Colo Colo sonrió en su aniversario número 30 de la obtención de la Copa Libertadores 1991. Los albos derrotaron 2-0 a Deportes La Serena, pero sobre el final un episodio extrafutbolístico opacó el festejo.

Culminado el encuentro se armó una trifulca entre albos y granates. ¿La razón? un entrevero que inició, desde el borde de la cancha, el defensa Maximiliano Falcón minutos antes del gol de Luciano Arriagada que selló el marcador.

El uruguayo terminó sujetado del cuello por Pablo Lenci, ayudante de Miguel Ponce, y con varios serenenses encima, encarándolo luego de haber lanzado lejos un balón. Horas después del altercado, siguen existiendo resabios de enfado en los visitantes.

“Obviamente él terminó ensuciando un partido que se había jugado bien. Que se haya metido a la cancha y que haya lanzado la pelota queriendo hacerse el canchero nos provocó mucha molestia. Nosotros pensábamos que podíamos generar una ocasión más y por eso la calentura. Lo que pasó después se escapó de nuestras manos, tampoco fue lo correcto de parte nuestra”, comentan desde el interior del plantel granate.

Este incidente se suma al que generó el zaguero en la final de la Supercopa ante la UC, donde se descontroló y fue expulsado tras agredir a Valber Huerta, y de cierta manera retrata su complicado presente en Pedrero.

Desde ese día, el 21 de marzo, Falcón inició su camino hacia la suplencia. Recibió cuatro fechas de castigo y comenzó a dar ventajas. Su último duelo como titular fue en la caída ante Palestino el pasado 8 de mayo. De ahí en más fue alternativa. Con el arribo de Emiliano Amor y el buen nivel de Daniel Gutiérrez, el oriental pasó de ser un inamovible a ser el cuarto central del plantel. ¿Le habrá pasado la cuenta su comportamiento? Leonardo Véliz y Humberto Cruz, históricos albos, comparten su visión.

“Definitivamente sus acciones lo han hecho perder la titularidad. El uruguayo se ha dejado llevar por los elogios desmedidos de los hinchas y cree que con eso puede hacer lo que quiera. La dirigencia de Colo Colo definitivamente debe darle un tirón de orejas para que mantenga una actitud conforme a la de un profesional”, asevera el primero.

A Cruz, en tanto, le llama la atención la conducta de Falcón. “Jugué con muchos uruguayos y nunca vi algo así. Es raro lo que le pasa a este chico. Tiene muchas condiciones, pero si sigue así va a complicarse. La agresividad, bien entendida, hay que ponerla en juego en la cancha. Es una cosa de manejo, Quinteros tiene que hablar con él desde ya”, afirma.

¿Qué podría estar pasando por la cabeza del "charrúa" en estas destempladas reacciones? Renata Almada, psicóloga deportiva, entrega una hipótesis con respecto a una posible disconformidad por su pérdida en la estelaridad alba.

“Desde lo individual, las conductas impulsivas pueden sugerir carencias con el control de los impulsos y tolerancia a la frustración. El ímpetu por querer estar en un espacio de protagonista que le ha sido 'negado' desde la llegada de Emiliano Amor. Sus comportamientos pueden ser fruto de este compilado de carencias”, explica, agregando que “el malestar que puede ocasionar esta situación para un futbolista resulta en actitudes poco lógicas, como si fuera la respuesta natural y poco adaptativa a eventos que le provocan frustración”.

Ahora podría venir otro castigo: tal como pasó ante los cruzados, Falcón podría ser sancionado si el juez José Cabero finalmente consigna la provocación del uruguayo ante los nortinos. Sin siquiera estar en cancha, el defensa otra vez hace noticia.