Cómo optimizar el riego por tendido
Existen diversas recomendaciones y técnicas que pueden incrementar de manera importante la eficiencia de este método de riego. Conózcalas a continuación.
Andrea Tapia y Luis Muñoz
Foto: El Mercurio
Pese a que apenas alcanza alrededor de un 30% de eficiencia, el riego por tendido sigue siendo el método más utilizado por los agricultores chilenos, debido a su bajo costo de implementación —si se compara con cualquier proyecto de riego tecnificado— y a su buena adaptación a cultivos como cereales y praderas.
La baja eficiencia de esta técnica, que se caracteriza por la inundación de los potreros, radica en que durante su puesta en marcha se producen altas tasas de pérdidas de agua, producto de la percolación profunda, el escurrimiento superficial y la evaporación directa.
Por lo general se consigue una distribución de agua heterogénea sobre la superficie regada, por lo que algunos sectores del predio quedan con exceso de humedad y otros con déficit; y se produce una excesiva subdivisión del terreno, debido al gran número de regueras y desagües que se deben trazar, lo que a su vez dificulta el uso de maquinaria agrícola.
No obstante, si se toman algunas medidas como trabajar en la nivelación de los suelos, regar cuando corresponde y realizar una conducción adecuada de los caudales de agua, la eficiencia del sistema de riego por tendido puede aumentar de forma importante. De hecho, Luis Gurovic, ingeniero agrónomo de la Universidad Católica y Ph.D en Riego y fertilización frutal, comenta que junto a su equipo ha estado desarrollando en el último tiempo un proyecto de transferencia de riego en la Región del Maule, que ha logrado reducir el consumo de agua en 50% y aumentar el rendimiento de los cultivos en un 30%. “Todo esto ha sido gracias al uso de estas técnicas”, asegura.
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Apostar por la nivelación y conocer el tipo de suelo
A menudo el riego por tendido es desarrollado sin una preparación previa, lo que genera que el agua quede mal distribuida sobre la superficie de trabajo. Para evitar este problema es vital que antes de regar el productor o el responsable del campo lleve a cabo un trabajo de nivelación de suelo, que permita que la superficie quede pareja.
“Si no se realiza ningún trabajo y existen hoyos en el predio, al inundar el agua se infiltrará más en esos lugares y se perderá eficiencia. Por ende se obtendrán zonas con distintos niveles de riego”, explica Cristián Kremer, experto en riego y drenaje de la Universidad de Chile.
Al tener un suelo más uniforme el agua se distribuirá de forma más pareja, lo que definitivamente facilitará la labor del regante y le permitirá llegar de forma más eficiente a todos los puntos del predio, incluso a los de más difícil acceso.
Si bien se pueden utilizar diversas técnicas como la micronivelación, una de las más recomendadas por los especialistas para cumplir con este objetivo es el estacado 20 x 20, el cual involucra un estudio previo para determinar el corte y relleno de suelo y el uso de palas niveladoras y traíllas. Esta técnica consiste en clavar estacas cada 20 metros en cuadrícolas, con el fin de determinar la cota de un punto determinado.
30% de eficiencia alcanza el riego por tendido
Pese a que esta labor puede ser realizada por el mismo productor y su equipo, los expertos recomiendan contratar los servicios de empresas especializadas, que cuenten con todo el equipamiento técnico (instrumental óptico especializado) y la experiencia necesaria, con el fin de lograr mediciones y resultados exactos. “Revisar la topografía y realizar el movimiento de tierra con empresas especializadas resulta al final una inversión que significará ahorros, ya que el ojo humano no es capaz de percibir los centímetros de desnivel que existe entre dos estacas”, dice Alejandro Antúnez, experto en riego del INIA La Platina.
Cabe destacar que un terreno con una pendiente demasiado pronunciada posee un alto riesgo de erosión. Por lo mismo, los expertos sugieren que ésta sea de 1,5% como máximo (el nivel óptimo es de 0,2%). En el caso de las praderas se pueden utilizar pendientes que pueden variar entre 2% y 6%.
Conocer la textura y el tipo de suelo será fundamental para determinar el movimiento del agua a lo largo del predio. En ese contexto, se debe tener claro que en suelos más pesados se necesitará menos agua para regar paños más grandes, mientras que en los más livianos se requerirá de mayor cantidad de agua para que el riego sea más homogéneo en paños más cortos.
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Regar lo justo
Uno de los principales errores que cometen los productores o los responsables del riego en los predios agrícolas es regar por periodos mayores o menores a los recomendados.
“Regar más de la cuenta el cultivo, por ejemplo, puede generar que los fertilizantes nitrogenados se lixivien (sean arrastrados más abajo de la zona de raíces). Al contrario, un riego muy corto, especialmente en épocas de verano repercutirá en que el cultivo no contará con suficiente agua para desarrollarse a cabalidad”, explica Alejandro Antúnez.
Los expertos explican que determinar el tiempo de riego dependerá de una serie de factores como el tipo de cultivo, la época del año (por lo general, en verano hay mayor demanda; en otoño y primavera ésta baja; y en invierno es casi nula, ya que llueve), el estado fenológico de la planta y el tipo de suelo.
“Muchas veces los agricultores riegan guiándose por el calendario. Por ejemplo, si les toca regar todos los viernes, lo harán sí o sí ese día, sin importar si la planta requiere de riego”, indica Alejandro Antúnez.
“Con un trigo en floración deberemos hacer riegos más largos y profundos, a diferencia de lo que debe pasar cuando estamos comenzando en macolla (...). Respecto del suelo, si tenemos uno más arcilloso se debe regar con menor frecuencia aunque por mayor tiempo. En cambio, si trabajamos sobre uno más arenoso, es decir más grueso, se deben realizar de forma más frecuente, pero a la vez en periodos más cortos”, explica el especialista del INIA.
La determinación de las entradas y salidas de agua en el sistema se basa principalmente en conocer la evapotranspiración del cultivo —la cual se puede determinar a través de las distintas metodologías como la de la FAO— y la profundidad de las raíces. Para determinar esto último, es importante que el regador siempre monitoree el predio, ayudándose de herramientas como barrenos, calicatas o palas.
Lo importante, dicen los especialistas, es que los regantes estén atentos a todas estas variantes y tomen decisiones a partir de ellas.
“Muchas veces los agricultores riegan guiándose por el calendario. Por ejemplo, si les toca regar todos los viernes, lo harán sí o sí ese día, sin importar si la planta requiere de riego”, indica Antúnez.
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El largo de las regueras
Establecer el largo adecuado de las regueras —canales internos que distribuyen el agua desde la acequia hasta el resto del predio y que son desbordados a través de tacos— será fundamental para asegurar una eficiencia en el riego.
Este aspecto se relaciona de forma directa con el tipo de suelo, la velocidad de infiltración del riego y la pendiente del terreno, por lo que se debe procurar mantener un equilibrio adecuado entre todas las variantes.
De acuerdo a los expertos, en suelos con mayor velocidad de infiltración (arenosos) y mayor pendiente, se necesitarán regueras más cortas (100-150 metros). En suelos más arcillosos y con menor pendiente, en cambio, se requerirán regueras más largas (hasta 400 metros), que además de disminuir la erosión, evitarán las pérdidas por percolación profunda.
Otro tema que se debe cuidar es la distribución de las regueras. Según Cristián Kremer, el productor o responsable del predio debe aspirar a sólo sacar agua por ciertos puntos de descarga, evitando la inundación total. Por lo mismo, deberían ubicarse regueras en los puntos de mayor acumulación de agua con el fin de distribuir el recurso hacia las zonas más secas.
“La reguera principal, que debe estar en la parte más alta del campo por razones obvias, se desborda desde arriba hacia abajo. Sin embargo, si se trazan regueras de forma perpendicular al predio, que vayan recibiendo el agua que escurre superficialmente o sacando de las partes más bajas para redistribuirla, deben estar ubicadas cada 50 o 100 metros, dependiendo de lo que quiera el agricultor”, explica.
Lo importante, de acuerdo al experto, es que esa posición responda de forma adecuada a la necesidad práctica de intervenir el riego cada vez que el agricultor lo desee. “Si haces regueras más seguidas recoges más agua y hay mayor uniformidad de mojamiento. Eso se debe conversar con el agricultor para ver mejores distanciamientos para lograr tiempos de riego más adecuados”, agrega.
El experto hace un llamado a no olvidar que una mayor cantidad de regueras en el predio disminuirá el terreno disponible para establecer un cultivo.
Control y conducción de los caudales
Si bien contemplar la mejora de los aspectos mencionados anteriormente será fundamental para mejorar la eficiencia del riego, Samuel Valdivia, experto en riego y académico de Duoc UC, es enfático en señalar que las mejoras definitivas no serán demasiado importantes. Por lo mismo, comenta que si el productor pretende disminuir la pérdida de agua y evitar la erosión del suelo y la escorrentía superficial (agua que escurre en la superficie del suelo) debe buscar algunas soluciones intermedias, que no necesariamente lleguen a una tecnificación a gran escala.
“La gran ventaja de invertir en un riego por tendido tecnificado es que tiene un costo de implementación mucho más bajo que los sistemas presurizados, aunque no alcanzan su mismo grado de eficiencia”, indica Luis Gurovic.
“La gran ventaja de invertir en un riego por tendido tecnificado es que tiene un costo de implementación mucho más bajo que los sistemas presurizados, aunque no alcanzan su mismo grado de eficiencia”, indica Luis Gurovic.
Entre las fórmulas para manejar el caudal de forma más eficiente aparecen algunas como cementar los canales o utilizar sifones rectos con compuertas. Pero quizás las dos más recomendadas, en especial en los predios productores de cultivos anuales e incluso en algunos frutales, son reemplazar las acequias distribuidoras de agua de los predios por mangas plásticas o tuberías enterradas (riego californiano).
Tanto las mangas como las tuberías poseen salidas de agua que se encuentran separadas por una distancia que dependerá del cultivo que se está trabajando. De igual forma, cuentan con reguladores de flujo —pequeñas placas que se comercializan en tiendas establecidas—, que permiten aumentar o disminuir el caudal de agua.
“La implementación de estas herramientas es sumamente fácil. No se debe seguir una pauta de manejo y no tienen mayor ciencia”, indica Gurovic.
Para los expertos, otro requerimiento es evitar los tacos de tierra en las vías de riego, los cuales muchas veces son formados por los mismos regantes a la hora de excavar el suelo mojado con una pala con el fin de desbordar. Lo cierto es que de acuerdo a los expertos esta práctica es altamente ineficiente y puede llevar a la erosión del suelo y otros perjuicios.
Una forma de enfrentar este problema es utilizar mantas o ponchas de riego, que son estructuras conformadas por palos y sacos de fertilizantes que permiten desbordar las regueras de forma más controlada.
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Lo que marca la diferencia
Para llevar a cabo los mejoramientos técnicos específicos recomendados por los expertos será fundamental contar con un grupo humano que sepa lo que hace. Para ello, será vital realizar una completa capacitación, que involucre a todos los trabajadores del campo, desde los administradores hasta los obreros.
“La idea principal es que todos hablen el mismo idioma”, señala Samuel Valdivia.
Cristián Kremer recomienda no gastar demasiado tiempo de la capacitación tratando de enseñarles la teoría a los regantes, sino que centrarse en aspectos prácticos que puedan marcar la diferencia en el día a día del campo.
“Si se busca lograr impactos importantes se debe capacitar a un par de personas que reconozcan las diferencias de suelo, de capacidad de agua y puedan aplicar esas mejoras, que van desde entender tiempos de riego y darse cuenta por qué se debe tomar ese camino y no otro”, concluye.