La idea no es nueva, pero siempre resulta popular y hace eco en los hinchas: llevar a Argentina a jugar a la “temida” altura de Calama, al estadio Zorros del Desierto, para sacar así alguna ventaja en la eliminatoria más dura del planeta. Qatar es el destino.

La última ocasión en que se exploró fue en 2014. Y no resultó, porque la FIFA exige un aforo de 30 mil personas. También fue descartada por dinero: más jugosa es la recaudación en un recinto de Santiago. Ahora, con las capacidades reducidas por pandemia, el panorama es distinto.

En la ANFP prefieren la cautela. Se podrá evaluar la próxima semana, dicen, pero aclaran que ni Martín Lasarte ni los jugadores lo han solicitado. Apuntan que el recinto calameño cambió sus luminarias a estándares internacionales y que ahora cumple con ese requisito, que antes jugaba en contra.

Ir a la altura del desierto el 27 enero para incomodar a los argentinos serviría, además, como antesala del juego siguiente: Bolivia en La Paz.

Hace un par de meses hubo un llamado de Pablo Milad, presidente de la ANFP, a un dirigente de Cobreloa para conversar del asunto. Y no hubo más.

De cualquier manera, la Conmebol y la FIFA deben aprobar planes de seguridad, cuaderno de cargos y una serie de requisitos que, por lo general, se presentan para inspección unas semanas antes del compromiso.

¿Y si Calama gatilla rechazo en Argentina? En la Roja no olvidan que la AFA llevó a Chile a jugar a Santiago del Estero, con un agotador viaje sin vuelo directo. Además, la Albiceleste está casi clasificada y, en pandemia, el equipo de Scaloni no requeriría centro de entrenamiento ni hotel, pues por lo general viajan el día de cada duelo.

Como sea, en Quilín dicen que puede ser una opción para evaluar, que no hay decisión tomada y que se podrá conversar después de Ecuador en San Carlos.