La tensión petrificaba a varios en Quillota. El pánico del descenso condiciona comportamientos y es capaz de sacar lo mejor de cada futbolista. Y lo peor también.

Aunque tuvo un mejor inicio Unión Española en Quillota, terminó desvencijada, sufriendo un tormento que se repite después de 28 años: el riesgo latente del descenso. Si Limache derrota a La Calera el domingo siguiente, el equipo de Santa Laura será inquilino del Ascenso 2026.

Con Gonzalo Villagra en el mando, mejor organizado defensivamente y más ordenado en su estructura, Unión repelió por largo pasajes el juego de transiciones que envalentona a Limache.

En el primer tiempo, la visita encontró ventajas en el sector de Gonzalo Paz y por ahí profundizaron. Felipe Masrri tuvo la más clara cuando rompió en el área rival para conectar un centro de Kevin Contrearas y obligó a un manotazo soberbio del meta Matías Bórquez, que terminó con la pelota en su poste izquierdo.

Al equipo tomatero, inconexo, le costó fluir y debió batallar para no dejarse arrollar. La temprana lesión de Misael Llantén poco ayudó.

Los equipos se metieron en los vestuarios y se enteraron del gol de Cobresal en el norte y las penurias iquiqueñas, pero el detalle no movió la aguja emocional.

Tras el descanso, Augusto Romero metió el codo en una disputa aérea con Franco Ratotti y el juez Diego Flores le sacó tarjeta roja, pero tras llamado del VAR hubo misericordia con el zaguero argentino, que siguió en cancha (la infracción quedó en amonestación). Unión mantenía el dominio, pero sin pegada para dar el zarpazo. Y para atizar los nervios, en el norte se daba vuelta la tortilla a favor de los dragones.

La rabia de la multitud cayó sobre el árbitro Flores cuando Bianneider Tamayo cruzó a Luis Guerra en el área hispana, pero se estimó lícita la fricción. El ánimo recién se templó cuando el defensor venezolano raspó a César Pinares y se ganó la expulsión directa (71’).

“Vamos Limache, esta noche tenemos que ganar”, bramaba el Lucio Fariña. El fuego del local asomó raudo y sacó de inmediato rédito de la ventaja numérica: Facundo Pons acertó un testazo (80’) tras un centro del inquieto Guerra en un balón parado, suficiente para aferrarse a la salvación.

Hubo llanto en las huestes hispanas, muchas lágrimas entre los jugadores. “Hicimos un buen primer tiempo, generamos ocasiones de gol, controlamos el juego y fuimos valientes, al final el partido cambia después de la expulsión. No está definido (el descenso) y vamos a luchar hasta el final, el próximo partido hay que salir a ganarlo", manifestó Villagra, el tercer técnico rojo en el año.

El artillero Pons valoró la hazaña limachina. “Hace dos partidos se nos venían escapando el resultado, por suerte se nos dio, sabíamos que ellos tenían la chance de pasarnos hoy, era un enfrentamiento directo y ellos lo iban a salir a buscar, aguantamos y en el segundo tiempo fuimos superiores y lo pudimos ganar bien. Hoy era clave, pero todavía queda, espero que el domingo que viene (ante La Calera) podamos permanecer en Primera”.