La mano de Jorge Almirón, el técnico que se maravilló con el centenario albo
Lo trajeron para darle un salto de calidad internacional a Colo Colo y cumplió, ubicándolo entre los ocho mejores de América. Un entrenador que logró su mejor versión muy temprano (Lanús 2017) y todo lo que hizo después se mira de reojo. El gusto por los mediocampistas, la salida limpia y la sensatez para manejar un vestuario. “Sabe tratar a los jugadores pesados”, dicen. Las relaciones que estableció en la interna de Pedrero retratan a un tipo “súper competitivo”, “duro”, pero “nada intransigente”.
En la etapa más quemante para definir al sucesor de Gustavo Quinteros, una comitiva de Blanco y Negro (ByN) se enclaustró en un hotel de La Dehesa, aislada, para evitar “filtraciones” sobre el nuevo entrenador que tomaría la conducción de Colo Colo 2024.
Jorge Almirón fue el elegido. En su presentación ante los regentes de Macul dio muestras de conocer en profundidad al plantel albo, pero solicitó datos duros para establecer objetivos. “Pidió conocer datos antropométricos, como porcentajes de grasa y masa muscular, además de algunos test de velocidad”, revelan testigos de la operación que trajo al exDT de Boca Juniors a Pedrero. Una vez que procesó la información, el coach se aventuró: “Con este equipo podemos pasar la fase previa de la Copa Libertadores”, se comprometió.
En ByN hubo alguna inquietud inicial con el carácter de Almirón para no repetir los roces internos vividos con Quinteros. Los primeros días de trabajo dieron señales de un nuevo contexto. “Se le preguntó en la entrevista por su carácter, pero después comprobamos que no era nada intransigente. Es muy exigente, pero con él todo se puede hablar, siempre busca alternativas; es duro, zorro, súper competitivo, pero entiende la realidad, posee mucho tino. A él le sedujo mucho ser parte del centenario del club y hacer una buena campaña internacional para la conmemoración”, apuntalan en la concesionaria.
Almirón se validó rápido ante jugadores y funcionarios. El trato y la sabiduría futbolística, sus armas. “Nos da tips que antes en lo personal nunca me había tocado escuchar de un entrenador”, aseguró el capitán Esteban Pavez. “He estado antes con muchos técnicos, de menor categoría por decirlo de una forma y muchos de ellos no pisaban el suelo, gente altanera a veces, Jorge es otra cosa, demasiado persona, muy cercano, serio en lo que hace”, dice Luis Vergara, responsable de las canchas del Monumental.
Mario Cáceres, exariete albo que sigue la ruta del Cacique, observa: “Almirón le ha dado un salto de calidad al plantel, tiene experiencia en manejar equipos grandes, jugadores pesados, de nombre, eso le permite llevar al grupo muy bien. Es clave su cercanía con los futbolistas, les da confianza a todos, y se vincula muy bien con los más grandes, que son los que llevan el vestuario, eso hace que lo quieran. El camarín de Colo Colo irradia muy buena convivencia, siempre que hay alguna salida o asado, está el 70 % del plantel y eso no es habitual, pasa siempre en los equipos que se juntan 5 o 6 como máximo, acá siempre está más de la mitad del equipo. El DT también influye en eso, lo promueve, ahí está el plus en el manejo de grupo, porque la parte táctica y metodológica la tiene de sobra”.
Aunque antes dirigió siete clubes (cuatro de ellos en México), Almirón cobró fama en Lanús (2016/2017), donde dejó huella por la forma y contundencia, asomándose en la final de la Copa Libertadores. “Su versión más depuraba y visible fue en Lanús, hacía un juego de posición, tenencia de pelota, protagonista en campo rival, pero nunca más pudo repetir aquella versión, entendiendo que los modelos de juego tienen que ver con los perfiles de los futbolistas, lo que vimos después en todos sus equipos estuvo bajo de eso; Jorge se ha convertido en un entrenador mucho más enfocado en el orden, no arriesga tanto como antes. Su Colo Colo presionaba bien, eso sí”, admite Fabián Godoy, analista de DSports.
Almirón, que purgó tres fechas de sanción cuando zamarreó al juez José Cabero, tragó influencias marcadas de Ricardo La Volpe, técnico que lo transformó en volante central y con el que luego se pelearía (“me amargó la carrera hasta los 37”, ha dicho), se hizo adepto de los equipos que construyen juego desde el arco propio, y no esconde su debilidad por los volantes. “El mediocampo es el eje de todo, si estás bien en esa zona el equipo se puede parar más adelante. El volante da sentido de juego en equipo, no la saca del ángulo, tampoco hace los goles y no sale en la foto. El mediocampista no puede tener ese ego ni sentir celos, pero es clave”, enseñó en estas páginas.
En Colo Colo, Almirón fue tallando la estructura de un equipo ducho, con diversos sistemas tácticos y señales percibidas por rivales y testigos. “Logra un ataque construido, es el equipo que da más pases del campeonato, posee volantes con mucha movilidad tanto para recogerse y armar una salida, como para profundizar y sumarse al ataque (como Vidal). Pero le sumó variantes, porque en algunos partidos fue capaz de hacer ataques directos buscando las diagonales de (Javier) Correa o (Guillermo) Paiva al límite del fuera de juego”, revelan en el staff técnico de un club santiaguino de Primera.
“Almirón le dio un identidad a Colo Colo, logró una organización defensiva y ofensiva muy clara, todos los jugadores saben qué hacer con y sin pelota. Insiste en su idea, siempre se arma con la posesión, sin tanto vértigo, pero tiene siempre la pelota”, apuntala otro entrenador de la máxima categoría que pide anonimato.
Christian Godoy, analista de rendimiento del INAF, destaca otro punto que refleja en parte las estadísticas del equipo menos vencido del torneo. “Almirón tuvo un equipo individualmente superior al resto, por sobre la U y la UC, por calidad y variantes, en algunos casos tiene tres jugadores por puesto. Logra defender con cierta lógica, haciendo presión media-alta, pero bien orientada, marcando líneas de pase, y con eso obliga al rival a jugar con balones largos, y es justamente en los duelos aéreos donde tiene su fortaleza, con Saldivia, Falcón, Amor, incluso Ramiro González, con eso acá le alcanza”, argumenta.
Almirón, ensimismado por la conmemoración del primer siglo de vida del club popular (1925-2025), se subió un año antes al carro albinegro y ya dejó huella. Se transformó en el entrenador número 23 en ganar el torneo nacional al mando del Cacique y el noveno extranjero en línea en dominar el certamen local.
Claudio Herrera De La Fuente
es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.