Mejoramiento y tecnología: Las claves para que la industria chilena ascienda
Pese a su juventud, la industria del avellano en Chile posee una serie de características que, según los especialistas, le permitirán crecer de forma importante en el concierto internacional durante los próximos años. Sin embargo, para conseguirlo, deberá modernizar sus procesos productivos y aumentar la eficiencia de sus recursos.
Andrea Ortega C.
El avellano europeo es un cultivo que se da en muy pocas zonas del mundo, principalmente en lugares con clima mediterráneo, que se ubican entre los 35° y los 40° de latitud norte y latitud sur. Chile es una de estas áreas, gracias a que cuenta con el clima y suelos requeridos. Sin embargo, a nivel de producción mundial, la participación de nuestro país sigue siendo menor, debido a que es un cultivo que partió hace pocos años, por lo que sus árboles aún son muy jóvenes. Los principales productores del mundo son Turquía y Estados Unidos, donde cuentan con plantaciones ya establecidas hace muchos años.
570 mil hectáreas
de avellano europeo hay plantadas en el mundoEn la actualidad, existen alrededor de 570 mil hectáreas de avellano europeo plantadas en el mundo, con las que se producen más de 800 mil toneladas métricas de fruta por año, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). De éstas casi 70% corresponden sólo a Turquía. En Chile, en tanto, las plantaciones recién alcanzan las 14 mil hectáreas, con cosechas de 6.500 toneladas anuales y un crecimiento que fluctúa entre los 800 y las mil hectáreas por año.
No obstante, al país le juegan a favor sus características agroclimáticas. Es así, como se manejan rendimientos que fluctúan entre los 2.000 y 3.500 kilos por hectárea, a diferencia de países como Turquía e Italia que producen entre 850 y 1.500 kilos por ha.
El avellano europeo es un cultivo más económico que otros como la nuez, debido a la simplicidad de su manejo productivo. “Su tasa de crecimiento se debe al bajo costo de plantación, sumado a la rusticidad del cultivo y la baja mano de obra que necesita, por tratarse de un cultivo altamente mecanizable”, explica Andrés Rodríguez, gerente general de Chilean Walnut Commission. .
Los requerimientos de suelo también suman un punto a favor. “El sistema radicular es superficial y se desarrolla en sentido lateral, lo que permite su cultivo en suelos delgados o con problemas de estratas compactadas en el subsuelo, donde otros frutales no pueden prosperar”, agrega Mario Machuca, ingeniero agrónomo y consultor privado de frutos secos.
Otra de las ventajas es el constante incremento de la demanda por frutos secos en el mundo, ya sea para la fabricación de café, chocolate o el consumo del mismo fruto. De hecho eso fue lo que motivó a Ferrero —uno de los mayores consumidores de avellanos del mundo— a instalarse en el país, a través de su filial AgriChile, que es hoy la principal productora de avellanos del país.
De acuerdo a Ferrero, las ventajas de Chile frente a otros productores es que en nuestro país no existen riesgos comerciales por efectos político-sociales que afecten el precio del fruto, como sí ocurre en Turquía. Tampoco hay riesgos meteorológicos, ya que a pesar del cambio climático, nuestro país se mantendría mucho más estable que otras zonas productivas del mundo durante los próximos años.
Aprovechar el vacío de Turquía
Foto: El Mercurio
En la actualidad Chile es el único productor con volúmenes representativos de avellano europeo en el hemisferio sur.
En los últimos años, Australia y Nueva Zelanda, han implementado alta tecnología y sistemas para potenciar el cultivo de avellano. Sin embargo, los resultados no han sido los esperados. Al menos así lo cree Pablo Grau, investigador de INIA Quilamapu y experto en cultivos de avellanos, quien ha visitado los cultivos. Incluso, comenta que ninguno de los dos países tiene mucha opción de superar o ganarle terreno a nuestro país, debido a que sus condiciones de suelos y clima no son las óptimas.
No obstante, la noticia más alentadora viene desde Turquía. El líder mundial en producción de avellano renovará y eliminará miles de hectáreas de este cultivo durante los próximos años, lo que genera buenas perspectivas para las exportaciones chilenas. “Se espera que este país deje de cosechar algunas plantaciones en los cerros, que tienen un alto costo y representan gran dificultad para la cosecha. Por eso, se estima que en 10 años su oferta puede disminuir en 15%, esto es una producción de 80 mil toneladas, que podrían ser reemplazadas por la oferta chilena”, explica Carlos Cruzat, ingeniero agrónomo y MBA de Aquavita Consultores.
Así también Oregon, reconocido por su producción de avellanos en Estados Unidos, se enfrenta a una situación de escasez de terrenos. La situación, que se comenzó a detectar hace dos años, ha frenado la expansión del avellano lo que ha derivado en que incluso Chile lo haya superado en superficie de plantaciones.
Modernización y eficiencia, los nuevos desafíos
Sin embargo, para que la producción y las buenas proyecciones no decaigan es necesario aprender de la experiencia. Según los expertos, las primeras plantaciones que se hicieron en territorio nacional tuvieron en común un error: el uso de plantas de baja calidad.
“Aunque esto es muy común en la agricultura, en el avellano se ve con mayor énfasis por tratarse de una especie muy rústica. Se han observado pérdidas del 50% de las plantas y un grave atraso en el inicio de la producción”, explica Machuca. Por eso, la recomendación es utilizar plantas de viveros de alta calidad, con el fin de que se adapten bien. Lo cierto es que cuando estas condiciones se cumplen las pérdidas son mínimas.
Una de las tareas pendientes que tienen los productores chilenos de avellanas es aprovechar de mejor forma el suelo disponible. Los primeros huertos, por ejemplo, fueron diseñados con una excesiva separación entre las plantas. De hecho, para las próximas plantaciones los expertos esperan incrementar la densidad de árboles por hectárea, con el fin de aumentar la productividad del predio.
Otro de los desafíos pasa por implementar nuevas tecnologías a nivel de riego y poda, dos labores que pueden llegar a aumentar de forma considerable el rendimiento de los avellanos.
Miguel Ellena:
"Es importante la aplicación de tecnologías en riego, pues no hay nada y nos podría afectar a la hora de controlar el crecimiento vegetativo y el crecimiento de fruto"“Es importante la aplicación de tecnologías en riego, pues no hay nada y nos podría afectar a la hora de controlar el crecimiento vegetativo y el crecimiento de fruto”, explica Miguel Ellena, ingeniero agrónomo de INIA Carillanca. En la actualidad, el experto realiza un estudio para determinar cuál es el sistema de riego que mejor se adapta a las condiciones de Chile.
En relación a la poda, una labor poco tomada en cuenta por los productores, también se están realizando estudios. Uno de ellos se relaciona con la poda semi mecanizada. Ésta, al igual que la mecanizada, se lleva a cabo con máquinas similares a las segadoras que podan lateralmente las plantas.
Variedades en debate
Foto: Mario Machuca
En el tema de variedades, la discusión está completamente abierta. En la actualidad, cerca del 70% de la producción nacional corresponde a Barcelona. El 30% restante es Tonda de Giffoni, una de las variedades más utilizadas para la fabricación de chocolates. De hecho, es la más demandada por Nestlé y Ferrero, los dos grandes compradores que tiene hoy esta industria a nivel mundial.
“Muchos han comenzado a investigar las variedades norteamericanas —como Ennis y Butler—, pero es un riesgo muy grande porque fallan en las características organolépticas. Entonces, podría ser una opción, pero la panacea no está en las variedades americanas”, comenta Cruzat.
Sin embargo, hay otros interesados en generar variedades chilenas. Expertos del INIA, por ejemplo, están recopilando el germoplasma de las primeras variedades que llegaron a nuestro país, a mediados del siglo XIX, con el fin de clasificar los individuos y ver cómo se adaptan a las condiciones locales.
“Hoy tenemos más de 100 individuos recolectados y un 10% son candidatos interesantes, sin haber hecho un mejoramiento. Además tienen características útiles para la industria, tamaño medio, cáscara delgada y alto rendimiento”, explica Ellena, quien está trabajando en el programa con el que esperan lanzar variedades chilenas para la industria.
Un futuro promisorio
Se espera que el avellano incremente su superficie de plantación entre 1.000 y 1.500 hectáreas por año durante los próximos años. “Esto permitiría lograr un área de plantación que fluctúe entre los 20 mil a 25 mil hectáreas para 2020 y así alcanzar una estabilidad cercana a las 60 mil hectáreas para 2050”, afirma Grau.
Por esta razón es importante mantener los costos de operación dentro de los márgenes esperados, los que se estiman en US$ 2.000 por hectáreas, y una alta rentabilidad.
Sin embargo, en el sector todavía preocupan algunos aspectos comerciales, como la concentración de la industria. Por estos días, por ejemplo, la comercialización del avellano está en manos de no más de cinco empresas.
Otro aspecto que los expertos esperan impacte de forma positiva en la consolidación de la industria del avellano en Chile, durante los próximos años, es la consolidación del Comité de Avellanas, iniciativa en la que está trabajando la Chilean Walnut Commission.
*Participaron en este análisis:
-Carlos Cruzat, de consultores Aquavita.
-Pablo Grau, investigador de INIA Quilamapu.
-Mario Machuca, consultor privado.
-Miguel Ellena, investigador de INIA Carillanca.