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El futuro de los Sub 20

El magro resultado colectivo no tiene que ver con la calidad de las carreras que cada uno de los jugadores vivirá en el fútbol. Cada uno tendrá que marcar su destino. Echarlos a la hoguera o elevarlos al cielo por lo que mostraron o no en esta instancia es un error.
Foto: Comunicaciones ANFP
Sergio Gilbert30 de enero, 2023
El fracaso de Chile en el Sudamericano Sub 20 —que tiene mucho que ver con la carencia de un plan profesional en el trabajo de menores y también con la deficiente y errática conducción técnica de Patricio Ormazábal— no puede dar pie a conclusiones enfáticas. Nadie puede anticipar, en este minuto, cuáles y cuántos jugadores que disputaron torneo en Colombia llegarán en el futuro a ser figuras o, al menos, tendrán una buena carrera en el fútbol.

Siempre uno se lleva sorpresas.

Por ejemplo, cuando Chile organizó el Mundial Juvenil en 1987 en la defensa el líder indiscutido —y capitán de esa escuadra— era Hugo Cortez, quien ya era titular en su equipo (Cobreandino) y se decía que en poco tiempo llegaría a un club grande y luego, por cierto, a la selección adulta y, tal vez, a jugar en el exterior.

No fue así. A Cortez le costó salir de Los Andes, se lesionó, nunca fue llamado a la Roja mayor y sus últimas actuaciones fueron vistiendo la camiseta de Fernández Vial en el Ascenso.

La historia fue muy diferente para quien, en ese mismo Mundial Juvenil, era su compañero en la zaga central: Javier Margas.

Lo cierto es que por el grandote rubio nadie daba un peso. Era buena para cabecear, pero no era elegante ni menos hábil con la pelota en los pies. Era fuerte, rudo. Pero no mucho más.

Pero “Marguitas” sí que hizo la carrera que parecía destinada a Cortez. Primero se consolidó en su club (Colo Colo) incluso jugando en una posición que para nada lo favorecía (lateral izquierdo). Luego, con la llegada de Mirko Jozic como DT al cuadro albo (quien lo había enfrentado en el Mundial Juvenil como entrenador de Yugoslavia) Margas volvió a ser zaguero central, específicamente stopper, y se las mandó: fue campeón de la Copa Libertadores.

Margas no paró ahí. Fue puntal en la Roja que se clasificó y jugó el Mundial de Francia 1998 y culminó su ciclo virtuoso en algo que parecía imposible cuando jugaba en la Roja juvenil: se fue a la Premier League y fue activo titular en West Ham United.

Hay más ejemplos. En 2003, Chile tuvo una pésima participación en el Sudamericano Sub 20 de Uruguay. El equipo de César Vaccia solo le ganó a Venezuela. Sin embargo, la mayoría de los jugadores de ese plantel hizo historia en el fútbol chileno, empezando por Claudio Bravo (suplente de Miguel Pinto) y siguiendo con Jorge Valdivia, Luis Jiménez, Marco Estrada, José Rojas, Gonzalo Fierro, Mark González, Albert Acevedo y Mauricio Pinilla.

Contrariamente, la última Sub 20 que fue a un Mundial —la que dirigía Mario Salas— parecía llamada a ser la base del recambio de la “generación dorada”. Darío Melo, Igor Lichnovsky, Sebastián Martínez, Bryan Rabello, Cristián Cuevas, Ángelo Henríquez y Nicolás Castillo estaban pintados para ser, hoy, los que llevaran el pandero de cara a las próximas eliminatorias.

Pero nada. Curiosamente un suplente de ese equipo (el arquero Brayan Cortés) es hoy el único que integra regularmente la Roja.

¿A qué viene esta reflexión? A los elementos que debemos poner en la mesa tras el fracaso de la Sub 20 en Colombia.

El magro resultado colectivo no tiene que ver con la calidad de las carreras que cada uno de los jugadores vivirá en el fútbol. Cada uno tendrá que marcar su destino. Echarlos a la hoguera o elevarlos al cielo por lo que mostraron o no en esta instancia es un error.

El tiempo será el mejor juez para evaluar a estos muchachos.
Sergio Gilbert

es periodista titulado en la UC, especializado en fútbol. Profesor universitario y redactor en El Mercurio. En Twitter: @segj66

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