Santiago de Chile.   Dom 22-06-2025
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Fabián Marzuca, el DT más joven del fútbol chileno: “Muchas veces me dijeron ‘no jugaste y no tienes camarín’, pero llevo ocho años metido todos los días en un vestuario”

Tiene apenas 29 años. Jugador frustrado, estudió en el INAF, pero desprecia el mote de “marciano”. Vivió un meteórico aprendizaje en Recoleta, club al que ascendió dos categorías. “El fútbol es mitad ciencia y mitad arte”, dice convencido. Hizo pasantías con Bielsa y en clubes europeos. Las premisas de un entrenador rupturista que disparó el rendimiento de Santiago Morning.
Foto: Photosport.
Claudio Herrera de la Fuente23 de noviembre, 2020
El primer mensaje que recibió en las aulas del INAF lo escuchó del fallecido Jaime Campos, el “Choro”, un entrenador de viejo cuño. “Yo le dije que quería ser entrenador y él me preguntó ‘¿te gusta la sangre?’. Le respondí que me gustaba la competencia. Ahí me dijo: te voy a dar un consejo, nunca te leas, nunca te escuches, nunca te mires’, porque eso te daña la cabeza”.

Fabián Marzuca, el técnico 29 años que está al mando de Santiago Morning, nunca lo olvidó y por eso, dice, no mira los partidos de su equipo cuando los repite el CDF (“los veo de la cámara táctica”) y trata de estar ajeno a todo lo que se publica de él.

“Si pierdes, hay 200 tipos que te matan con los comentarios en las redes sociales y si ganas, eres Guardiola. Eso te nubla, ni siquiera sigo la página oficial del Chago”, cuenta el entrenador microbusero, que tomó al club hace cinco partidos en la agonía y provocó un quiebre inmediato, sumando 13 puntos de los 15 disputados.

Marzuca se reconoce como un futbolista frustrado. Dice que probó suerte en las divisiones inferiores de varios clubes, pero en ninguno pasó el filtro. “Fui poco inteligente también. Cuando fui a Universidad Católica me puse en la fila de los ‘10’ y éramos mil, en cambio en la de lateral no había nadie, pero no me daba para ser profesional; era central, rápido, pero mi nivel era para pelear un cupo en la citación de inferiores, ninguna posibilidad”, cuenta en una charla vía Zoom.

En el hogar de los Marzuca Pérez en Recoleta se transmitía el valor del trabajo y el estudio. Hijo de un locatario en la Vega Central y de una docente, Fabián tomó empleos desde los 16 años: “Cargando cajas en la Vega, hice encuestas, repartí panfletos y hasta fui salvavidas de piscina en un complejo donde todos sabían nadar, eso sí que era aburrido”, narra. Pero su foco seguía en el fútbol y por eso al egresar del colegio cursó Educación Física.

Santiago Morning levantó de la mano de Marzuca. Venció a Cobreloa, San Marcos, Temuco y Santa Cruz e igualó ante Barnechea. Este lunes 23 recibirá a Copiapó en un partido pendiente. Foto: Photosport

Por entonces, junto a su compañero Matías Núñez, su actual PF, se ofrecieron gratis para encargarse de la preparación física en la Sub 8 y Sub 9 de Santiago Morning. “Pero yo no entendía mi rol de PF, quería intervenir en el área técnica, decir cómo había que jugar, producto de mi inmadurez; ahí me di cuenta de que debía estudiar para DT”.

Ingresó al INAF en una generación en la que compartió con Diego Reyes, que terminó en el staff de Marcelo Bielsa, y Rodrigo Venegas, ayudante de Miguel Ponce. “¿Si me siento un marciano? Esa frase viene de alguien que respeto mucho (Arturo Salah), aunque no sé si hoy pensará lo mismo. Es ofensivo, porque siento que en cualquier área hay que buscar incluir y no excluir. Es como si no jugaste al fútbol no puedes aportar y el mundo del fútbol te indica todo lo contrario: nuestro seleccionador no fue jugador, Mourinho tampoco, existen exjugadores que son horribles como entrenadores. Entiendo que hay mucha gente que piensa que esto es un libro, pero creo que el fútbol es la mitad de ciencia y la mitad de arte; como un pintor, que necesita la matemática para la geometría y el arte para elegir el color y la técnica, y por eso hay pintores buenos y malos. El fútbol sí tiene arte, eso también se adquiere, lo mismo el liderazgo. Muchas veces me dijeron tú no jugaste, no tienes camarín, pero llevo ocho años metido todos los días en un vestuario, no sé si no tengo tanto camarín. A lo mejor soy marciano, nunca lo he pensado, pero hoy los clubes están más abiertos”, reflexiona.

LA ESCUELA DE RECOLETA


Marzuca admite que aprendió, “con ensayo y error”, el oficio de dirigir en Recoleta, club donde permaneció seis años. El edil Daniel Jadue le confió la génesis del club, pero le advirtió que los recursos eran pocos. Eligió el nombre, los colores, compró las camisetas, reclutó jugadores y salió a buscar auspicios. Y además dirigía los domingos. Su salario era de $200 mil, pero la mitad lo destinaba a pagar un utilero. “Por eso hoy soy empático con el dirigente, entiendo al director deportivo, al gerente de marketing”, concluye.

Antes de lograr los ascensos consecutivos de Tercera B a Tercera A y luego a Segunda División, Marzuca en su primera campaña al frente de los recoletanos, con 23 años, perdió el objetivo de subir en los descuentos del último partido del torneo. Fue relegado por diferencia de goles. “Era mi debut y todos me felicitaban, pero yo sentía algo raro, algo hice mal porque se nos escapó al final; ahí decido viajar a Europa para ver a los mejores y conocer cómo lo hacían”. Fueron dos meses mirando la dinámica del Marsella de Bielsa y del Rayo Vallecano de Paco Jémez, además del fútbol formativo del Atlético de Madrid.

En 2017 volvió a la carga y consiguió visitas al Celta (Eduardo Berizzo), Sevilla (Jorge Sampaoli), Leganés (Asier Garitano) y Rubin Kazan (Javi Gracia), entre otros.

Marzuca junto a Bielsa en Francia. La pandemia le canceló un viaje que ya tenía trazado para visitar clubes como Feyenoord, Borussia Dortmund, Alavés y Lille. Foto: El Mercurio

¿Bielsa es el mejor que todos?

“Hay técnicos que son muy buenos y otros son genios. Él es genio, por su energía y pasión, y no por lo que aprendí de fútbol de él, porque no estaba a su nivel en ese momento. Seguro que si hoy fuera entendería muchas más cosas. Me marcó su pasión, eso es lo primero. Jémez también es buenísimo, personas que saben tanto hacen todo muy simple, en una frase, en un ejercicio, te pueden preparar el partido en 15 minutos, saben priorizar lo que necesita el futbolista”.

El jugador te entrega cosas que uno a veces ni siquiera pensaba, al final la idea de un entrenador la arman los jugadores

—¿Qué idea le gusta a usted?

“Cuando se juega a la pelota, en el barrio, en el colegio, nadie entrega la pelota para que parta el rival, uno quiere partir y atacar de inmediato, el fútbol tiene que ver con el protagonismo. Así siento el fútbol: lo primero es atacar y después veo lo otro, cómo trato que no me hagan daño, la estrategia, pero quiero atacar primero. El jugador te entrega cosas que uno a veces ni siquiera pensaba, al final la idea de un entrenador la arman los jugadores. Si uno es inteligente, el jugador siempre te va entregar lo que debes hacer; la forma de cómo atacamos tiene relación con los jugadores. Pero si llega un millonario y me dice que elija un equipo, armo uno que ataque todo el rato”.

—¿De qué equipos, que no sean el Liverpool y el City, saca cosas?

“Me gustaba el Betis de Setién, la Real Sociedad del año pasado, la línea de tres del Inter de Conte, Independiente del Valle. Me fijé mucho en La Calera de “Paqui” (Meneghini); el Getafe de Bordalás, que tiene un defensivo 4-4-2 con presiones buenas y transiciones rápidas. Miro al Everton, Tottenham, Leeds; la defensa baja y las basculaciones del Atlético de Simeone, que puede estar 25 horas pegado a su área y sabe que no le van entrar. Todos esos equipos te dan información, después la debes saber bajar”.

“EL PROBLEMA ES LA ANSIEDAD”


“El fútbol”, confidencia Marzuca, “tiene un dificultad mayor, que va más allá de la estrategia y metodología, y se trata de liderar un grupo humano, porque estás frente a 35 jugadores que tienen motivaciones distintas, debes conocerlos y manipularlos en el buen sentido, unirlos bajo un propósito, es saber cómo tocar esa tecla exacta para que el futbolista genere lo que buscas. Con algunos bastan cinco minutos de charla y no hay que decirles nada más, con otros es más largo y no lo puedes abandonar nunca. Y después es ganar, porque esto se disfruta cuando ganas”, sentencia Marzuca.

Llegas el primer día y el jugador te mira, esperando qué vas a decir, qué vas a entrenar (...) El primer día duda, el segundo también, el tercero ya menos

Sabe que con 29 años es mirado con desconfianza. “Llegas el primer día y el jugador te mira, esperando qué vas a decir, qué vas a entrenar, después preguntan si pasa esto, si pasa esto otro, pero a medida que vas dando respuestas coherentes empiezan a creer. El primer día duda, el segundo también, el tercero ya menos (…) Después ganas en Calama, en Arica, en Temuco, el grupo se da, aunque el que no juega siempre duda, pero yo me comprometo con todos que no los voy a abandonar”.

—¿Qué le genera tener incidencia en el trámite de un partido, metiendo un cambio o con algún ajuste táctico?

“Es que siento que los entrenadores no tenemos ninguna incidencia, todo lo que uno crea que pueda hacer depende de los jugadores, uno dice ‘meto un cambio y voy a ganar’, pero nadie te asegura eso. Sí creo que los técnicos manejamos los momentos de estrés, saber cuándo pegar un combo, cuándo relajar, si logras intervenir bien ayudas, pero si te equivocas dejas la cagá. En mi caso, cuando siento algo lo trasmito, me gustan las emociones, mi trabajo llega hasta la charla y ni eso, porque el trabajo está en la semana y la charla a veces es de los jugadores, pero adentro depende de ellos. Uno puede ayudar con un instrucción, pero el entrenador no va a ganar un partido”.


“Los entrenadores tenemos un gran problema”, confiesa. “Somos muy ansiosos, queremos controlar todo y el fútbol no se puede controlar, el fútbol es creatividad, con la experiencia te das cuenta que hay que dejar fluir, los grandes entrenadores son muy simples, cinco palabras y listo. Los técnicos tenemos mucha información, del ayudante, del PF, del dirigente, del analista, del hincha (…) De todo ese 100% de info debes entregar el 10% en la semana al jugador, pero debes saber cuál es el 10% que vale”.

Algunos ven como una debilidad mi edad, pero yo lo veo como una virtud, porque soy contemporáneo de jugadores que dirijo, entiendo sus procesos de vida, conozco sus energías, sé lo que buscan

“Algunos ven como una debilidad mi edad, pero yo lo veo como una virtud, porque soy contemporáneo de jugadores que dirijo, entiendo sus procesos de vida, conozco sus energías, sé lo que buscan”, relata, aunque se reconoce “viejo chico” en materias cotidianas. “El tema del celular no me gusta, sí lo entiendo, porque obedece a la sociedad, si hasta un sobrino de dos años ve el Perro Chocolo en el celular, pero yo prefiero el café en el camarín, conversar de fútbol, la relación de vestuario es única, cómo voy a perder el tiempo con el celular, tengo esa lucha con la tecnología”, suelta.

Marzuca admite que toma coaching particular y habla con periodistas para mejorar su forma de comunicar. Vive con sus padres y encuentra ahí los complementos justos. Su papá Rubén, un ex volante de Audax y Linares, es ultra futbolizado. “Me ha dado hasta vergüenza cuando putea a los árbitros”, dice, mientras su madre hace el contrapeso. “Ella pensaba que todavía dirigía Recoleta cuando ya me había ido hace rato, me baja un cambio”. Sus amigos, “de la vida” acota, también contribuyen a bajar los egos. “Me dicen que soy pésimo, que menos mal que me fui de Recoleta, porque ahí empezó a ganar el equipo”.

“Dirigir te genera sensaciones únicas, ver la cara del jugador en los buenos momentos o mirarlo al día siguiente de una derrota y volver a convencerlo, eso es impagable”, remata.

Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

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