21 goles suma, durante 2025, Joaquín Larrivey. El último de ellos le dio el triunfo a Concepción sobre Copiapó en el duelo de ida de la liguilla por el segundo ascenso a Primera División.

Un registro extraordinario a sus 41 años, que parecen bastante menos cada vez que entra al campo de juego.

“No me sorprende lo que está haciendo, es un tipo que logra mantener su vigencia a través de su capacidad y de su profesionalismo, lo que le ha permitido hacer goles en todos los lugares los que ha estado”, advierte Esteban Valencia, que lo dirigió durante un interinato en Universidad de Chile y que este año lo sufrió al mando de Deportes Temuco. “Nos ayudó muchísimo en un momento complicado en la U”, rememora.

“Es un jugador grande, de mucho recorrido, y sostiene su vigencia con una actitud de entrenarse a full, es tremendamente profesional para todo, en los entrenamientos, en el gimnasio, pero también en su vida privada. Se preocupa de las comidas y los descansos para sostener una tremenda condición física a sus 41 años”, añade “Huevito”.

En sus pasos por la U, Magallanes y Concepción, Larrivey llegó a 97 goles oficiales y, de hecho, es el máximo artillero del Ascenso 2025, en compañía de Tobías Figueroa (17 tantos), cifra que puede seguir acrecentando este domingo, en el pleito de vuelta en Copiapó.

“Es recontra profesional, físicamente está impecable y desde que llegó a la U siempre ha mostrado olfato goleador, siempre va a contramano del defensor, sabe dónde moverse, genera espacios para sus compañeros, atrae a los zagieros rivales... Es extraordinario y le quedan un par de temporadas todavía”, lo alaba el exfutbolista Cristián Basaure.

Más allá del “Bati”, las llaves siguen muy abiertas. Copiapó, que estuvo a 90 minutos del ascenso directo, pero que lleva 307 minutos sin convertir, requiere levantar la cabeza para revertir el marcador ante los lilas, mientras que Cobreloa apelará a su categoría en Calama para tratar de volcar el 2-1 que le propinó San Marcos de Arica.

“Es muy difícil avizorar qué puede ocurrir. San Marcos y Concepción pareciera tener una pequeña ventaja, pero la diferencia es exigua. Cobreloa hace pesar la jerarquía en su casa, mientras que Copiapó tiene que replantearse la final perdida con U. de Concepción, se vio descontrolado y necesita cambiar eso”, cree Basaure.

“Las diferencias que se generaron en la fase regular ya no existen. Se notó en los partidos de ida, ambas llaves están abiertas, no hay un favorito para subir. Es impredecible, porque siempre puede haber sorpresas y creo que los cuatro equipos tienen la capacidad de ganar la liguilla”, propone Valencia.