Matías Ahumada, uno de los nuevos dueños de O’Higgins: “A Christian Bragarnik le pido hasta consejos personales”
Matías Ahumada nació en Santiago, pero a muy temprana edad se mudó a vivir a Buenos Aires. A la sombra de su padre homónimo, un importante dirigente de Boca Juniors, conoció a Christian Bragarnik, uno de los representantes más influyentes del fútbol sudamericano. Ambos, junto al argentino Jorge Reina y el mexicano Jorge Alberto Hank, son los nuevos dueños de O’Higgins de Rancagua.
“Creo que no, al revés. El fútbol cambió y ahora es más fácil mirar a los jugadores, y hay un flujo más rápido de cambios de equipos y ligas. Antes querías comprar futbolistas y tenías que viajar a verlos; hoy, por internet, en dos horas puedes ver sus videos y hablar con sus familias. Entonces, la figura del representante se volvió mucho más central y adquirió un know how (saber hacer) fundamental en la gestión profesional de un club. Incluso, los clubes que no son propiedad de agentes igual trabajan casi todos con ellos. Entendería un conflicto de interés si me dicen que solo van a venir jugadores de un representante, pero eso no tiene mucho sentido, porque, si miras los fríos números, un representante gana lo que gana de acuerdo a un porcentaje menor de las operaciones que realiza y el club gana todo el restante. No veo un conflicto de interés, es más, creo que un agente, cuando toma posición en un club, puede dedicarse por entero a eso antes que a sus tareas de agente. Las veo súper complementarias”.
— Pero el interés de un club como O’Higgins, caracterizado por formar jugadores, puede chocar con el interés de un representante que quiera traer a un futbolista de su corral para que sume minutos en el fútbol profesional.
“No creo que choquen, porque no veo diferencias entre que el dueño sea representante o haya juntado el dinero para comprar el club, por ejemplo, vendiendo cemento. A largo plazo, el jugador que tú formas es el que más rédito te deja al venderlo. El jugador por el que tienes que hacer una inversión es más difícil de controlar, y tiene un riesgo y costo más altos. Eso es igual si el dueño vende cemento o si es representante, o incluso si es un club donde los socios son los accionistas”.
— ¿En cuánto compraron O’Higgins? ¿Se puede saber?
“Saber, se puede, pero no se puede comunicar, por la privacidad de mis socios y de los Abumohor (antiguos dueños del club). Pero todo está regulado y vamos a presentar los papeles, estará todo ahí”.
“En el caso del grupo de los Hank, Jorge Alberto, independiente de su padre, tiene una fortuna considerable como para que yo no tenga ni que preguntarme si le alcanza o no para comprar O’Higgins. No tengo que preguntarme efectivamente de dónde salió la plata, porque si vas más atrás, entiendo que hasta su mismo abuelo ya era una persona súper exitosa y acaudalada. Plata tienen de sobra para una compra de este estilo, es una familia con un poder adquisitivo importante. Y lo que he conocido de Jorge Alberto es que siempre ha sido una persona ligada al fútbol. En ese aspecto lo conocí, en todo lo que tiene que ver con (Xolos) Tijuana y a través de la relación con Christian (Bragarnik). Después, en los temas societarios, se hizo un proceso de compliance (prácticas que una organización implementa para asegurar que sus actividades se ajustan a las leyes) y se aprobaron todos los filtros. Entiendo que son las mismas sociedades que han invertido en otros clubes y han pasado los mismos procesos de complicance. La verdad es que no me preocupo en ese aspecto”.
“Claramente. Los que tienen más caudal dicen: ‘Che, me gusta el fútbol, quiero vivir del fútbol, ¿dónde puedo invertir?’. Y ven qué posibilidades tienen: Chile, Brasil, Uruguay. Analizan dónde no se pone tanto en riesgo su inversión y Chile, por ejemplo, es un país que tiene muchas reglas y a veces puede ser engorroso, pero también te otorga un marco de previsibilidad fundamental para cualquier actividad económica. Si cumples con los reglamentos, te van a dejar hacer tu actividad. Es un incentivo y una rareza en este lado del Atlántico”.
“La cantera es parte central de nuestro proyecto y una de las razones que nos llevaron a elegirlo. Hay que volverse el mejor formador y vendedor de Chile. Hoy, el club no está equilibrado deportivamente, y eso hay que corregirlo comercializando mejor su cantera, que es un activo y patrimonio que ya tiene, y con el apoyo de los hinchas. Desde la parte económica, el fútbol formativo, en el fondo y bien llevado, es un buen negocio. Después, lo que dices acerca de las estadías cortas o los clubes de tránsito, eso no es porque un club sea de una agencia, sino porque es la liga chilena y el lugar que ocupa en el mercado internacional. Mientras más arriba esté tu liga, menos de tránsito es. Sacarle jugadores a la Premier League siempre va a ser más difícil, y mientras más abajo estás en la cadena alimentaria de las ligas, más difícil es mantener a los jugadores en el largo plazo”.
— ¿Qué influencia va a tener Bragarnik en O’Higgins?
“La influencia natural que tiene el dueño de un club. En esto peco de subjetivo, porque lo conozco hace años y lo quiero mucho, pero es el mejor en esto y los resultados lo avalan. Me gustaría que tenga toda la influencia posible. Ahora, en el control directo, voy a estar yo, pero a la primera persona que le pediría consejos es a Christian, le pido hasta consejos personales”.
— ¿Son influyentes los representantes en Chile?
“No sé decirte con exactitud un diagnóstico sobre el estado sobre el estado del fútbol chileno y la influencia de los representantes y si es buena o mala. No quiero hablar de otros clubes, eso lo tienen que resolver los hinchas de cada uno, y encontrar los mecanismos para que su visión sea escuchada”.






