Cuerpos técnicos
El entrenador y su cuerpo técnico son el cerebro y musculatura de un equipo. Una flota que cambia de número por distintas circunstancias, son de cera, no hay nada fijo ni normativo, son flexibles, plegables y se pueden reducir o ampliar según las circunstancias cambiantes del fútbol.
“Pep” Guardiola llegó al Manchester City con un cuerpo técnico de 16 colaboradores, que con el tiempo se cambió y modificó.
Daniel Garnero, el nuevo entrenador de Universidad Católica, se rodeó de nueve ayudantes, preparadores y analistas, entre ellos un hijo, como es costumbre en los directores técnicos argentinos: Américo Gallego, Hugo Tocalli o Ricardo Gareca en la selección de Perú.
En otros rubros laborales no es bien visto que un gerente tenga a su hijo de subgerente, en algunas instancias incluso está prohibido porque una cosa es la familia con sus cariños y exigencias, y otra el profesionalismo.
Pero el fútbol es un universo aparte, donde el entrenador y su cuerpo técnico son el cerebro y musculatura de un equipo.
Una flota que cambia de número por distintas circunstancias, son de cera, no hay nada fijo ni normativo, son flexibles, plegables y se pueden reducir o ampliar según las circunstancias cambiantes del fútbol.
Un ejemplo es lo de Gareca: en Perú llegó a 15, y en Chile solo fueron ocho, contando los tres video analistas.
El de Lionel Scaloni en la selección Argentina es de seis.
Y el de Manuel Pellegrini en el Real Betis es de cinco.
Hasta ahora no se advierten, en los clubes nacionales, ayudantes en tareas específicas o muy específicas, como expertos en pelota parada, especialistas en saques de banda, peritos en el ida y vuelta o regeneradores de contenidos tácticos y/o estratégicos.
Tampoco se ha sabido que en Chile, pero de forma habitual, aparezcan coach ontológicos, levantadores de ánimo o auxiliares recogedores con pala, porque los futbolistas necesitan sicología, dulces, bonos, masajes o ver películas épicas, donde el doble clásico es “Gladiador” y “Corazón Valiente”, y quizás aparezca otro cargo en el cuerpo técnico: programador deportivo motivacional.
De seguro que en la informalidad y por los bordes, rodeando las esquinas y detrás de las bancas, haya roles espontáneos y poco reconocidos, pero inevitables en los grupos humanos: orejeros, correveidile, sapos, bufones y alcahuetes.
Hacia el final hay que hacer una precisión a propósito del comienzo y los 16 iniciales del español Pep Guardiola en el Manchester City. Entre ellos figuraban un médico, tres fisioterapeutas, un terapeuta, un masajista, un utilero y un ayudante de utilero, o sea un total de 8 personas; los roles anteriores, en la Universidad Católica, los aporta la estructura del club y no se agregan al cuerpo técnico recién llegado.
Hay que resumir y comparar peras con peras.
A los viejos16 de Guardiola, con los que llegó al Manchester City, habría que restarle ocho, lo que da un total de ocho.
Daniel Garnero sigue con sus nueve.

Antonio Martínez
es periodista y crítico de cine; fue editor de Cultura de “La Época”, jefe de redacción de “Hoy” y director editorial de Alfaguara. Fue corresponsal, desde España, de “Estadio”, y columnista de “Don Balón”. Autor de “Soy de Everton, y de Viña del Mar” (2016), y junto a Ascanio Cavallo, de “Cien años claves del Cine” (1995) y “Chile en el cine” (2012).