Acaba de cumplir 29 años y ya lo comparan con Tiger Woods. Scottie Scheffler, desde hace rato el mejor golfista del mundo, volvió a ratificar tal condición al adjudicarse el British Open, su segundo major del año (ya había ganado el PGA Championship, en mayo) y el cuarto de su carrera.

En un deporte en el que los favoritos no establecen un dominio tan claro como en otras disciplinas, Scheffler sí lo consigue. Ganó con cuatro palos de ventaja en Royal Portrush en una jornada bastante tranquila, aunque rechazó la insinuación de equipararlo con Woods.

“Tiger ganó 15 majors. Este es mi cuarto. Acabo de completar una cuarta parte del camino. Creo que Tiger es único en el golf. Fue una inspiración para mí durante mi infancia. Era un chico con muchísimo talento, y era una persona especial por haber podido ser tan bueno en el golf”, destacó Scheffler.

El número uno del mundo partió el día con cuatro palos de ventaja y, en una vuelta sin sustos, mantuvo la diferencia hasta el final, mientras sus escoltas se peleaban por una mejor posición.

El único punto negro fue un doble bogey en la octava bandera, que en algo puso en riesgo su corona, que apagó rápidamente con un birdie en el hoyo siguiente. En total, terminó con 271 palos (-17), a cuatro de su compatriota Harris English, que ya lo había escoltado en el PGA Championship.

“Fue diferente al del PGA, ya que tenía una ventaja considerable al empezar el día. En el PGA, sentí que tuve algunas dificultades en los primeros nueve hoyos y pude avanzar y ganar en los últimos, mientras que en este sentí que construí una ventaja en los primeros días”, admitió el monarca.

“No miro el comienzo del año y simplemente digo: ‘quiero ganar X cantidad de torneos’. Lo que me motiva es simplemente salir y vivir mi sueño”, cerró.