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11:13

Palabrería

¿Qué se le puede decir a Gareca a estas alturas del partido y al borde de la última milla? Hay que decirle que sí nomás.
Foto: Richard Salgado
Antonio Martínez31 de mayo, 2025
Ricardo Gareca, el pasado marzo, convocó a Fernando Zampedri nada más se nacionalizó y lo describió con dos palabras: “Jugador histórico”.

Ahora, en cambio, lo dejó fuera de la nómina, y el motivo, según el cuerpo técnico, fueron los malos resultados que obtuvo el goleador en la cámara de hipoxia, es decir, no está apto para un partido en El Alto contra Bolivia a 4.150 metros de altura.

Ese partido se disputa el martes 10 de junio, pero antes, el próximo jueves 5, el rival es Argentina en Santiago de Chile, a 570 metros sobre el nivel del mar, sin necesidad de cámara de hipoxia ni ocho cuartos que se midan, porque la verdadera urgencia es ganar. Y si no se puede, no se puede, pero para intentarlo se precisan delanteros de distinta clase.

Argentina no viene con un equipo B o alternativo. Que ya estén clasificados para el Mundial 2026 es un dato, pero esa no es la causa, y por eso vienen como vienen con una nómina de 8 delanteros, 9 mediocampistas y 8 defensas.

Todo esto en el papel, que luego se arruga y se despliega en la cancha de una manera y en la realidad de otra.

Ricardo Gareca, entrevistado por “La Tercera”, definió la ofensiva de su Perú con seis palabras: “Ataque desorganizado, pero con orden táctico”, que no es lo mismo que ataque táctico con orden desorganizado ni tampoco ataque ordenado con táctica desorganizada.

En todo caso, sea lo que sea, en Chile no le resultó, porque se dio cuenta que acá no que hay mecanizar, pero hay que automatizar movimientos que no es lo mismo que el movimiento automático, por favor, mejor las cosas por su nombre y no andar con fantasías ni pócimas mágicas, concretamente y en pocas palabras: Chile necesita un direccionamiento, que es la acción de direccionar.

Algo que no nos incomoda, según Gareca, porque somos formales, serios y esa sería nuestra idiosincrasia, según el “Tigre” que va siendo de bengala, y por eso el direccionamiento.

Lo que viene es direccionamiento y automatizar movimientos sin mecanizar, tanto en un partido como en el otro.

¿Qué se le puede decir a Gareca a estas alturas del partido y al borde de la última milla? Hay que decirle que sí nomás.

Volviendo a las nóminas, que es lo que importa y queda, porque es sin palabrería.

Argentina, la selección clasificada, convocó a 8 delanteros, 9 mediocampistas y 8 defensas.

Chile, la selección necesitada, a 6 delanteros, 9 mediocampistas y 10 defensas, nada menos. Entre los 6 delanteros figura Lucas Cepeda, que ha sido lateral. ¿Cuántos defensas laterales, contando a Cepeda? 6

¿Cuándo delanteros, sin contar a Cepeda? 5.

Espacio para Zampedri, el jugador que el técnico definió como histórico, no hubo.

Todas las palabras, según la academia, mantienen numerosas acepciones, algunas se conservan y otras se pierden en el tiempo, porque así es la vida: hablador, parlanchín, cotorra, sacamuelas, charlador, churrullero, platicón, chachalaca, parlador.
Antonio Martínez

es periodista y crítico de cine; fue editor de Cultura de “La Época”, jefe de redacción de “Hoy” y director editorial de Alfaguara. Fue corresponsal, desde España, de “Estadio”, y columnista de “Don Balón”. Autor de “Soy de Everton, y de Viña del Mar” (2016), y junto a Ascanio Cavallo, de “Cien años claves del Cine” (1995) y “Chile en el cine” (2012).

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