Santiago de Chile.   Mar 06-05-2025
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Luis Ayala, histórico tenista chileno: “Si hubiese ganado dos sets más en mi vida, habría sido el mejor tenista del mundo en arcilla”

El exdeportista de 88 años vive hace 22 años en Houston, Estados Unidos, donde aún da clases. El dos veces finalista de Roland Garros repasa la actualidad del tenis, la jerarquía de Rafael Nadal en tierra batida, aborda el momento de Christian Garin y rememora su época dorada y sus penas en el deporte blanco. “Debí haber ganado al menos una vez Roland Garros en singles. En ese momento no me dolió como me duele ahora”, dice.
Foto: Jorge Jouannet
Felipe Lemunguir S.19 de octubre, 2020
Luis Ayala Salinas ha cambiado poco y nada su rutina. Por las mañanas dedica unas dos horas para dar sus clases particulares en The Forest Club, lugar donde llegó hace 22 años cuando se instaló en Houston, Estados Unidos, y por las tardes aprovecha de estar con su esposa, María Tort, con quien lleva 51 años de matrimonio. “Bajé un poco las horas de clases. Quiero estar más cerca de ella, porque ha estado un poquito delicada con el asunto de la memoria”, revela a “El Mercurio” Ayala desde su hogar en Norteamérica.

El extenista chileno cumplió 88 años hace apenas un mes, y asegura que gracias al deporte se mantiene bien de salud. “La gente me echa entre 65 y 70 años, y quedan impactados cuando les digo mi edad. Poder seguir dando clases es lo mejor que me ha pasado. Converso con otras personas y me mantengo activo. Claro que no me agarro a pelotazos con la demás gente (ríe), son tranquilas. Además, sirven para pagar las cuentas. Si estuviera sentado viendo todo el día televisión, sería terriblemente malo, aunque igual veo, porque están dando muchos torneos de tenis”, relata el santiaguino.

El otrora capitán del equipo nacional de Copa Davis reconoce que con la pandemia del coronavirus ha sentido un poco de miedo. “Hemos tenido mucho cuidado, porque acá han dejado todo muy libre, todo el mundo anda trabajando, en las calles, sin restricciones. Nosotros vamos al mall cuando hay poca gente, no vamos a restaurantes y tratamos de evitar las aglomeraciones, porque la edad de uno es complicada”, dice. “Por eso en Estados Unidos hay tantos contagios, porque abrieron los bares, donde la gente se toma un par de tragos y empieza a abrazarse con el resto (ríe). No es lo mismo con el tenis, donde estamos a 20 metros de distancia”, agrega.

Garín tiene muy buen juego, buenos golpes, saca bien, se mueve bien dentro de la cancha. Tuvo la mala suerte de que en el momento que estaba jugando bien vino la pandemiaLuis Ayalaextenista nacional
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—¿Qué le ha parecido el reinicio del tenis?

“Encuentro que el nivel ha bajado. Nadal, por ejemplo, en el Abierto de Italia jugó mal, porque pese a estar entrenando, no había estado en competencia, aunque mejoró en Roland Garros. Lo mismo le pasó a (Christian) Garín. Pero no es culpa de ellos, sino del covid-19. A Djokovic también lo vi un poco bajo en Francia, reaccionó cuando estaba dos sets abajo. Pero será algo temporal este ‘bajo nivel’, con el tiempo volverán a sus niveles”.

—¿Qué le pareció el desempeño de Garín?

“Encuentro que tiene muy buen juego, saca bien, se mueve bien dentro de la cancha y tiene buenos golpes de background (desde el fondo de la cancha). A veces que se basa mucho en la suerte que uno tenga con el cuadro que le toca en el campeonato. Desgraciadamente tuvo la mala suerte de que en el momento que estaba jugando bien, en los torneos de Brasil y Argentina, vino la pandemia. Parar cuando se está jugando tan bien, con confianza, afecta mucho el nivel. Ahora no jugó tan bien”.

“Lucho” Ayala junto a su esposa, la extenista María Tort, se casaron en 1959 y viven desde 1998 en Houston, Estados Unidos. Foto: Eduardo López

—¿Le sorprende lo de Rafael Nadal en Roland Garros?

“Justo estos días dieron pasajes de la vida de él en televisión, de los torneos que comenzó a jugar bien y es completamente diferente a cómo lo hace ahora: tenía una velocidad en las piernas increíbles, se movía muchísimo mejor que hoy, y por eso pudo ganar Wimbledon y el Abierto de Australia. Ahora le cuesta mucho. Pero en tierra…capaz que vuelva a vencer en París. Es fantástico. Ganarlo 13 veces es un récord muy difícil de romper”.

—¿Se compara él a algún jugador de otra época que tuviese esa jerarquía en arcilla?

“No se parece a ninguno. Ni en mi época, ni en otra. Björn Borg ganó seis veces Roland Garros, cuatro de ellas seguidas, y todos decían que nadie quebraría ese récord, y bueno, llegó Nadal. Estos jugadores aparecen cada 50 años. Pero eso tiene que ver con que la mayoría de los jugadores no son tan buenos en tierra, y sí lo son en cancha dura, porque con la raqueta de hoy lo único que quieren es pegar palos, no son jugadores a base de inteligencia, como en el tiempo de nosotros”.

—¿Por qué?

“Teníamos que buscar otros recursos, la raqueta de madera no pegaba lo que pega la de ahora. Teníamos que hacer buenos dropshots, tirar buenos lobs, cambiar jugadas, o sea, usar más la cabeza. Ahora, y en mí opinión, se pegan puros palos y el que aguanta una más que el otro, gana”.

Luis Ayala junto a otra de las estrellas de la época: el italiano Nicola Pietrangeli. Foto: Abraham Márquez

Luis Ayala aprovecha para reflexionar sobre el cambio radical que ha tenido la disciplina con el correr de las décadas. En un tono pausado, asegura que además de haber cambiado los implementos que se ocupaban, también varió la preparación y el físico de los tenistas.

“El tenis mejoró mucho. Hoy la mayoría de los jugadores pasa el metro ochenta de estatura, cuando antes llegaban al metro setenta, y si aparecía uno muy alto nos asustábamos. Ahora tampoco es cuestión de servir y entrar a la malla; ya no se hace mucho eso, tampoco se volea bien, a excepción de Federer. La mayoría gana desde atrás. Además, cuentan con un estado físico muy bueno, porque, claro, tienen la ventaja de tener suficiente dinero para llevar a un coach, a un preparador físico, a alguien que les diga qué comer”, opina.

Es muy posible que los tenistas de ahora jueguen mejor, pero las condiciones han cambiado. Rod Laver ganó los cuatro Grand Slams en una misma temporada, algo que ninguno ha podido repetirLuis Ayalaextenista

¿Qué opina de los otros integrantes del “Big Three”, Roger Federer y Novak Djokovic? “Están en un nivel bastante alto. Es difícil decir cuál es mejor. Rod Laver ganó los cuatro Grand Slams en una misma temporada (1962 y 1969), algo que ninguno ha podido repetir. Es muy posible que los de ahora jueguen mejor, pero porque, como le dije antes, las condiciones han cambiado. Aun así, Federer juega mucho mejor en césped, tiene un servicio muy consistente, se mueve bien, volea bien y de atrás también lo hace bien. Djokovic no es un gran 'voleador', pero tiene buen servicio y gana buenos puntos desde atrás. Pero me gustaría que hubiesen jugado con las raquetas de madera jaja”.

—Y en Chile, ¿Quiénes son los mejores?

“Muy difícil, son épocas distintas. Lo único que digo siempre, yo tengo un récord que en Chile no lo supieron aprovechar, porque no había televisión, sólo radio: llegué una vez a las semifinales y dos veces a la final de Roland Garros, le gané en Roma (hoy Masters 1000) la final al número uno, Nicola Pietrangeli. Yo en Francia, en 1960, era cabeza de serie, el número uno; en ese momento me consideraron el mejor jugador del mundo en tierra, lo que pasa que en ese tiempo no sacaban los rankings por puntajes”.

Luis Ayala junto a otros dos íconos del tenis chileno, Belus Prajoux (izquierda) y Hans Gildemeister (derecha).

—¿Le hubiese gustado jugar en esta época?

“Sin duda, sobre todo cuando hay tanto dinero, no como cuando uno jugaba Wimbledon y le daban 200 dólares para pagar los gastos (ríe). Si tuviera las mismas condiciones que tuve, creo que habría jugado bastante bien”.

LOS INICIOS EN AVENIDA VIEL


La carrera de Ayala se comenzó a forjar mucho antes, en la década de 1940, entre la avenida Viel, donde vivía, y el Club Santiago, donde dio sus primeros pases en el deporte blanco. Aunque el acercamiento al tenis, un deporte que era muy exclusivo en la época, se dio por distintas razones.

“Mi hermano Carlos empezó a jugar, se hizo amateur y le fue bien, luego le fue mal, se hizo profesional y empezó a dar clases. Yo iba a jugar, a pichanguear al parque Cousiño y a mi mamá le molestaba mucho porque rompía los zapatos y todas las cuestiones, entonces me mandaron al club a recoger pelotas, limpiar las líneas de las canchas, a hacer cualquier cosa”, recuerda entre risas.

Y sigue en su relato: “Fui aprendiendo mientras veía, a mi nadie me enseñó a pegarle a la pelota, aprendí mirando, y empecé a jugar y a mejorar. En un momento me pusieron a trabajar de árbitro en el campeonato de clausura y recuerdo que “El Mercurio” me sacó como el mejor árbitro del torneo…¡Y en primera plana!”.

Mi carrera la definiría, en cierta parte, como triste. Creo que debí haber ganado en Francia al menos una vez. En ese momento uno siempre cree que hay otra oportunidad, pero a mí no me dolió como me duele ahora.otra de “Lucho” Ayala excapitán de Chile en Copa Davis

Pero también recibió una motivación de la mano de Aurelio Lizana, tío de Anita, quien administraba el club. “Él llevaba a gente que creía que jugaba bien y les decía ‘tengo un cabrito por ahí, te hago una apuesta de media docena de pelotas’, lo miraban incrédulos y decían: ‘qué me va a ganar ese cabro’, y yo les ganaba. El club era muy importante, donde estaba la gente con plata, importante, no era llegar y jugar. Ellos se portaron muy bien conmigo”, detalla.

Desde ahí, forjó un camino bastante laureado. Ganó el torneo de Bastad (1959 y 1960), oro en Panamericanos de 1959, y ganador en dobles mixtos en Roland Garros 1956, junto a la australiana Thelma Coyne Long, entre otros muchos logros. “En ese tiempo uno preguntaba a cualquier persona, porque todos jugaban singles, dobles y mixtos. Ganamos en Italia el mismo año que gané en singles, perdimos en Wimbledon y luego en Francia ella quería jugar y ganamos. Nunca nos conocimos como personas, porque ella tenía más de 30 años. Ella era bastante inteligente para jugar”, recuerda.

“El año pasado publicaron un libro sobre mi vida (“En Cinco Sets”, de Juan Carlos Capello, Ediciones UC) y acá en el club todos lo querían, entonces lo mandaron a traducir y lo vendí. Me gustó más la versión en inglés, porque además aparece un dato muy importante: que había ganado 68 torneos, una marca que no todos tienen”, dice orgulloso.

Ayala también fue el capitán de la Copa Davis entre 1974 y 1983. A su costado, Jaime Fillol y Patricio Cornejo. Foto: Revista Estadio

—¿Cómo definiría su carrera?

“Para serle franco, en cierta parte, triste. Creo que debí haber ganado en Francia al menos una vez. Venía de derrotar a Pietrangeli en su propia casa. Podría haberme quedado uno o dos años más jugando, pero desgraciadamente como no había dinero me ofrecieron un contrato para pasarme a profesional, pensando que abrirían los torneos para amateurs y profesionales, algo que no pasó. Me hubiera quedado como amateur, a lo mejor lo hubiera ganado. Le decía a mi señora el otro día, ‘María, mira, si yo hubiera ganado dos sets más, nada más que dos sets más en mi vida, habría sido el mejor jugador del mundo en tierra’. Gané en Italia, en Francia perdí en 5 sets, o sea, por uno, en Hamburgo perdí contra Laver en cinco, me faltó uno. O sea, hubiera ganado esos dos, y hubiera sido el número uno en tierra”.

—¿Esa final es la más dolorosa para usted?

“En ese momento usted siempre cree que hay otra oportunidad, a mí no me dolió como me duele ahora, que estoy retirado hace mucho. Siempre pensé que iba a tener otra oportunidad, pero no pasó, porque me pasé a profesional”.

—¿Se arrepiente de haberse pasado a profesional?

“Sí, por supuesto. Además, habría ganado más dinero como amateur que como profesional, porque había que pagarse todos los gastos. No tuve una persona que me aconsejara bien, que me dijera que sacara cuentas, cuánta plata sacas, cuánto pagas de impuesto, cuánto vas a pagar en tus viajes, cuanto te costará esto otro... Siendo amateur uno iba con todo pagado. Por ese lado fue una pena”.

—¿Ha sabido algo de Chile?

“Hace mucho tiempo que no voy. No porque no quiera, sino porque me cansan mucho los viajes; son muchas horas, no es solo ir en avión, hay que ir a Miami, Dallas... Me complica llevar maletas, sacar maletas, ya no está uno para eso. Me da pena porque mi señora tiene a su hermana y su hermano, y no podemos ir para verlos, uno tiene miedo de que pase cualquier cosa. No creo que vuelva a Chile”.

Felipe Lemunguir S.

es colaborador de Deportes El Mercurio. Ha cubierto la Copa América Femenina 2018 y el Ironman de Pucón, entre otros eventos.

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