Matías Domínguez repasa su participación en el Tour Indio: “Desde el día uno me dije ‘o me adapto o me muero’... Y no morí”
Llegó buscando competencia y terminó viviendo una experiencia imborrable en el gigante asiático. “Fue duro, es un país muy pobre”, cuenta el golfista nacional, que en 2025 buscará clasificar al Korn Ferry Tour o el DP World.
Matías Domínguez era la gran promesa del golf chileno antes de que se hablara siquiera de Joaquín Niemann. El jugador quebró todos los registros a nivel aficionado, ganó el primer Latinoamericano Amateur y fue el segundo chileno en jugar el Masters de Augusta.
Pero entonces optó por no dar el salto al profesionalismo, sino que empezó a trabajar en la Bolsa y en empresas privadas, pero el bichito de fairways y greens fue más fuerte. Volvió al deporte, se hizo profesional y después de jugar en el PGA Latinoamérica y no poder conservar su tarjeta para 2024 decidió tomar sus maletas y partir a Asia, para jugar las clasificaciones del circuito de Oriente y, además, disputar el Tour Indio, en el que sumó dos top ten y recaudó poco más de 700 mil rupias (unos ocho millones de pesos chilenos).
A comienzos de diciembre participó en el Abierto de Chile, en el Club de Polo San Cristóbal y, aunque no pasó el corte tras 36 hoyos, sigue encaminado a su objetivo de partir a algún circuito internacional algo más reputado que el circuito indio.
“Fue una aventura. No tenía ningún circuito donde jugar en el primer semestre, había perdido la tarjeta del PGA Américas y fui a buscar la del Tour Asiático. Para no tener semanas libres dije ‘ya, vamos a jugar en India’”, relata Domínguez, que jugará todos los torneos del circuito nacional en el futuro cercano.
—¿Cómo fue la experiencia en India?
“Todo fue una aventura gigante, una experiencia increíble, hubo semanas muy duras, porque no es un lugar muy agradable, pero por suerte te reciben muy bien, además, hay muy buenos jugadores, con todo tipo de canchas, unas muy buenas y otras, eh... diferentes, por decirlo de alguna manera. Fue una experiencia de vida increíble”.
—Fue, entonces, más una aventura que competencia propiamente tal.
“Desde el punto de vista golfístico, yo no quería estar solo practicando durante seis meses, sino que quería ir a buscar competencia. Me habían hablado de este tour y, claro, igual fui a jugar y para enfrentar un semestre que pudo haber sido perdido, resultó increíble porque además de mantenerme en competencia, fue una gran aventura que no se me va a olvidar nunca”.
—India es un país que tiene muchas carencias, pero también muchos lugares lujosos y bellos, además de una cultura milenaria. ¿Cómo vivió todo eso?
“La verdad es que fue duro, no fue fácil. Moverse con todos los palos de golf, con la logística de dónde alojar, cómo viajar no fue fácil. Me junté con un italiano y un checo con quienes me llevé muy bien y nos coordinábamos las tareas. También aprendí de la cultura. India es un lugar muy pobre, muy sucio, para uno que está acostumbrado a Chile, que está entre los mejores estándares de los países que conozco y por eso India fue súper difícil. Pero al final uno aprende, adaptándote a la rutina, aperrando todos los días, meditando, haciendo todo lo que hay que hacer para jugar buen golf”.
—¿Cómo se desplazaba de una ciudad a otra?
“Yo me moví en tren, en avión o arrendábamos un auto con mis amigos europeos y partíamos cinco horas desde Calcuta al pueblo donde se jugaba el torneo. Me tocó tomar un tren del tipo ‘métanse quien pueda’ y con los palos afirmado como pudiera, también compré comida de calle en el andén. India es un mundo especial, tiene cosas muy lindas en las afueras, pero cuando uno entra a la ciudad, es inhóspito”.
—¿Y en qué sector estaban los clubes de golf?
“Estaban en medio de la ciudad. Era como un oasis, muchos de esos clubes eran los lugares de descanso de los colonos ingleses. Las canchas podían ser cualquier cosa. Se nota mucho la diferencia entre unas y otras. Las locales son muy hechas a mano, con problemas de mantención en fairways, en los greens, era difícil jugar. Otras, en cambio, eran perfectas, las que hicieron los británicos”.
—La comida es un tema...
“Muy picante, a morir. Pero desde el día uno me dije ‘o me adapto o me muero’... Y no morí, jajá. Comíamos en los clubes, a veces afuera, otras nos cocinábamos nosotros mismos, pero en general puro arroz con chicken tikka masala, pollo al curry y afirmar la guata porque no queda otra”.
—¿Había productos para cocinar algo tradicional?
“Había que tener cuidado, porque no se podía usar agua de la llave, tampoco podíamos consumir verduras frescas, no era seguro. Nos dieron hartos tips, pero lo mantuvimos lo más simple posible, lo conocido, salvo el vacuno, que allá es sagrado y no se come”.
—¿Qué viene para el próximo año? ¿Tiene decidido qué circuitos jugará?
“Para mí, prepararme para las clasificaciones del Korn Ferry Tour y del Tour Europeo, enfocado 100% en eso y llegar bien para tratar de conseguir algo por ahí”.
—¿Y en el primer semestre, va a jugar en algún tour?
“Por ahora, no. Me voy a quedar en Chile y también voy a entrenar y trabajar en un club en Nueva York, donde me recibieron súper bien y puedo prepararme para la segunda mitad del año”.

Héctor Opazo M.
es coordinador de Deportes El Mercurio. Periodista de la Universidad de Chile, participó en la cobertura de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los JJ.OO. de Río 2016, entre otros eventos.