Después de seis partidos sin ganar en la carrera al Mundial 2026, Chile consolida su peor inicio eliminatorio de la historia. Los cinco puntos actuales tras nueve jornadas no tienen antecedente similar. Hacia Fracia 1998 la Roja abonó 12 unidades de las 27 iniciales, 10 en 2002, 12 en 2006, 13 en 2010, 12 en 2014, 11 en 2018 y siete en 2022.

En este contexto, tras la derrota 2-1 con Brasil ("faltó colmillo y manejo en esos últimos minutos", grafica Fabián Estay), un abatido Ricardo Gareca dejó varias sentencias la noche del jueves en Ñuñoa. Habló de una “expectativa desmedida” con su arribo, pero también advirtió que “Chile necesita un proceso” y terminó envalentonándose con un “no me bajo del Mundial”.

“Respecto al tema del proceso, la ANFP me parece que no tenía un proyecto para esta situación o era hacer un recambio, pero nunca se dijo, porque cuando Gareca llegó dijo ‘vengo a clasificar al Mundial, no me interesa más nada’, ni las menores ni el fútbol chileno, etc. Ahora se habla de otra cosa porque los resultados no acompañan (…) El riesgo está cuando intentas hacer un recambio, porque alguien debía hacerlo, pero tampoco hay tanta materia prima, pero que lo digan, cuál es el proyecto. Si están las chances hay que pelear hasta el último”, razona el mundialista Fabián Estay.

Juvenal Olmos, exseleccionador, ha visto esta película: “Si en este caso el argumento es que hay jugadores que deben tener más experiencia o terminar de formarse para el nivel de selección, eso no existe, eso será para el proceso de las selecciones menores y los clubes, el problema es cuando el técnico de la adulta debe terminar de formar, conceptos de cómo marcar, achicar, cerrar, ahí está problemática actual. Porque si DT de la selección apunta a terminar el periodo de su contrato está en su legítimo derecho, soy de la idea que se respete hasta el final mientras estén las opciones de clasificar”, argumenta.

“Es muy difícil vivir un proceso en la selección mayor, los procesos se hacen en la selecciones menores. Lo que hace falta en Chile es se junten la mayor con las menores y hablen el mismo idioma, hoy no es así, porque Gareca piensa de un forma y Nicolás Córdova de otra, y esto pasó antes, se necesita esa unidad técnica, eso es un proceso”, medita Cristian Leiva, exseleccionador de menores en la Roja.

Rodrigo Pérez, exlateral con eliminatorias en la espalda, refuta: “Es difícil hablar de un proceso, cuál sería la cabeza de éste, no existe un proceso, cuál es la coherencia, se habla de recambio, pero al mismo tiempo quieren eliminar categorías en el fútbol formativo. Y ojo que esto no pasa por cambiar entrenador a cada rato”.

“Está claro que no se puede regalar nada más, pero el nivel con Brasil me dejó con más optimismo, me gustó la línea de cuatro, agresiva, ordenada (…) Bien Kuscevic, Thomas Galdames, Loyola, Valdés, Echeverría, Dávila tiene carácter, no le tiene miedo a nada, creo que no debió salir. Está la chance matemática y hay que seguir peleando”, suma Pérez.

El exseleccionador César Vaccia refuerza esa línea: “Hay que seguir con la inversión de sostener a jugadores como Loyola, Kuscevic, Echeverría o Cepeda, que es de otro nivel y no tiene techo, Darío (Osorio) va mejorando su personalidad. Y esta inversión no tiene nada que ver con un proceso, los procesos se avalan por resultados y sabemos que aquí no hay paciencia, todavía no conozco un proceso en Chile, el equipo puede y debe todavía dar pelea”.

Blindar al mando técnico no significa ignorar las debilidades estratégicas. Olmos percibió fallas graves ante Brasil: “Cuando Chile hace el gol de inmediato queda demostrado que el dibujo era deficitario en el retroceso, porque los cuatro de arriba (Osorio-Valdés-Vargas-Dávila) apretaban alto, mientras nuestros zagueros retrocedían, y lo hacían porque Brasil tenía cuatro delanteros, lo que se imaginó antes de apretar arriba ya no era real, el equipo se partió y eso estimuló el uno contra uno de los punteros del rival. Quedó claro que el partido pedía doblar las marcas por los costados. Eso te lo tiene que enseñar el técnico, el cómo anular las virtudes del rival y con Brasil fue lo contrario: se expuso las deficiencias propias, un lateral lento ante un puntero rápido. También faltó un líder, un caudillo, el futbolista que grita y ordena, eso es uno de los mayores coletazos del fin de la generación dorada, gente que solucionaba eso como Medel, Bravo o Vidal”.

“Me da esperanza el que Chile haya terminado el partido con jugadores jóvenes en cancha, sé lo que pueden rendir: Tapia, Cepeda, Morales, estaban debutando y no les afectó la instancia, hay detalles que se corrigen y en eso te ayudan los tipos grandes, también faltan (Daniel) González, (Alexander) Aravena que tuvieron un Mundial en menores y además los avala un buen presente. Creo que se puede competir mejor en esta segunda rueda, pero me gustaría seguir viendo a estos jugadores”, espeta Leiva, conocedor profundo de la cosecha 2002.

Ante el Scratch, Chile terminó la jornada con un equipo que tenía un promedio de edad de 24,9 años.

La selección prepara su traslado este domingo a Barranquilla, donde se medirá el martes a Colombia, que viene perder su invicto en la clasificatoria al caer en Bolivia, pero que mantiene impoluta su campaña en el fortín del “Metropolitano”.

El plantel, que tuvo tarde libre ayer después de un trabajo matinal en Juan Pinto Durán, tiene las altas de Paulo Díaz y Erick Pulgar tras cumplir sus respectivas suspensiones. Los apercibidos, de cara a a fecha doble de noviembre, son Guillermo Maripán, Thomas Galdames, Rodrigo Echeverría y Felipe Loyola.