“Siempre el Maratón de Santiago me llamaba la atención, lo veía por la tele, pero recién me inscribí en 2023 y me fui muy bien, me enamoré un poco del evento y empecé a entender por qué a la gente le gustaba tanto. Creo que los atletas debemos entender que también es nuestro espacio, se activan las redes sociales y para las marcas es importante que uno esté ahí, si entiendes un poco de marketing te das cuenta de que te puede dar mucho”, dice Diego Uribe Troncoso (27 años), tricampeón de los 10k en el evento capitalino.

“No creo, siempre traté de entender que el atletismo y el running se puede llevar, uno es más recreacional, pero en algún punto se pueden unir, creo que el alto rendimiento se puede llevar a la calle, eso me mueve, mostrarle a la gente el atletismo, que lo conozca y lo entienda, porque al final es correr, es lo mismo y no hay motivo para separarlo. Creo que estos eventos de calle sirven para que a los atletas nos valoricen más”.

Uribe compitió mano a mano con Ignacio Velásquez, el mismo que hace dos semanas lo venció en el 5.000 del Continental Tour Bronze. “Sabía que la pelea iba a estar con ‘Nacho’, incluso hemos trabajado juntos en algunas carreras, sabía que él iba a salir a romper de inicio y así fue, salimos a 2:45 el primer kilómetro, mi pega era seguirlo a pocos metros para rematar al final, y me salió perfecto”, repasa el atleta, que se inspira en corredores como Craig Engels y Geordie Beamish. “Engels parece un corredor ochentero, muy cercano a la gente, se divierte, le da un sentido social a esto”, justifica.

Tras practicar tenis hasta adolescente, Uribe empezó a explorar deportes. Husmeó la esgrima hasta que llegó por casualidad al atletismo. Se convenció de que servía para esto en el Sudamericano Sub 23 en Cuenca 2018, con un bronce en los 1.500m. Cumplió el sueño de competir en los Panamericanos Santiago 2023. “Fue tremendo, a la par del Mundial del 62, correr con 30 mil personas no te pasa nunca y te marca, el resultado no me dejó conforme (11° en 1.500m), ese día me pidieron como 300 fotos, no estaba acostumbrado a eso”, recuerda. El año pasado en Bélgica le sacó el récord de 3.000m (7:53.09) a Carlos Díaz, el hijo de su entrenadora, Julia del Río. “Siempre me dicen que las marcas están para batirse, con Carlos muchas veces entrenamos juntos, fue de los primeros en llamarme para felicitarme”, desclasifica.

“Nunca me he vuelto loco con un número, tengo sueños, pero soy precavido, disfruto el proceso, trato de no meterme esa presión de una marca, tengo claro que para acercarme a los récords nacionales de 1.500 y 5.000 hay que estar en el extranjero. Acá se puede entrenar muy bien, tenemos todo lo necesario, una buena pista, está el CAR, pero falta una competencia más fuerte. Pero también sirve ir una temporada de dos o tres meses afuera como lo hemos hecho en los últimos años y he notado los avances (…) Y me ha pasado que cuando he regresado siento ese desarraigo, hasta sentirse incomprendido, porque afuera todo gira muy bien en torneo al deporte, acá uno se siento como ajeno, es raro. Igual ha ido cambiando de a poco esa mirada: la gente empieza a entender que el atleta puede ser profesional y aspirar a vivir de esto”.

“Uff, difícil. Ganar siempre se lleva muy bien, en las carreras importantes es lo que cuenta, la gente se va a acordar si ganaste o no, no mucho de la marca, pero correr rápido te puede llevar a batir un récord, uno disfruta las dos cosas por igual (…) Siempre he buscado ser un atleta versátil, por eso trato de abarcar desde el 1.500 al 10k, eso me ha dado un plus, las carreras tácticas son las que más me entretienen, el 1.500 es un ajedrez de posiciones, saber en qué momento hacer un cambio, en el 5 mil debes saber moverte, casi siempre es táctico, esa parte es fundamental, en una carrera una decisión apresurada te puede joder, he madurado mucho en lo estratégico, eso te lo da el entrenamiento y también estudiando carreras”.

Uribe egresó de periodismo en la Universidad de Chile y admite que le gustaría ejercer a futuro. “Siento que puedo aportar desde ahí también, me gusta el estilo de Cristián Arcos, me hizo clases en un electivo”, cuenta.

Con un peso ideal de competencia de “54 o 55” kilos, el atleta se detiene en el estilo: “Siempre me han dicho que soy económico para correr, me desplazo fácil, en el 1.500 siento me desplazo aún mejor en términos visuales”. Y fortalezas, no duda: “Tengo buena recuperación, cuando me hago exámenes de sangre cuesta que me intoxique, los doctores bromeaban a mi entrenadora, le dicen ‘métanle más carga a este’, nunca me siento reventado, gestiono bien el entrenamiento invisible”.

En lo que resta del año, Uribe apuesta por los Juegos Bolivarianos en Lima a fin de año. “Nunca he sido de obsesionarme mucho con metas, todos saben que los Juegos Olímpicos es lo máximo, uno trabaja para ello, pero no lo siento una presión, pienso más en el trabajo que hago día a día. ¿Si indefectiblemente llegaré al maratón? Me lo dicen, al final todo recae en llegar allá, es una ventana abierta, no sé, antes jamás pensé que correría una media maratón, ahora digo sí y me gustaría hacerlo bien”.