Santiago de Chile.   Sáb 19-07-2025
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Bob Beamon y un salto a la eternidad que perdura como el mayor récord olímpico

El atleta norteamericano en México 1968 marcó 8,90 metros en el salto largo, registro que perdura inmaculado en la cita de los cinco anillos. “Ese brinco es como el cometa Halley, el próximo se ve en otra vida”, estiman los especialistas. “Un salto técnicamente único, casi ningún hombre hoy lo hace”, exponen. “Midieron varias veces, nadie lo creía”, dice Jorge Grosser, testigo de prueba hace 56 años. Este martes se define el oro de París 2024 en la competencia.
Foto: France Press.
Claudio Herrera de la Fuente05 de agosto, 2024
¿Cuánto puede valer el récord olímpico más añoso del atletismo? Monetizar una gesta deportiva es tarea difícil, pero este año la medalla dorada obtenida por Robert “Bob” Beamon fue subastada en 405 mil euros.

No fue cualquier presea. El nacido en Queens, Nueva York, registró 8,90 metros en el salto largo durante el evento en México 1968, jornada en que hizo trizas el récord del mundo, superándolo por 55 centímetros. “Hoy el atletismo existe el dicho de hacer ‘una Beamon’, que significa lograr algo imposible”, grafica Gerardo San José, jefe del área de saltos en la Fedachi.

Nunca más en el evento que soñó Pierre de Coubertin un atleta logró tal brinco. Ni el propio Beamon, que en ese momento con 22 años prácticamente dejó de saltar, convencido de que ya no había más por aspirar. Se dedicó a estudiar, armó una familia y luego se divorció. “No me hice millonario”, contó hace poco. Hace pocos meses, con 77 años, sacó un álbum de hip-hop jazz, su otra pasión.

“Para visualizar la magnitud de ese salto considere que desde Jesse Owens, en Berlín 1936, no son más de cinco los atletas los que batieron el récord: (Ralph) Boston, (Igor) Ter-Ovanesyan, Beamon y Mike Powell (plusmarquista mundial con 8,95 metros, en 1991). Han pasado casi 50 años y se batió el récord una vez. Usted me llama para hablar de un salto en 1968, imagine lo grande que fue. Le propongo que una vez que terminemos de hablar, usted mida en el pasillo de su casa 8,90 metros, yo ya lo tengo visualizado, se va a dar cuenta de que es una brutalidad. Fue emocionante, fue una acontecimiento, ese salto es como el cometa Halley, el próximo se ve en otra vida”, dice el español Ramón Cid, exatleta en salto triple y exdirector técnico de la Real Federación Española de Atletismo.


“El salto de longitud es de evolución lenta, porque es muy fácil, muy natural, cualquier niño salta muy bien lognitud o muy mal, es una prueba que tiene una parte instintiva que es difícil de aprender. Pude charlar con Beamon hace algunos años en un festival de atletismo y cine en San Sebastián y me dejó la sensación que él no argumentaba bien lo que logró (…) Era un portento, con una tipología parecida a la de Carl Lewis. Lo que importa aquí es la fuerza relativa, la capacidad de hacer mucha fuerza siendo muy liviano. Beamon medía 1,92 y dice que andaba por los 70 y algo de kilos, lo de él es una fuerza que se genera más por tendones que por masa muscular, como un canguro que tiene tendones largos, capacidad elástica”, dice Cid, que compitió en Montreal 1976 y Moscú 1980.

Lo de Beamon es una fuerza que se genera más por tendones que por masa muscular, como un canguro que tiene tendones largos, capacidad elásticaRamón Cidexatleta español y entrenador de saltos

— Beamon decía que era capaz se hacer 18,90 en el triple, ¿un exceso?

“Absolutamente, cuando lo charlamos casi le respondo ¿te crees que eres Beamon? Creo que no tiene capacidad de dimensionar lo que hizo, tampoco lo que entrenaba era coherente para los que somos entrenadores, él fundamentaba que hacía muchas series de 200m, metabólicamente es importante en el salto largo ser rápido, pero no en 200, es un entrenamiento tangencial, la velocidad máxima la logras en 50 o 60m, hoy se trabaja bastante más la fuerza, con mucho multisalto; pero él saltó 8,90, era un atleta excepcional, con un talento descomunal y que se encontró con las circunstacias emocionales perfectas”.

“Ese día (18 de octubre de 1968) estuve en el Estadio Olímpico Universitario del DF mirando los saltos, pero desde la tribuna del frente”, revela Jorge Grosser, exatleta que participó en los 1.500m del evento azteca. “Fue su primer intento y se notó que Beamon hizo un buen salto, cae y levanta los brazos, ahí mucha gente empezó a correr, comisarios, fotógrafos, nadie lo creía, lo midieron varias veces (…) Fue notición, al día siguiente los científicos salieron a justificar el récord, hablaban de la densidad del aire, el clima. Los favoritos eran otros: el americano Boston, el ruso (Ter-Ovanesyan) y el inglés (Lynn Davies) que había ganado en Tokio. México fue un quiebre grande en la historia del atletismo, porque no fue solo el salto largo, se bajaron por primera vez los 10 segundos en 100, los 44’ en 400 y los 20’ en 200”, comenta el actual entrenador.


“Se juntan varias cosas en el récord de Beamon. Ese año debuta una medición semielectrónica, pero el salto fue tan increíble que lo tuvieron que chequear de forma manual. Además estaba compitiendo Boston, que era el récord mundial vigente y que lo tenía (a Beamon) como pupilo, es al primero que abraza cuando se confirma la marca; todas las probabilidades se juntaron: el viento a favor fue 2.0 (2.1 no vale), la altura, se dieron muchas cosas, por algo le llaman el récord del siglo. Además había clasificado con muchas dificultades. Técnicamente fue único, él hizo una carrera veloz (19 pasos en 44 metros de carrera) y el salto entre que camina, pero es natural, levanta rodillas y cae, casi nadie hoy en hombres hace ese tipo de salto”, detalla San José.

En la cita de hace 56 años hubo gestos simbólicos. Los afroamericanos Tommie Smith y Johan Carlos, arriba del podio en la premiación de los 200m, realizaron el saludo del Poder Negro basado en reivindicación racial en Estados Unidos, tributo que les costó la expulsión de la Villa Olímpica.

“Le pregunté a Beamon si eso le supuso un plus, si lo fortaleció”, cuenta Cruz, “pero no, se inhibió mucho, él solo saltó…”. Como nadie nunca en los Juegos Olímpicos.
Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

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