El 6 de noviembre de 2022, frente a Deportes Antofagasta en el norte, José Pedro Fuenzalida defendió por última vez la camiseta de Universidad Católica. Y también fue la última vez que llevó la jineta de capitán.

Ese día, “Chapita” ungió a Matías Dituro como el nuevo referente de los cruzados. “Nos dimos un abrazo y me dice 'ya está, ahí la dejé en tu puesto, ahora te toca a ti’”, confesó después el meta argentino naturalizado chileno.

Se suponía que la capitanía del portero duraría varias temporadas, porque incluso había manifestado su deseo de retirarse vistiendo la polera franjeada.

Pero no: una oferta del Fatih Karagümrük de Turquía cambió los planes.

Apenas se enteró de su tercera oportunidad para atajar en el fútbol europeo —en 2010 jugó en la 2ª División española por el Alavés y en 2020 fichó en Celta de Vigo por un préstamo anual de $315 millones—; e inmediato hizo llegar la propuesta a Cruzados, pero se encontró con un problema: para salir debía cancelar la cláusula acordada en US$ 1 millón. “No está dispuesto a pagarla”, confesaron en Las Condes.

Sin embargo, la postura del meta estuvo siempre resuelta y nada ni nadie lo movió de su deseo de partir. Insistió en que deseaba emigrar sin pagar argumentando que a los 36 años no tendría otra posibilidad similar. Entonces, a Cruzados no le quedó más remedio que aceptar y no cobrar el monto indicado en el contrato. “Y así va a ser, se va sin pagar la cláusula de salida. Aceptamos después de un análisis interno que tiene muchos elementos. Se estudia caso a caso, no es que exista una regla para todos. Y respecto a esta situación puntual, hay veces que es mejor dejar salir a un jugador”, sostuvieron en la precordillera.

¿Qué se analizó? El deseo del futbolista y su firme declaración en cuanto a que no le podían coartar su derecho a emigrar. “Si pensó en irse en este presente del club, es que obviamente algo no lo tiene contento y creemos que es mejor que quienes estén, se encuentren plenamente a gusto”, agregaron.

Si bien Dituro se va sin dejar un peso, en Cruzados igualmente consideraron que su adiós “libera recursos importantes en 2023, 2024 y 2025, que es hasta cuando tenía contrato con nosotros, porque tiene un sueldo altísimo”, precisaron.

Cercanos a la negociación, revelan que el salario del cuidavallas “era el más elevado del fútbol chileno, por lejos: entre 50 y 60 millones de pesos, aproximadamente”, precisaron. Y también detallaron que en el fútbol turco su emolumento “será el doble y un poco más…”.

La UC no tiene pensado en un reemplazante. Por dos motivos: no dispone de un cupo de extranjero y en el club estiman que es el momento de brindarle la oportunidad a Nicolás Peranic, quien llega esperando por una opción desde comienzos de 2022. Además, los esfuerzos y recursos están destinados para el lateral derecho Guillermo Soto y para el volante César Pérez, de La Calera.

A propósito del jugador cementero: lo más probable es que no sea citado para el partido de este domingo ante Everton, lo que pavimenta aún más el camino para que se una ala disciplina de Ariel Holan en la precordillera.