La revancha de Fabián Cerda: “Cuando me quedé sin equipo tuve que pintar casas”
El arquero de Curicó Unido, uno de los mejores en su puesto, ofrece un testimonio imperdible: habla de su salida de la UC (“vivía en un mundo de Bilz y Pap”), su paso por Trasandino (“no había ropa para entrenar”), su experiencia en Estados Unidos (“me fui solo, separándome de mis hijos”) y la dura cesantía que sufrió en 2016. Ahora sueña en grande con el conjunto “tortero”, ya clasificado a la Copa Libertadores.
—Si a comienzos de año le decían que a dos fechas del final estarían clasificados a la Copa Libertadores, ¿qué habría pensado?
Fabián Cerda no titubea ni demora en la respuesta. “Por lo que vivimos el año pasado, cuando nos salvamos por poco del descenso, teníamos claro que este 2022 teníamos que ir con todo para hacerlo de otra manera. Y nos propusimos pelear el título. Personalmente siempre pensé en grande. Si no era el campeonato, eran las copas internacionales”.
Contra todos los pronósticos, Curicó Unido ya está en la Copa Libertadores de América, y este lunes contra Ñublense tiene un duelo vital para asegurar el paso a la fase de grupos del torneo.
“Por la calidad de plantel que teníamos, daba para imaginarlo o proponérselo así. Cada jugador ayuda para que los resultados sean positivos. Hemos tenido, además, grandes momentos: con Universidad Católica perdíamos 2 a 0 y ganamos 3 a 2, o el empate con Colo Colo en el Monumental… Pero en todos los partidos dejamos algo. Fecha a fecha fuimos ratificando lo que somos: jugamos de igual a igual, faltamos el respeto en el buen sentido de la palabra, nos creamos muchas ocasiones, defensivamente somos muy fuertes y todas las líneas andan bien”, dice el portero de 33 años.
Me siento cómodo en Curicó. Es como mi casa, como si toda la vida hubiese vivido acá. Soy muy querido y mi familia, más. Soy un curicano más. Eso no se transa y lo valoro muchísimo. Espero seguir defendiendo estos colores a muerte Cerda y su presente en la Región del Maule
—Todos cuentan el mismo cuento de jugar de igual a igual siempre, pero pocos finalmente lo consiguen.
“Eso se logra con trabajo, creyendo en las condiciones que tiene cada uno, con la planificación de la semana, con el convencimiento de que podemos lograr algo histórico… Las ganas que tenemos son tremendas”.
—En su equipo hay mucho jugador picado: Juan Pablo Gómez no siguió en Unión Española, Matías Cahais se fue de O’Higgins, Mario Sandoval de la U, Ronald de la Fuente de Colo Colo…
“Todo influye. Tienen ganas de una revancha en el fútbol, de volver al mejor nivel que tuvieron y en Curicó encontraron su lugar. A mí me pasó lo mismo: en Curicó encontré mi lugar. He venido remando desde atrás, porque cuando llegué era el segundo arquero, y al año siguiente lo mismo. Pero trabajaba mentalizado en que cuando me tocara iba a aprovechar la oportunidad y no iba a salir más. Y así fue”.
—Jugó poco cuando el técnico era Martín Palermo.
“Cuando llegó, jugué, pero por razones obvias. Pero después trajo al ‘Flaco’ (Martín) Perafán… Cuestión de gustos. Yo no era del gusto de Palermo y quizás Palermo tampoco no es de mi gusto como entrenador… Cada uno tiene sus gustos. No entraba en su equipo. Lamentablemente era el segundo y punto”.
“SOY EL ÚNICO ARQUERO NOMINADO AL PREMIO DE MEJOR JUGADOR DEL AÑO”
Cerda empezó fútbol en Audax Italiano, pero Alfonso Garcés, eterno descubre talentos de la UC, lo llevó a San Carlos de Apoquindo. “Estuve un par de semanas a prueba y quedé. ¿Mucha diferencia entre un equipo y otro? Era chico y no me daba cuenta… En la Católica me formaron como persona y jugador, aunque para mí es más importante lo primero. Siempre estaré agradecido de todas las herramientas que me entregaron para poder desarrollarme de la mejor manera”.
—Pero tuvo que salir, en 2015.
“Se terminó el contrato, y nuevamente cosa de gustos: no le gustaba al entrenador (Mario Salas) y partí. Ahí me fui a Trasandino, donde jugué un año. Renové y me salió la opción de Estados Unidos”.
—El cambio de la UC a Trasandino sí debió ser fuerte.
“No es por desmerecer a Trasandino, pero son equipos muy diferentes. En Trasandino vi lo que no vi en Católica. Fue el punto de quiebre de mi desarrollo futbolístico, porque me tenía que dar cuenta cuál era la realidad: no tener ropa para entrenar o entrenar en una plaza y no en un complejo… Eso me ayudó mucho para crecer como persona, para valorar lo que no había valorado en Católica, donde tenía todo. Fue un cambio radical en mi vida y me ayudó muchísimo”.
—¿Cuál fue la gran lección?
“Me di cuenta de muchas cosas. En Católica vivía en un mundo de Bilz y Pap, estaba conforme con ser segundo arquero, tapado por Cristopher Toselli. Estaba cómodo, lo tenía todo. Pero no era mi realidad. En Trasandino me di cuenta que soy un jugador que lucha, que puedo superar las dificultades. Quizás no me había dado cuenta por la inexperiencia, era más chico. La comodidad o el conformismo a los jóvenes los nubla y no toman las mejores decisiones. Irme de la UC me ayudó mucho a crecer como persona y futbolísticamente. A madurar”.
—¿Ve conformismo en los jóvenes de hoy?
“Claramente. Hoy se vive mucho de eso. Uno trata de transmitir experiencias, de contarles cómo fue todo para que tomen las mejores decisiones, enseñarles, que no todo es lindo, que hay que luchar, que hay que pelarse el culo no una vez, sino mil veces… No tengo problemas en explicar mi experiencia para que los jóvenes no cometan los mismos errores”.
—¿Por qué irse a Estados Unidos?
“Me llamó un ‘profe’ que tuve en la Católica, Jorge Alveal. Me fui a ojos cerrados. Firmé en el FC Tulsa. Quería jugar, tomar experiencia y me sirvió mucho para estar donde estoy. Fue bonito, además, desde el punto de vista personal. Es otra cultura que estando acá se echa de menos. Tuve continuidad y maduré. Es como la Primera B de acá: harto roce, harto golpe, harto tema físico. El biotipo del ‘gringo’ es más físico que técnico. Se ve mucho eso”.
—Y si estaba todo bien, ¿por qué volver?
“La idea era quedarme, pero salió la oportunidad de Palestino y no lo dudé: quería estar cerca de mis hijos y tener una revancha en Primera. Fue duro estar lejos de ellos, pero a la vez una motivación para volver. Con trabajo y paciencia se dio”.
—TNT lo nominó a la categoría de ‘Mejor Arquero’. ¿Por qué tendría que ganar?
“Porque he jugado casi siempre titular y defiendo a uno de los mal llamados equipos chicos. Se supone que ahí nos pelotean más... Tendría que ser el mejor, también, por la vuelta larga que he tenido en el fútbol, pero sin faltar el respeto a ningún colega. También estoy dentro de los mejores del año como ‘Jugador Experto Easy’. Soy el único arquero. No es suerte mi nominación en esas dos categorías”.
Lo más jodido de ser arquero es que cuando te mandas un condoro te apuntan a la primera y eres el más malo. Pero es el puesto más lindo. Se vive una gran adrenalina, una emoción tremenda. Atajar en el minuto 90 es hacer un gol. Es el puesto donde se necesitan más huevos El ‘1’ de los torteros y lo que se vive bajo los tres tubos
—Habló de la vuelta larga.
“A fines de 2016 quedé sin equipo y tuve que pintar casas, aunque siempre seguí entrenando, esperanzado en que me llegara una oportunidad… No es todo: me fui de Chile separándome de mis hijos y de mi familia. Son decisiones difíciles, pero opté por los objetivos deportivos por sobre estar con ellos. Hoy pueden disfrutar, ven el esfuerzo que hace el papá. Y lo que me deja más tranquilo es que ellos felices”.
—Dijo que había pintado casas.
“Sí. Y en Estados Unidos manejé maquinaria pesada y trabajé en la construcción de un colegio. He hecho de todo en mi vida… El cuento de las casas es así: un tío era el contratista de la obra y me dejó a cargo. Pero para estar a cargo necesitaba que supiera de qué se trataba y practicar. El tema era pintar casas. Después, ya, me ponía el casco blanco y estaba a cargo de los demás. Justo ahí me llamaron de Trasandino y dejé de pintar. Fueron dos meses… Bonita experiencia. En la vida no le temo a nada. Soy una persona más; no por pintar casas iba a sentir vergüenza o ser una persona distinta. Es la realidad que vivimos todos los chilenos: del trabajo depende la estabilidad de la familia y el alimento de tus hijos. Son experiencias, etapas. No a todos les toca, a mí sí. Pero sirve para ser mejor persona, tomar mejores decisiones y no cometer los mismos errores del pasado”.

Raúl Neira
es redactor de Deportes El Mercurio y especializado en fútbol. Con más de 25 años de carrera, cubrió la Copa Confederaciones de Rusia 2017, la Copa América de Chile 2015, copas Libertadores, sorteos y partidos clasificatorios a la Copa del Mundo.