.
“Los productores deberían apuntar a que estas miren hacia el poniente, debido a que en esa zona, en general, se pueden producir eventos de heladas hasta la punta de los cerros. Entonces, la idea en este caso es descongelarse lento y que el sol de la tarde caliente a las plantas, las oree y les permita reactivarse”, explica Gonzalo Vargas.
Las coberturas
Entre las herramientas que eventualmente podrían servir para ampliar la actual zona de plantación de la palta en Chile, figuran las coberturas, las cuales por estos días están siendo evaluadas en diversas instancias.
“El uso de coberturas en paltos, especialmente de plásticos o mallas blancas, apunta a bajar la radiación ultravioleta y el uso de agua, lo que nos permitiría tolerar mejor los ciclos secos y mejorar el calibre de la fruta”, indica Gonzalo Vargas.
No obstante, el experto advierte que a la fecha uno de los problemas que ha visto esta tecnología es la dificultad para llevar a cabo la polinización. ¿La razón? La presencia de las coberturas hace que se complique el trabajo de las abejas. Por lo mismo, asegura, lo más sensato es usar coberturas retráctiles.
Lo necesario
Más allá de la zona de plantación específica que se escoja, los productores deben tener en cuenta que el palto tiene una serie de requerimientos climáticos y de suelo para poder desarrollarse bien.
En materia climática, se debe considerar la sensibilidad de esta especie a las bajas temperaturas, especialmente en determinados estados fenológicos. La variedad hass, por ejemplo, resiste temperaturas de hasta -1°C, aunque hay otras como fuerte, edranol y negra de La Cruz, que pueden resistir hasta -3°C.
De igual forma, se ha llegado establecer que en brotación el palto hass debería tener más de 20°C, mientras que en floración las temperaturas deberían oscilar entre 18°C y 24°C.
Respecto de los suelos, se debe partir de la base que el palto proviene de lugares donde existen suelos endosoles, de origen volcánico, con densidades aparentes de 0,6 a 0,8 cm3 y macroporosidades altas (sobre 45%). Por lo mismo, los productores deberían aspirar a encontrar suelos con características similares.
Otro aspecto fundamental a considerar es el agua. Según Gonzalo Vargas, un huerto de paltos debe contar sí o sí con agua. Y ojalá que esta sea de buena calidad.
“El agua tiene que tener bajo nivel de cloruro y sodio. El primero es sensible para los palto, mientras que el segundo aprieta y compacta el suelo”, asegura.