Santiago de Chile.   Jue 25-04-2024
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Atletismo: la velocidad está congelada en Chile, que no gana una medalla regional desde 2015

Cero avance enseñan los registros de las pruebas más populares del atletismo en Chile: los 100 y los 200 metros planos. Extrañando un proyecto a mediano plazo y sin exponentes para el futuro, los entrenadores esperan un remezón que haga resurgir la especialidad. En la federación han preferido potenciar los relevos, porque en esa modalidad “sí hay opciones de ganar medallas”, explican.
Foto: Ernesto Zelada/Xpress Media
Héctor Opazo M.24 de septiembre, 2020
Cristián Reyes fue el último chileno que se colgó una presea en una prueba de velocidad a nivel subcontinental. Y fue hace rato, en 2011, en Buenos Aires: remató tercero en los 200 metros lisos del Sudamericano de Atletismo, la misma cita en la que el día anterior Kael Becerra había capturado la plata en el hectómetro.

Desde entonces se han celebrado cuatro sudamericanos, dos Juegos Odesur, tres Panamericanos y cuatro iberoamericanos. Y los resultados no han variado: ninguna medalla en la velocidad.

En 2018, Enrique Polanco remató cuarto en el Iberoamericano de Trujillo (Perú). Y se apunta porque es lo más cerca del podio que estuvo la nueva generación en un torneo de mayor vuelo.
Entre las damas, el último festejo es más “reciente” y lo protagonizó Isidora Jiménez, cuando conquistó la plata en los 100 y en los 200 metros planos del Sudamericano 2015, en Lima.

Un registro regular para un país que tuvo sprinters destacados, como Sebastián Keitel, Iván Moreno y el ya citado Becerra, quienes marcaron presencia continental y conquistaron sus mayores logros hace más de una década.

“Si me preguntas en qué está la velocidad, te digo que no sé. O sea, la lógica indica que el objetivo debe ser Santiago 2023, tratar de meter a los relevos en una final panamericana, pero hasta ahora no he sabido nada. Y mis dirigidos tampoco”, admite Carlos Moreno, exatleta y hoy entrenador de Isidora Jiménez y Enrique Polanco, que continúan siendo los mejores atletas de la especialidad en la tabla actual.

Kael Becerra (derecha), el último chileno en ganar medalla en 100 metros planos a nivel sudamericano. Foto: Max Montecinos.

“No hay talento en velocidad. Lamentablemente, es nuestra realidad. Yo dejé de trabajar en 2014 en el atletismo de alto rendimiento para dedicarme al rugby. Y hay muchos récords de atletas que no se han podido batir desde entonces”, expone Eduardo Fuentes, formador de Gonzalo Barroilhet y Francisca Guzmán, entre otros.

Frente a la evidencia, la federación acusa el golpe y promete fortalecer el descuido de los últimos años:

“Podríamos estar mejor, sí. Hay récords de velocidad que tienen más de 20 años. Pero también creo que estamos avanzando después de un período de estancamiento. Tenemos a Alfredo Sepúlveda, que batió el registro en 400 metros vallas, Martina Weil en 400 y nuestra ‘joyita’, que es la posta 4x400 femenina, que terminó 13ª del mundo”, expone Felipe de la Fuente, jefe del área de velocidad de la Federación Atlética.


LAS RAZONES DEL MOMENTO


Sin duda, el nivel del atletismo sudamericano (que tiene a figuras en Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela) relega el panorama de Chile, además de diferencias de biotipo que se remarcan en las pruebas cortas al punto que resultan evidentes.

“Hay temas genéticos, sin duda. Se detectó el gen de la velocidad, el ACTN3. Con una prueba de ADN se puede saber si tienes condiciones, pero además hay ventajas raciales: los afroamericanos tienen un tendón más largo, igual que un psoas mucho más extenso que los hombres blancos. Solo un megatalento como Sebastián Keitel pudo cambiar eso”, apunta Fuentes.

Enrique Polanco (izquierda) estuvo a 19 centésimas del récord de Sebastián Keitel en 2019. Tiene margen para mejorar. Foto: EFE.

Los rankings no mienten: las mejores marcas femeninas de 2019 fueron de Isidora Jiménez (11.40 en 100 metros y 23.35 en 200), distantes de sus propios récords de Chile (11.19 y 22.95, respectivamente). Mientras que en varones el panorama es algo mejor: Enrique Polanco apuntó 10.25 en el hectómetro y Enzo Faulbaum 21.29 en el medio giro, no tan lejanos de los extraordinarios y aún imbatidos 10.10 y 20.15 que clavó Sebastián Keitel en 1998.

Para otros, el problema está enraizado en la falta de un plan de reclutamiento de menores que descubra talentos entre los niños, las que, aseguran, figura en los planes de desarrollo del Ministerio del Deporte: “Es fácil de implementar, porque es un plan estándar, que permite detectar valores tanto para el atletismo como para otros deportes”, asegura un conocedor del proyecto.

“Hay menos interés también. La velocidad es muy difícil de entrenar, requiere demasiados aspectos y sacrificios que los jóvenes no están dispuestos a realizar. Además, los mejores velocistas en general salen de colegios privados y pretenden entrar a estudiar carreras rentables en la universidad. Una vez un papá me dijo ‘mi hijo no va a seguir corriendo, porque va a estudiar’. Nada que hacer”, resume Fuentes, quien también dirigió el atletismo en la Universidad Católica.

“¿Se puede tener velocistas de alto nivel? Sí, se puede, pero hay que trabajar cuatro veces más que los demás. El problema es que el IND determinó que hubiera deportes estratégicos, que significa más medallas y menos dinero, y el atletismo no cumple con eso, porque para salir tercero en Sudamérica requieres demasiado mérito. Aunque la velocidad es mucho más marquetera, más relevante. Sebastián Keitel era el atleta más popular de Chile cuando corría, aunque también estaban Gert Weil y varios más. Lo mismo con Isidora…”, aporta Carlos Moreno.

TRABAJO EN EQUIPO


“Es clave tener un plan de relevos para elevar el nivel de la velocidad. Porque así vas mejorando a más atletas, puede aparecer otra Isidora Jiménez, otro Enrique Polanco y después dos más y así…quizás no vas a ganar una medalla sudamericana, pero sí puedes tener un relevo que clasifique a los Juegos Olímpicos y permita ampliar la base de atletas”, opina Moreno, quien impulsó un plan de postas en 2010 que determinó el mejor momento de los velocistas nacionales.

La posta 4x400 es la esperanza actual de la velocidad chilena, Martina Weil, María José Echeverría y Fernanda Mackenna lideran al equipo. Foto: Israel Acevedo.

De la Fuente concuerda: “Con la potencia atlética del resto de los países, los relevos son nuestra opción de ganar medallas a nivel sudamericano o de clasificar a mundiales y Juegos Olímpicos. Lo bueno es que los deportistas y los entrenadores han entendido eso: que el trabajo en equipo rinde frutos”, sostiene el entrenador de la federación.

Moreno ve pocas expectativas para Santiago 2023. “Deberían estar trabajando hace rato con un plan de relevos. La otra opción, que no me gusta pero que habría que asumir, es que me digan que todo el apoyo va para Enrique e Isidora y hacia allá estamos trabajando desde el año pasado, aunque eso significa que se acaba ahí y ya. No hay cómo trabajar en el recambio”, razona.

“Tenemos un relevo 4x100 de varones bastante joven, con Enzo Faulbaum, Enrique Polanco, Juan Pablo Germaín e Ignacio Nordetti, que seguramente va a llegar bien a Santiago 2023. Respecto de la 4x400 femenina, tenemos el compromiso de Fernanda Mackenna (33 años) y de María José Echeverría (38) de llegar a esa cita, pero también estamos preparando a una nueva generación por cualquier eventualidad”, cierra De la Fuente.


Héctor Opazo M.

es coordinador de Deportes El Mercurio. Periodista de la Universidad de Chile, participó en la cobertura de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los JJ.OO. de Río 2016, entre otros eventos.

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