El boxeo está de luto: falleció el legendario George Foreman

Hace más de medio siglo, en Kinshasa (Zaire, actual Congo), el joven y hasta entonces imbatido George Foreman perdió sus cinturones de campeón mundial de los pesos pesados del Consejo Mundial de Boxeo y la Asociación Mundial de Boxeo frente a Muhammad Ali. El histórico combate, bautizado como “La pelea en la selva” marcó un punto de inflexión en la historia del boxeo y derrumbó emocionalmente a Foreman, quien con 23 años cayó en una depresión.
“Esa pelea lo marcó, porque Ali le ganó de una forma humillante: lo dejó tirar muchos golpes hasta que lo cansó, lo empezó a conectar de a poco, lo pilló mal y lo liquidó”, comenta Carlos Cruzat, expúgil chileno.
“Big George”, eximio noqueador y para muchos el boxeador más fuerte de todos los tiempos, no soportó la derrota y en 1977, con solo 28 años, colgó los guantes tras caer ante Jimmy Young. Aquella noche, en el camarín, sufrió problemas cardíacos. Luego aseguró haber vivido “una experiencia cercana a la muerte” y que conectó con Dios por primera vez.
“Estaba muerto, no quedó nada de mí. Me quedé mirando la nada, sin esperanza. Me sacaron de este lugar sucio y me dieron una segunda oportunidad de vivir”, narró.
“La suya es una historia de redención”, advierte Camilo Zamora, periodista y comisionado nacional de boxeo.
Foreman cambió los cuadriláteros por las iglesias y pasó de ser un arisco y rudo boxeador a un apacible y reflexivo predicador de la Iglesia del Señor Jesucristo. En eso estaba cuando en 1987 sorprendió y anunció su retorno a los rings con 38 años.
“Es un símbolo de resistencia, un tipo que tocó la cima, fue campeón olímpico y mundial, perdió sus títulos, vivió años oscuros y volvió una década después para ser nuevamente campeón del mundo, pero más viejo y gordo”, profundiza Zamora.
En 1994, con 45 años, Foreman venció a Michael Moorer y recuperó su cinturón de campeón mundial después de dos décadas. Tras enviar a la lona a su rival, el monarca de pesos pesados más veterano de la historia se acercó a la esquina, se arrodilló y rezó. Fue su redención.
“Fue la gran hazaña de su carrera”, opina Cruzat, quien asegura
haber conocido al estadounidense en aquellos años: “Una noche, en San Jose
(California), estaba en el camarín después de hacer un buen combate y Foreman
fue a felicitarme. Era un tipo tranquilo y que impresionaba por su altura (
En 1999, el texano anunció su retiro, esta vez definitivo. En su derrotero anotó 81 combates con 76 victorias, 76 de ellos por nocáut, y apenas cinco derrotas. Además de haber sido doble campeón del mundo, en los albores de su carrera ganó la medalla de oro olímpica en México 1968.
Pese a que aseguró que lo drogaron antes del histórico combate en Zaire, con el tiempo dejó la caída en el pasado y forjó una relación de amistad con Ali.
“Se codeó con los mejores y les ganó. Fue un boxeador con una fuerza especial, un don que le dio la naturaleza. Era potente, no tan técnico, pero con una pegada demoledora”, describe Zamora.
“Es uno de esos boxeadores que salen uno en un millón. Está considerado como uno de los más duros de la historia, un noqueador y un tipo rudo que arrasaba con todo”, complementa Cruzat.
HOMBRE DE NEGOCIOS
En la década de 1990, un negocio cambió la vida del boxeador. La empresa Salton Inc. fabricó una innovadora parrilla eléctrica diseñada para separar la grasa de la carne y eligió al boxeador como su rostro publicitario. Foreman, amante de las hamburguesas, aceptó la oferta, vendió sus derechos de imagen y su vida cambió: la “George Foreman Grill” fue un éxito comercial y el deportista llegó a ganar 4,5 millones de dólares al mes, es decir, casi lo mismo que se embolsó por la recordada pelea con Ali (US$ 5 millones).
La revista Forbes calcula que amasó una fortuna de US$ 300 millones, siendo el segundo pugilista más millonario de la historia, solo detrás de Floyd Mayweather Jr.
La noche del viernes, en Houston, George Foreman falleció a los 76 años.
“Con profundo dolor, anunciamos el fallecimiento de nuestro querido George Edward Foreman Sr, quien partió pacíficamente el 21 de marzo de 2025, rodeado de sus seres queridos. Predicador, devoto, esposo, padre amoroso y bisabuelo orgulloso, vivió una vida marcada por una fe inquebrantable, humildad y propósito”, informó su familia en Instagram.
Atrás quedó el sujeto agresivo, musculoso y beligerante que intimidaba a las autoridades de su natal Marshall y de Oregon en su adolescencia y desafiaba a la prensa en el inicio de su carrera.
“Un humanitario, un olímpico y dos veces campeón del mundo de los pesos pesados, fue profundamente respetado: una fuerza del bien, un hombre de disciplina y convicción, y un protector de su legado, que luchaba incansablemente por preservar su buen nombre y el de su familia”, agregó con pesar.
Tuvo cinco matrimonios y doce hijos, de los cuales cinco son hombres y todos fueron bautizados con el mismo nombre: “Llamé a todos mis hijos George Edward Foreman para que siempre tuvieran algo en común”, explicó.
Diversas figuras del deporte expresaron sus condolencias. “Su contribución al mundo del boxeo jamás será olvidada”, escribió el expúgil Mike Tyson en su cuenta de X. “Tu legado perdura, campeón”, publicó el exbasquetbolista Scottie Pippen.
“¿Murió Foreman? No lo puedo creer... Qué penca, qué desagradable y qué mala noticia: se fue uno de los más grandes boxeadores de la historia”, lamenta Martín Vargas, exboxeador nacional, quien se recuperó de un accidente que sufrió a fines de 2024, cuando fue atropellado por una moto. “Se murió Foreman y yo sigo vivo”, agrega el expugilista de 70 años.
“Fue un hombre que le entregó mucho al boxeo a nivel mundial, uno de los grandes de los pesos pesados. Sus nocáut eran impresionantes”, concluye Vargas.