La competitividad de los manzanos en Chile
El 35% de la superficie tiene más de 15 años de edad. Esto implica la existencia de huertos en situación de obsolescencia, que fueron plantados con otra tecnología, en cuanto a tipo de planta, conducción y manejo. Es hora de hacer un trabajo drástico de reconversión.
Isabel Quiroz
De acuerdo a las estadísticas de superficie plantada de Ciren, en Chile existen cerca de 40.000 ha de manzanos, los que generan un promedio de 31 ton/ha. Ese promedio es bajo considerando que sólo cerca del 10% de esa superficie se encuentra en formación y con producción creciente, suponiendo unidades productivas más competitivas en el futuro, expresada sen variedades más productivas y sistemas con mayor tecnología asociada.
El recuento de las superficies de manzanos por edades en Chile, también arrojó que el 35% de la superficie de manzanos tiene más de 15 años de edad. Esto implica la existencia de huertos en situación de obsolescencia, que fueron plantados con otra tecnología, en cuanto a tipo de planta, conducción y manejo. Esto es peor en el caso de las variedades más tradicionales como Red Delicious y Granny Smith, las que tienen un 77% y 55% con huertos de más de 15 años respectivamente. Fuji por su parte, sin ser de las variedades tradicionales, también cuenta con un 38% de huertos de más de 15 años, lo que refleja la situación compleja de competitividad por la que atraviesa la industria de manzanos en el país.
Entre los puntos críticos más relevantes están:
Obsolescencia varietal
Es claro que los gustos de los consumidores cambian y que la mantención del negocio depende en gran medida de ofrecer al consumidor el producto que satisfaga sus expectativas de frescor, apariencia, crocancia, dulzura, balance y complejidad.
Al respecto, la falta de genética propia en Chile ha retrasado la adaptación de los sistemas productivos comerciales a los requerimientos del mercado.
Actualmente las tendencias se dividen entre las variedades que realmente constituyen una novedad para el consumidor, como lo fue la Pink Lady en algún momento, y como lo es Jazz, Evelina, Ambrosia, Sweetango, entre muchas otras. Sin embargo, en los mapeos que se han construido de elementos de sabor en los mercados, particularmente en el mercado Europeo, se han descubierto tres ejes ya conocidos, que se encuentran presentes en las variedades tradicionales de la oferta de Chile: manzanas dulces, agridulces y ácidas. Todas ellas, con un requisito clave que intensifica la característica, que es la crocancia. De hecho, una manzana con alta crocancia puede compensar falta de dulzor.
En estos grupos, las manzanas mejor adaptadas a los mercados actualmente son Fuji; Royal Gala; Pink Lady; Golden Delicious y Granny Smith. Esto se obtiene cuando se le pregunta a los consumidores por su manzana favorita.
Todas son parte de la producción de Chile. Entonces, ¿qué les falta? La respuesta es productividad, calidad y sistemas más eficientes para el trabajo manual y adaptación climática.
Una forma más cercana de mejorar los sistemas sin incorporar nuevas variedades producidas en otras latitudes, es realizar el trabajo de manera más simple: observar lo que tenemos e identificar los ejemplares que han desarrollado mejor productividad y condiciones de la fruta en los huertos para segregarlos y reproducir sus características. Chile tiene condiciones extraordinarias para inducir mutaciones y su identificación implicará una nueva fuente de variedades mejor adaptadas a las condiciones del clima en el que se desarrollaron.
Obsolescencia de adaptación a las condiciones climáticas.
Para nadie es extraño que la fruticultura se esté moviendo hacia el sur. Las altas temperaturas y radiación de la zona central traen consigo problemas de menor desarrollo y desórdenes fisiológicos en la fruta. Por ello, las condiciones más amables del sur en cuanto a radiación están atrayendo nuevas inversiones en plantaciones de manzanos, pero ello ha tardado haciendo que las grandes zonas de producción de manzanas sigan siendo la VI y VII Región. Esto debe cambiar.
Actualmente la VI y VII Región participan con el 29% y 59% de la superficie respectivamente y la VIII, IX y X Región con el 10% en conjunto, siendo éstas las que actualmente presentan una mejor condición natural para la producción de este cultivo. Al menos para ciertas variedades más sensibles a la radiación y altas temperaturas.
En consecuencia, la renovación de la estructura productiva de manzanos en Chile es una necesidad para seguir siendo competitivos y esta tarea le corresponde a universidades, centros de investigación, asesores y a cada productor en el ámbito en que se desenvuelve. Actualmente, los únicos aspectos de competitividad que nos favorecen frente a la competencia son el volumen de producción y la existencia de algunos productores innovadores y visionarios que están señalando el camino, pero el sistema está muy frágil para mantenerlo como país y los ejemplos a seguir ya están presentes. Es hora de hacer el trabajo drástico de reconversión.