Steffan Pino, el fútbol visto desde arriba
Si se empina, el ariete supera los dos metros de estatura, es el goleador del certamen y su equipo se acomodó en la cima. “Parece lento, pero es un grandote rápido y le pega bien a la pelota”, lo describen. Un centroatacante que no hizo inferiores, curtido en todas categorías del ascenso (Tercera B, Segunda Profesional y Primera B) y ahora asoma como bandera en la idea de Miguel Ramírez en Iquique. Ajustado físicamente y en contundencia, con 30 años logra plenitud.
Steffan Pino exhibe una estampa que lo hace indisimulable: su ficha apunta 1,99 metros de estatura. En otras le otorgan dos centímetros menos. Da igual, porque su presencia, a distancia incluso, es inconfundible. Y para que las apariencias no engañen, el centroatacante le agregó enjundia a su campaña 2024: es goleador del torneo en curso y pieza vital en el líder Deportes Iquique.
“(Pino) Se dio cuenta que es un jugador que puede trascender”, sintetizó el técnico Miguel Ramírez sobre el rol que asumió el atacante en su proyecto en el norte.
“Steffan está siendo un jugador muy importante en la idea de Ramírez. Una cosa es el biotipo y lo otro es la capacidad que está teniendo para es saber ubicarse siempre en el palo contrario al ataque. Cuando ha quedado mano a mano está siendo muy contundente, definiendo bien y toma buenas decisiones, nunca se apura. Cuando Iquique inicia el ataque en mitad de cancha o tres cuartos, él lee bien las jugadas, es muy fuerte de espalda, aguanta el balón y descarga bien con sus compañeros que se incorporan. Cuando hablamos de delanteros de área casi siempre son egoístas, pero Pino es generoso, siempre asiste a los mejor ubicados. Nunca se ha negado para ser un jugador determinante en la táctica fija defensiva, porque ataca los balones cortos. Está dulce, este Iquique presiona mucho y él está fino para ser el primer jugador de presión”, la radiografía la entrega José Cantillana, extécnico y jugador del club.
La humanidad de Pino necesitaba ajustes, porque mover más de 90 kilos puede ser un lastre molesto. De eso se encarga el preparador físico Marcelo Oyarzún, logrando cambios en la balanza y en los porcentajes de grasa y músculo del futbolista.
“No hay un peso en kilos ideal. Existe una norma para todo el plantel que es un máximo de 20% de masa adiposa y mínimo de 50% de masa muscular, eso te da un número en kilos ideal. Se le trabajó todo eso, junto a un nutricionista, Miguel y yo, coordinados para que él y todos los jugadores que estaban fuera de peso se comprometieran para lograr los parámetros exigidos. Ha trabajado extra 60 días y ha logrado todas las metas que se le plantearon. El cómo está físicamente es por su compromiso psicológico con su futuro. Él llevaba solo cinco goles en Primera en toda su carrera, y ahora en cinco partidos (el primer juego estaba expulsado) ya lleva seis goles. Eso refleja un cambio en su cabeza, tiene muy buenos amigos y líderes: (Edson) Puch, (Álvaro) Ramos y (Hans) Salinas”, detalla Oyarzún.
“En su momento buscamos un jugador de ese tipo para el Ascenso y no son muchos: está (Joaquín) Larrivey, (Matías) Donoso, Steffan (…)”, explica Javier Di Gregorio, gerente deportivo de los “Dragones”. “Está claro que él sale de la media por su estatura, pero pese a ello es muy dotado técnicamente, porque no solo te condiciona para jugar por arriba, tácticamente da muchas opciones. La preparación que ha tenido este año se ve a ojos de todos, anímicamente está en estado de gracia”, justifica el exmeta.
La media docena de tantos que suma dan cuenta de variedad de recursos: anotó con un derechazo desde fuera del área y de cabeza, sin brincar, ante La Calera. Dos saques de costados lanzados al área, el recoletano también los transformó en goles (a Coquimbo y O’Higgins) y agregó dos apariciones en el área chica para conectar centros rasantes desde la izquierda (también a piratas y celestes).

La "Torre" Pino también tiene plasticidad para intentar acrobacias en el área. Foto: Photosport.
“Es que un tipo de 1,99 y casi 100 kilos es muy difícil de contener, no lo mueve nadie, Pino no necesita ni saltar, y además es bueno para la pelota, porque le pega bien al balón. En Melipilla lo descubrimos y ahora es el goleador del torneo, lo mismo hicimos con (Cristian) Zavala, que llegó del Vial y ahora es seleccionado; a (Joaquín) Montecinos de San Luis y (Gonzalo) Sosa de Magallanes, que terminaron jugando en México, a Mario Sandoval del SAU y llegó a la U. Es buen muchacho Steffan, lo quisimos traer primero de Recoleta, le ofrecimos 600 lucas, pero él quería $650 mil, después lo pudimos traer de La Pintana por el doble”, enseña Carlos Encinas que lo dirigió en “Los Potros”, campaña que le significó la invitación a un microciclo de la Roja con Reinaldo Rueda.
Fabián Marzuca le abrió la puerta del profesionalismo en Recoleta, donde matizaba su rol de jugador con algunas horas conduciendo un Uber. “Steffan era de volante central en el barrio y por su envergadura empezamos a entrenarlo para que fuese centrodelantero, fue un trabajo largo para convencerlo y hacerle entender que ahí en esa posición, con esa envergadura y su capacidad técnica, no existían jugadores y el techo sería el que él quisiera; siempre tuvo capacidad de jugar en Primera, los límites estaban en su cabeza. Con nosotros ascendió de Tercera B a Tercera A, y ahí se va Temuco (Primera B) y vuelve en Segunda Profesional a Recoleta, donde sale goleador. Después lo dirigí en Santiago Morning”, detalla el DT.
“Muy alto, andaba por los 98 kilos, pero siempre era ágil y rápido en espacios largos, fue aprendiendo a cabecear, a ubicarse; le gustaba jugar mucho al pie por su tendencia de volante, porque sabía que podía girar con el marcador encima, fue aprendiendo a jugar a los espacios. Al ser grande parece tosco, pero en vivo con los pies es muy rápido y se asocia bien”, advierte Marzuca.

Claudio Herrera De La Fuente
es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.