Rodrigo Contreras tenía 11 años cuando dejó por primera vez la casa donde vivía con su mamá, sus hermanos y sus abuelos en la Villa 9 de Julio de Tucumán. Viajó más de mil kilómetros para una prueba en San Lorenzo de Almagro y quedó. “Desde chiquito soñaba con jugar en el fútbol profesional y tenía que luchar para conseguirlo. Al principio fue muy duro, estuve viviendo en la pensión del club y para alguien del interior que nunca había salido, era difícil encontrarse con tantas cosas nuevas y convivir con 50 chicos de diferentes edades y ciudades. Regresé a Tucumán porque extrañaba a mi familia pero al año siguiente San Lorenzo me volvió a llamar y no lo dudé: volví a la pensión, me lo 'banqué' y arranqué mi carrera en las inferiores a los 12 años. Gracias a Dios después tuve mi debut en el fútbol profesional, una alegría después de tantos sacrificios y llantos. La pasé mal pero todo ese esfuerzo tuvo su recompensa cuando debuté en Primera”, recuerda el delantero de Universidad de Chile, quien se perfila como titular ante Santiago Morning por la Copa Chile.

—A usted lo hizo debutar Juan Antonio Pizzi en 2012.

“Tengo los mejores recuerdos de él. Me decía que yo le recordaba mucho su propia forma de jugar y que por eso tomó la decisión de hacerme debutar contra River Plate, porque él también había debutado en el fútbol profesional frente a ese club. Que un exdelantero de clubes tan importantes y un técnico de sus características te demuestre así su confianza fue muy importante para mí y siempre voy a estar agradecido de él”.

—¿Cómo fue la experiencia de ser sparring en la selección argentina en el Mundial de Brasil 2014?

“Vivir un Mundial de tan cerca es algo único. Compartir con el mejor jugador de la historia del fútbol (Lionel Messi) y con otros grandísimos jugadores como (Sergio) Agüero o (Gonzalo) Higuaín, a quienes antes solo veía en la televisión o jugando en la play, es algo que me va a quedar para toda la vida”.

—¿Qué recuerda de la final que Argentina perdió 1-0 con Alemania?

“Estábamos en la cancha y después nos fuimos a comer y esperamos que ellos llegaran. Obviamente fue un momento muy triste, porque todos esperábamos ser campeones. Cuando llegaron los aplaudimos y tratamos, desde nuestro espacio pequeño, de agradecerles por el esfuerzo que habían hecho por nuestro país”.

—Al año siguiente fue seleccionado juvenil y disputó un Sudamericano, ¿cómo lo recuerda? ¿tuvo ofertas para ir al fútbol europeo?

“Representar a tu país es lo más lindo que te puede pasar como jugador, es algo que me dejó marcado para siempre. Fuimos la última selección Sub 20 que ganó un Sudamericano, es algo que me llena de orgullo y a mi familia también. Después, sí: se hablaba mucho de la Juventus y en su momento también tuve algo con Atalanta. Era chico, pasaron muchas cosas y por distintos motivos al final no se pudo pero me quedo tranquilo y estoy muy feliz con la carrera que tengo”.

—Igual tuvo un paso fugaz por el Sporting Braga B, ¿qué pasó?

“No fue por un tema de rendimiento. Lamentablemente por un tema de papeles entre San Lorenzo y Sporting Braga estuve casi dos meses y medio sin poder jugar. Los clubes no se pusieron de acuerdo y me terminó afectando deportivamente. Yo entrenaba y estaba bien. Es más, el técnico era Abel Ferreira, que ahora está en Palmeiras, y me pedía que acelerara el trámite para poder jugar. Al final pude jugar un par de partidos y tomé la decisión de volver a Argentina. A veces las cosas no dependen de los jugadores, es una experiencia más y la recuerdo con mucho cariño porque mi hijo nació en Portugal y es lo más lindo que me ha pasado en la vida”.

—En 2018 llegó a Antofagasta, ¿es verdad que ya quería jugar en la U?

“En 2018 jugamos contra la U en Antofagasta y ganamos 4-0 con dos goles míos, pero los hinchas de la U alentaban como si su equipo estuviera ganando y eso demuestra que están en las buenas y en las malas. Lo he dicho antes: la hinchada de la U me recuerda mucho a la de San Lorenzo por su pasión. Como jugador, esas cosas te seducen. Además, gente como ‘Mati’ Rodríguez, que es ídolo acá, Guillermo Marino y Sebastián Ubilla me habían hablado muy bien del club. Tenía esa conexión con la U y al fin pude cumplir el objetivo de jugar acá y voy a dar lo mejor de mí con el mayor compromiso que se merece una institución tan grande”.

—Luego pasó por varios clubes en México y Argentina y volvió a Antofagasta en 2023, cuando el equipo estaba en Primera B, ¿por qué tomó esa decisión?

“Yo no quería seguir jugando en Argentina por algo personal. Tenía ofertas de otros clubes de Chile pero yo le tenía mucho cariño a Antofagasta, porque era el club que me había dado la posibilidad de irme a México y estaba en un momento difícil, había descendido. Volví con la intención de ayudar al equipo y lo tomé como un reto conmigo mismo. Nunca había jugado en el ascenso y sabía que era muy difícil porque no había VAR, se pegaba mucho más y era un juego más físico y friccionado. Quería volver a sentir esa presión de saber que tienes que sacrificarte el doble porque si me iba mal iba a ser difícil volver a Primera División. Me gustan los retos personales y sabía que dependía solamente de mí y que era dar un paso hacia atrás para después dar dos hacia adelante. Y así fue: tuve un gran año, fui goleador del torneo y en 2024 partí a préstamo a Everton, donde también tuve otro año muy bueno que me ayudó a llegar a la U”.

—Su último partido en Everton fue justamente contra la U: fue un empate a uno en la última fecha del campeonato pasado que privó a los azules de seguir peleando por el título.

“Fue un partido muy intenso y parejo sin mucha diferencia entre los dos equipos. Everton estaba obligado a ganar o empatar para clasificar a la Copa Sudamericana y la U también tenía que ganar para seguir peleando el campeonato. Fue de ida y vuelta y emocionante hasta el último minuto. ¿El gol anulado a Leandro Fernández? Fue una jugada muy rápida, si el juez cobraba el foul antes se ahorraba el problema que tuvo después. Es muy difícil anular un gol en un momento tan decisivo pero no me corresponde opinar, yo en ese momento defendía a Everton y daba lo mejor por ese equipo. Al final el resultado fue adverso para la U pero la gente cantó y apoyó a los jugadores porque habían hecho un año grandísimo y se merecían el reconocimiento”.

—¿La U merecía ser campeón?

“Yo creo que sí. Los contrarios también hicieron un gran trabajo pero creo que la U se merecía ser campeón porque fue el equipo más regular en todo el año”.

—Usted anotó 16 goles y fue el segundo máximo artillero del campeonato, después de Fernando Zampedri, ¿qué tiene que hacer para superarlo?

“Todos los años son diferentes y uno siempre se pone objetivos y el primero es ayudar a que mi equipo consiga sus objetivos, lo colectivo siempre está antes que lo individual. Obviamente si puedo hacer muchos goles y ser goleador sería la frutilla del postre pero primero está la parte grupal”.