En apenas 53 días, Universidad de Chile pasó de ilusionarse con un auspicioso presente internacional a protagonizar una preocupante caída.

Puso suplentes ante Limache para enfrentar a Botafogo con los estelares y perdió ambos duelos. La goleada a O’Higgins fue la única alegría en un período que se completó con la eliminación a manos de Curicó en la Copa Chile y la derrota del domingo ante Coquimbo Unido.

En total, el equipo de Gustavo Álvarez suma un triunfo, un empate y cuatro derrotas en sus últimos seis partidos, con lo que atraviesa su momento más delicado del año.

Para los históricos azules, lo peor fue el adiós a la Copa Chile. “La derrota con Curicó es inaceptable. No se puede quedar fuera ante un club de la B con el plantel que tiene la U”, sentencia Víctor Hugo Castañeda, bicampeón en los años 90.

En la revancha con los “torteros”, Álvarez utilizó a siete seleccionados (cinco como titulares) que habían llegado la noche anterior a Chile tras el duelo clasificatorio ante Bolivia en El Alto. “Era complicado que rindieran por el desgaste que traían. Fue decisión del técnico usarlos”, advierte Waldo Ponce, excapitán azul.

César Vaccia, campeón en 1999 y 2000, pone el foco en las deficiencias defensivas: “Curicó complicó, pero también lo hicieron ‘Popín’ Castro y Guerra de Limache. Los equipos rápidos exponen a la zaga”. Pero no es lo único que le inquieta al DT: “No están definidos los delanteros titulares. Esa incertidumbre se transmite al resto del equipo”, sostiene.

Las dudas también alcanzan a los refuerzos. “Tenía mucha ilusión con Gonzalo Montes, pero no ha sido relevante para el equipo”, remarca Castañeda. El uruguayo fue la única inversión del club en el pasado mercado: US$ 700 mil por su pase desde Huachipato.

Con 22 puntos y dos partidos pendientes —ante Unión Española y Colo Colo—, los azules ya no dependen de sí mismos para alcanzar la cima del Campeonato Nacional.

“La U no está en crisis, pero sí en un momento para ocuparse”, puntualiza Vaccia.