Minuto 54 del partido entre Huachipato y Universidad de Chile en el estadio CAP de Talcahuano. Los azules ganan 2-0 y Maximiliano Gutiérrez con Marcelo Díaz van por el balón en el área visitante; los dos lo golpean casi en forma simultánea y la pelota, finalmente, golpea en el brazo del capitán azul.

Piero Maza deja jugar, pero el VAR —responsabilidad de Juan Sepúlveda— lo invita a revisar la jugada, muy conflictiva. Minutos después, el árbitro con escudo FIFA confirma su decisión: desestima la poená máxima contra los azules.

“La decisión de campo es la correcta, porque en el contexto de la acción se trata de un balón que rebota y golpea en el brazo que se encontraba en posición natural del contexto de despeje del defensor”, es l explicación de Roberto Tobar, jefe de los árbitros del fútbol chileno.

Y profundiza: “Un defensor despeja el balón dentro de su propia área penal, éste rebota en un delantero e inmediatamente impacta en el brazo del mismo defensor. El árbitro aprecia la acción y determina no sancionar penal, porque considera que el balón vuelve inesperadamente desde el rebote y golpea en el brazo cuya posición se justificaba por la mecánica del movimiento”.

“El VAR revisa la acción desde diferentes ángulos e interpreta que el brazo del jugador defensor se encontraba en una posición antinatural, por lo que invita al árbitro a realizar una revisión en campo (OFR). Durante la revisión en campo, el árbitro confirma su apreciación inicial relatando al VAR que la mano no es sancionable, porque se trata de un balón que es despejado por el defensor y que ese balón rebota a una corta distancia y a gran velocidad en un delantero impactando finalmente en el brazo del defensa, en una posición natural por el contexto de la mecánica del movimiento o gesto atlético del jugador, sin realizar movimientos adicionales voluntarios ni reflejos. Fue normal lo que realiza Marcelo Díaz”, pecisa Tobar.

“Cada situación de mano tiene un contexto y a partir de ahí hay que aplicar las consideraciones. No es tema de criterios, es que tenemos que entrar en el tema del entendimiento y contexto de cada situación. Si no ponemos contexto, todas las consideraciones de mano serían sancionables. Y no es así”, cierra el exréferi.

¿Por qué el VAR llamó a Maza, entonces? Porque realizó una mala interpretación del criterio que tienen las manos, no le dio trama a la situación. Para Sepúlveda y sus colaboradores en la cabina, José Retamal e Ítalo Jara, sí era sancionable la conducta del ‘21’ azul.

Diferente fue el comportamiento del video arbitraje en la agonía del juego entre O’Higgins y Unión Española, cuando un cabezazo del hispano Ignacio Núñez dio en la mano de Martín Maturana.

El árbitro Víctor Abarzúa no cobró la pena máxima, pero el VAR, a cargo de Cristián Garay, lo citó a una revisión más detallada.

Y Abarzúa mantuvo la resolución.

El VAR indica que se trata de una acción “interpretable”, y por protocolo debe convocar al árbitro principal. Tras observar las imágenes, Abarzúa —que no había visto la mano en vivo y en directo— insistió en su dictamen. Por su parte, Garay, en compañía de Wladimir Muñoz y Ruperto Mosalve, quienes lo asesoraban en El Teniente, también concluyeron que la jugada no “tenía las consideraciones para ser considerada como penal”.