Santiago de Chile.   Jue 22-05-2025
23:20

Guerrero, el wing a la antigua de la U: “Me tocó dar la vuelta larga para estar donde estoy”

Sobrino de futbolista, unexdefensa de La Serena y Antofagasta, “Maxi” recuerda el camino que tuvo que recorrer antes de recuperar camiseta titular en la U: los días en La Serena, el interés azul, empezar de nuevo en el norte, la maduración forzada de vivir solo en Talca y el regreso al club de sus amores. “Hay que tener perseverancia, porque uno siempre quiere todo rápido y a veces no se da”, es la lección que entrega. Por supuesto que también habló del definitorio partido copero contra Botafogo en Río: “Nuestra idea es clasificar primeros del grupo”, anticipó.
Nicolás Maldonado/U. de Chile
Raúl Neira17 de mayo, 2025
Guerrero lleva el fútbol en la sangre. Y desde la cuna. “Mi tío, Vladimir, jugó profesionalmente en La Serena y Antofagasta. Lo vi varias veces en el estadio. Además, tengo recuerdos de chico saliendo a la cancha con él”, detalla.

—No me diga que es como toda historia de familiares en el fútbol: era mejor que usted.

“Era defensa, grande y con mucha técnica, salía jugando bien”, contesta.

No fue Vladimir, en todo caso, quien lo hizo enamorarse del balón. “Fue iniciativa de mi mamá, Jacqueline, quien de chiquitito me empezó a llevar a escuelas de fútbol y de ahí no paré más. A ella le gustaba que hiciera deporte, que jugara a la pelota… Mi época de cadete en La Serena, donde nací, fue muy linda. Era duro, sí, porque entrenábamos físicamente casi toda la semana. El último día se preparaba el partido, el resto era correr, correr y correr. Físicamente andábamos bien, pero con la pelota era lo que cada uno sabía hacer. Entrenábamos en La Alpina, por la salida del norte de Serena. Nos pasaban una vestimenta y tenías que arreglártela, de repente no la podías lavar, no alcanzabas, y tenías que ir con cualquier cosa nomás, pero roja. Para llegar, el club ponía un bus de acercamiento en el Líder. Si no lo tomabas tenías que ver cómo llegabas, a dedo o como fuera”, narra.


Jugando por el equipo granate lo detectó la oficina de scouting de la U. “Le dijeron a mi mamá que me querían a prueba junto a otro compañero. Vinimos a Santiago, nos quedamos en la pensión. Fue una semana, entrenamos cinco días y me fue bien. Me dijeron que tenía que venirme con mis cosas, me preguntaron si estaba dispuesto, dije que sí… Mi mamá estaba emocionada, contenta. Saltamos de felicidad, le dije que era lo que yo quería, que íbamos a luchar por esa opción”, describen sus memorias.

“Tenía 16 años, a las cadetes de La Serena había llegado a los 15. Estaba haciendo hartos goles y eso llamó la atención de la U. Mi compañero se llamaba Christopher Calderón y también quedó, pero alcanzó a estar un semestre en la U y después, por cosas de indisciplina, se fue… Imagínese, de chico he sido hincha de la U, mi papá me llevaba al estadio, a los partidos de la Copa Gato o cuando jugaba contra La Serena. Mi familia siempre fue de la U así que cuando quedé, estaba muy contenta, feliz”.

—Le costó afirmarse en la U, si.

“Cuando estaba en la juvenil subí un par de veces al primer equipo, hice un par de pretemporadas, pero nunca tuve continuidad. Tomé la decisión de salir, de buscar minutos afuera. En Serena me estaban hablando que volviera”.

—¿Decisión dura?

“No tanto, porque tenía a mi familia allá, entonces pasa eso que a veces uno la extraña y dice ‘voy a ir allá’, ‘voy a jugar’, ‘voy a estar con mi familia cerca…’. Lo tomé de buena forma, sabía que después podía volver a la U si es que lo hacía bien. Lo tomé como una oportunidad, no como algo malo. Después fui a Rangers, el profe Luis Marcoleta me llevó de La Serena. Jugué un par de partidos en el primer semestre, pero en el segundo no jugué nada, nada, nada. Pero como en Talca estuve solo, aprendí a cocinar, a llevar las cuentas del departamento… Fue mi primera experiencia viviendo solo y me costó al principio. Me sirvió para madurar”.

De su labor de chef, entrega el plato favorito: “Arroz con pollo a la crema”.

Y sigue: “Volví a La Serena con el profe Miguel Ponce; empecé a sumar minutos, porque él me conocía de la U, del tiempo que fui cadete. Pero le tocó irse, llegó Ivo Basay, quien me prueba de delantero y ahí me quedé para siempre”.

Queremos pelear por todos los campeonatos que tenemos este año, lograr ganar todo. En la Copa Chile, por ejemplo, no están Colo Colo ni la UC, pero no tenemos que mirar en menos a ningún rival. Hay que prepararse bien y no dar ventaja Guerrero y uno de los torneos que disputa el equipo azul

Hubo otros técnicos que marcaron su carrera. “Hernán Caputto me llevó a la Sub 17, hice un par de microciclos y quedé para el Mundial de India. Linda experiencia, otra realidad, otro fútbol, en ese tiempo venía de jugar poco en la U y me tocó la selección. Lo hice de buena forma. Jugar un Mundial es otra cosa, en Europa estaban mucho más preparados, había jugadores de grandísimo nivel que ya estaban en los primeros equipos de Alemania y de España. Fue duro, duro. La diferencia física era grande, varios equipos nos pasaron por arriba”, relata.

—Eduardo Berizzo lo llevó a la adulta.

“Logré tener una muy buena relación con él. Terminamos el proceso de los Panamericanos y después me tocó jugar en la adulta. Me hizo debutar. Confió en mí desde un principio, desde los primeros microciclos, me decía que tenía todas las cualidades para jugar y triunfar en Primera y en el extranjero, que lo iba a lograr, que me entrenara al máximo… No sé cómo me descubrió en La Serena, porque en ese tiempo estábamos en la B. Sí pasaba por un buen momento, jugaba harto, hacía goles. Logré ganarme un puesto en la Sub-23, teníamos un equipazo. Se dieron de buena forma los Panamericanos, tuvimos buenos partidos, estuvimos a poco de ganar el oro”.

—Hasta que, después de varias vueltas, regresa a la U.

“Fue lograr el objetivo que siempre tuve en mente. Estaba feliz, sabía que se podía dar, pero me tocó dar la vuelta larga para estar donde estoy. Es un orgullo tremendo jugar en la U, disfruto cada vez que me entrar a la cancha”.


—¿Cómo es el momento de la U?

“Estamos pasando por un buen momento. Después de perder en la Libertadores con Estudiantes dimos vuelta la página rápidamente, logramos sacar un buen resultado con Carabobo, quedamos primero en el grupo y estamos con mucha confianza. ¿Qué hicimos para dar vuelta la página? Viendo los errores que tuvimos, mejorándolos en la semana, entrenándonos al 100. Ante Carabobo estuvimos concentrados y tuvimos eficacia a la hora de llegar al arco y se dieron los goles”

—¿Vio Estudiante con Botafogo?

“Fue un partido raro, la verdad, porque Botafogo va ganando 2-0, después le empatan y al último les sale el gol. Estábamos preocupados para saber en qué situación quedábamos, pero nosotros estamos con la mente de ir allá y ganar el partido, no pensamos en nada más que ganar. De local Botafogo se hace muy fuerte y el campo es sintético, entonces tiene un poquito de ventaja”.

—El punto les sirve. El tema es cómo planificar un partido pensando eso, pero sabiendo que no es la idea principal del juego que tienen ustedes.

“Nuestra idea es ir a ganar y en ningún momento vamos a pensar en empatar; nuestra idea es sido clasificar y clasificar primeros. Sabemos que un empate nos sirve, pero nuestro objetivo es ir a ganar. Ante Carabobo me sentí bien, muy cómodo; venía sumando minutos en los partidos anteriores, estaba agarrando ritmo, me sentí bien físicamente y estuve a la altura de mis compañeros. El año pasado, toda la segunda rueda, jugué de esa forma. El ‘profe’ armó una línea de cinco, pero a la hora de atacar yo soy otro delantero. Sabía lo que tenía que hacer y cómo ejecutarlo”.

Para eso, la exigencia es doble: “Entreno todas las mañanas en la U y dos o tres veces a la semana, por la tarde, con mi preparador físico, Mario Soto. Después descanso, me alimento bien, a veces juego Play Station, veo series. Hoy es súper importante la alimentación y el descanso. Tienes que darle el 100% de dedicación al fútbol”.

Dedicación y fortaleza mental, sostiene, son aspectos igualmente importantes. “Hay que tener calma, paciencia, perseverancia, porque uno siempre quiere todo rápido y a veces no se da de. Si te esfuerzas, en algún momento llega la oportunidad y tienes que estar preparado, porque no se puede desaprovechar. Soy de la idea que siempre hay que estar positivo, cuando uno piensa positivo vienen las cosas positivas. No hay que rendirse pese a los golpes. He tenido varias lesiones graves en mi carrera, la primera fue romperme el ligamento cruzado cuando debuté en La Serena. Fue un año difícil, porque había días en que me despertaba, miraba el techo y decía ‘me quedan cinco meses para volver…’. Es fundamental el apoyo de la familia, de la gente cercana. Tuve la mentalidad de que lo iba a lograr y así fue; empecé a trabajar la mente, sabía que debía tener paciencia, que era una lesión larga. Hace poco tuve otra lesión, no tan grave, y desde afuera uno dice ‘están todos jugando y uno aquí…’. Pero como ya sabía de qué se trataba, tuve la paciencia de esperar”.

Reconoce que en Chile no son muchos los delanteros de sus características. “Me gusta mucho Lucas Cepeda, lo hace súper bien, juega de muy buena forma; me gusta ver fútbol europeo, ver a Vinícius y Rodrygo, extremos picantes, que van al espacio, que corren. En Chile me gusta Ignacio Vásquez, la personalidad que tiene, porque encara. Pero sí, hay pocos delanteros con ese tipo de cualidades, agilidad y velocidad”.


Raúl Neira

es redactor de Deportes El Mercurio y especializado en fútbol. Con más de 25 años de carrera, cubrió la Copa Confederaciones de Rusia 2017, la Copa América de Chile 2015, copas Libertadores, sorteos y partidos clasificatorios a la Copa del Mundo.

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