Locura y descontrol. Todo lo que detesta futbolísticamente Manuel Pellegrini padeció el Betis ante un Celta de Vigo insurrecto, con ratos de juego galano y contundencia envidiable.

El Benito Villamarín, siempre bullicioso, tuvo momentos de espasmo, incrédulo ante la incapacidad del conjunto andaluz de armonizar el juego que lleva como identidad.

El final salpicó rabias, peleas y simulaciones. Iago Aspas, atacante visitante, fingió una agresión del zaguero Luiz Felipe, que terminó expulsado. Hubo conatos entre los banquillos y el tiempo agregado se estiró a 12 minutos. “Me parece una deslealtad imperdonable de Aspas hacerse el golpeado, le sacan el balón desde la mano y se agarra la cara, es una actitud repudiable y debe ser sancionado por desleal”, fustigó el técnico Manuel Pellegrini en la trastienda.

Pero el Betis no perdió por aquel incidente agónico. Fue incapaz de neutralizar el circuito de juego del Celta y su fragilidad defensiva fue aterradora. Nunca en el fortín albiverde el equipo de ingeniero había cedido cuatro goles. Y alguno más pudo caer, porque Yussouf Sabaly sacó un tanto desde la línea de sentencia. Imaginativos Aspas, Luca de la Torre y Gabri Veiga (autor de dos goles), veloz Carles Pérez y contundente el noruego Jörgen Strand Larsen (abrió el marcador), fueron un cóctel que indigestó al local, con Claudio Bravo en el banquillo. Lerdo en las pelotas detenidas (Joseph Aidoo marcó de cabeza en un corner), el Betis sumó su tercera derrota en las últimas cuatro jornadas.

“El partido ofensivo fue de lo mejor que hemos hecho, en el primer tiempo tuvimos tres ocasiones claras de aumentar, pero nos empatan; en el segundo nos quedamos un poco, al final tuvimos más ocasiones, pero defensivamente fue el peor partido nuestro, Celta llegó cinco veces y nos hizo cuatro goles (…) Fue el tercer partido en la semana y no estábamos 100% recuperados, tratamos refrescar con algunos cambios, pero defensivamente no fuimos ni la sombra de lo que veníamos haciendo”, lamentó Pellegrini, que intentó sin suerte cambiar el desarrollo del juego modificando al eje del mediocampo y apurando el debut de Ayoze Pérez.

La inconducta tampoco ayuda: el Betis sumó una decena de expulsados en 20 jornadas. “Cuando uno tiene tantas tarjetas rojas no es por mala fortuna, debemos controlar el carácter. Es un factor que nos ha perjudicado y ya lo conversaremos internamente (…) Estamos pasando un momento complicado de resultados, pero debemos mejorar nuestro juego si queremos pelear arriba. Ya veremos cómo nos equilibramos como equipo”, sentenció el coach.

Los jugadores tampoco salían de la incredulidad. “Esto nos había pasado muy pocas veces los años que lleva el míster aquí. Cuando encajas cuatro goles algo hiciste mal y hay que analizar”, admitió Edgar González, que sobre el final tuvo la chance más clara del empate con un cabezazo.