Santiago de Chile.   Sáb 03-05-2025
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Un pitcher tocopillano en Francia: “No soy el Alexis Sánchez del béisbol”

De niño jugaba béisbol en un cementerio y calibraba su brazo en las playas nortinas apuntándole a los cangrejos. A Francia partió a probar suerte en 2014 y hoy, Pablo Ossandón lanza la bola a 150 kilómetros por hora y es jugador-entrenador de su equipo, Les Boucaniers de La Rochelle, de la primera división gala. Un deportista poco usual de un deporte poco usual en Chile y en Francia. “Siempre me han visto como bicho raro”, bromea. Aún no sabe si lo convocarán a los Panamericanos.
Antonio Valencia02 de julio, 2023
“Cuando cuento de dónde vengo y cómo empecé en el béisbol, los franceses se van de espalda, quedan locos, me piden fotos de las canchas del norte, todas de tierra”, dice Pablo Ossandón, 33 años, 1,89 de estatura, chileno, tocopillano, francés hace cuatro meses, beisbolista profesional y el primer chileno en la historia que llegó a un equipo europeo.

De eso ya hace ocho años.

—¿Cómo empezó su historia?.

“En un cementerio”.

—¿Un cementerio?

“Sí, en un cementerio. El diamante de béisbol de Tocopilla está ubicado donde antiguamente había un cementerio. De niño jugábamos ahí y de repente encontrábamos huesos humanos. Cuando hicieron el estadio nuevo encontraron muchos cuerpos e hicieron un monumento”.

En Tocopilla el béisbol es el deporte de la ciudad, dice. Más popular que el fútbol. Toda una rareza. “¿Béisbol? ¿Chileno? ¿Juegas béisbol?, me han preguntado toda la vida. En Chile no es común, siempre me miran como bicho raro. Y en Francia son más populares el fútbol, el básquetbol, el hándbol y el rugby”.

—¿Supo cómo llegó el béisbol a Tocopilla, en los años 20?

“Unos gringos que llegaron a trabajar para la minería salitrera. Una vez llegó un equipo de japoneses a jugar con los gringos en el estadio municipal y se puso a temblar fuerte… Los japoneses arrancaron y dejaron todo botado. No volvieron más. Así la gente empezó a usar esos implementos”.

Ossandón en una imagen de archivo jugando en Tocopilla. No hay más que canchas de tierra, como en Arica, Iquique, Antofagasta o Chuquicamata. “Pasábamos con las rodillas peladas”, dice el “Pitón”.

—Usted es lanzador, no bateador.

“Es que bateadores hay muchos, lanzadores somos pocos. De chico jugué como segunda base, pero pegué el estirón y todo cambió. Lo de lanzador viene del brazo. Soy hiperlaxo y tengo ángulo más amplio, una buena aceleración y así lanzo más fuerte. Hoy lanzo a 85 millas por hora, que son como 150 kilómetros por hora. Antes llegué a 87. Para ser lanzador hay que tener buena colocación también”.

—¿Cómo logró eso?

“De chico, tirado piedras con amigos. En Tocopilla no hay cine, nada para entretenerse, así que a tirar piedras a las rocas de la playa. En realidad, tirándoles piedras a los cangrejos… Me da un poco de vergüenza contar ese secreto, je, pero eran juegos de niños”.

El “Pitón” Ossandón se fue en 2014 a probar suerte a Francia. El amor por el béisbol empezó en el colegio. Representó a su escuela, luego al equipo de la ciudad y a la selección chilena en campeonatos internacionales.

Hijo de un taxista que trasladaba pasajeros al aeropuerto, a los 13 años se fue a una escuela de béisbol en Sao Paulo, Brasil. “Fui a aprender de Tati Valdés, campeón olímpico y el mejor lanzador zurdo de la historia. Ahí aprendí de mi arte, del arte de lanzar, de ser pitcher. Después fui a Venezuela a entrenar con Eduardo Villacis. Aprendí muchos detalles, no había en Chile entrenadores de pitcher. Ahí me di cuenta de que no podía hacer de esto una carrera”, dice.

—¿Por qué se fue a Francia? Allá el béisbol tampoco es un deporte popular.

“Mi actual esposa es francesa. La conocí en Chile, ella trabaja en comercio exterior. En 2014 fuimos de vacaciones por tres meses y empecé a mandar mails a los clubes para pedir una prueba. Un equipo de Normandía se interesó, el Rouen Huskies, de primera división. En 2015 fuimos campeones de la Challenge, una copa en que juegan los ocho mejores de los doce de la liga, y fuimos a la Eurocopa y la ganamos. Después, en 2017, La Rochelle compró mi pase, debieron ser cerca de 1.200 euros. El equipo estaba en segunda división, salimos campeones, jugamos la liguilla y desde 2018 estamos en primera. En 2020 fuimos campeones de la copa de verano y el año pasado pasamos a los playoffs en la liga, pasaban 4 de 12. El mérito para mí es que desde 2022 soy jugador y entrenador del equipo”.

—O sea, se pone de titular siempre.

“Jajá, no, no. Debo estar concentrado como manager. Hace tres años que acá se puede ser jugador y entrenador. Solo entro si el partido está estrecho, apretado. Se dio que el entrenador que teníamos terminó contrato y volvió a Escocia. Me ofrecieron y acepté. Me gusta. También fui entrenador de la Sub 18 de Chile y competimos en Ecuador y antes de venirme a Francia era técnico de béisbol en la Universidad de Antofagasta entre 2012 y 2014”.

Ossandón es profesor de Educación Física. El paso a Francia le cambió la vida. “Fue la mejor decisión. Me casé, tengo hijos de tres y un año y nos acabamos de comprar una casa en La Rochelle, una de las cuatro ciudades más turísticas de Francia. Acá se puede vivir del béisbol. En Chile trabajaba 45 horas semanales por $650 mil y acá se trabajan 35 horas y el sueldo mínimo equivale a 1 millón 380 mil. Acá en tres años gano lo que en Chile demoraría nueve. Hay buen sistema de salud y de educación y el béisbol tiene una infraestructura para poder desarrollar jugadores, metodologías, sistemas de entrenamiento. Empecé a jugar en tierra y acá mi hijo de tres años entrena en una cancha que es una mesa de pool y con lo que nunca tuve de niño: casco, bates, guantes. En Tocopilla el que llegaba con guantes era algo raro”.

Ossandón junto a su coterráneo y casi coetáneo Alexis Sánchez después de un partido entre el Marsella y el PSG. También jugaron baby fútbol en Tocopilla.

—“Soy el Alexis Sánchez del béisbol”, dijo usted en un video del Team Chile de 2016.

“Jajajá, eso me hicieron decir en el Team Chile. No, no, compararme con Alexis parece una falta de respeto. Él es una superestrella. Hace poco lo fui a ver a Marsella y él no puede salir a la calle, es toda una celebridad. En Tocopilla una vez jugamos un baby fútbol en el colegio con Alexis”.

—¿Y qué tal?

“Fue una vez que estaba en River Plate y yo estaba como en tercero medio. Alexis jugó de arquero y en su equipo jugó su hermano mayor, Humberto. El segundo tiempo Alexis jugó de delantero y uff, es muy difícil jugar contra ese hombre, es muy, muy rápido. Yo jugaba al arco”.

—¿Cuántos goles le hizo?

“¿Me vas a creer que ganamos 1-0? El hermano de Alexis, Humberto, que es como cuatro o cinco años mayor, era muuuy bueno. Fue por él que Alexis se metió tanto en el fútbol, él lo llevaba a todos lados a jugar. El otro día me junté con ellos dos. Fui a ver a Marsella contra PSG. No salió muy contento Alexis porque perdieron. Cuando él estaba en Manchester United me mandó una camiseta de regalo por las cosas que había logrado en Francia. No puedo ir mucho a Marsella porque acá jugamos dos partidos por fin de semana, se juega sábado y domingo por la liga. Cuando hay Copa Challenge jugamos hasta cinco partidos por semana”.

—Con ocho años en Europa, ¿ya se ve en los Panamericanos?

“Aún no sé si me van a llamar a la selección. A mediados de julio debería estar la nómina. Jugar por Chile en Santiago 2023 sería increíble”.
Antonio Valencia

es redactor de Deportes El Mercurio.

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