Santiago de Chile.   Jue 11-09-2025
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Mario Zagallo, el único ganador de cuatro copas mundiales que tuvo una estrecha relación con Chile

El tretracampeón mundial dejó marcado a fuego su relación con nuestro país, tanto en su etapa de jugador como técnico. Elías Figueroa recuerda el día que buscó nacionalizarlo brasileño y Sergio Navarro su importancia en el juego del equipo que conquistó el bicampeonato en Chile 1962. Romario, en tanto, lo pone a la altura de Pelé.
AFP
Alex Savoy T.06 de enero, 2024
“Con enorme pesar, informamos del fallecimiento de nuestro eterno tetracampeón mundial Mario Jorge ‘Lobo’ Zagallo... Un padre dedicado, abuelo amoroso, suegro cariñoso, amigo fiel, profesional victorioso y un gran ser humano. Ídolo grande. Un patriota que nos deja un legado de grandes conquistas”. Este mensaje publicado durante la madrugada de este sábado en la cuenta de Instagram oficial del exfutbolista y entrenador brasileño paralizó al planeta fútbol.

La partida de “Lobo” Zagallo abrió el paso a la leyenda: el brasileño es el único en la historia en ganar cuatro Copas del Mundo en el fútbol; 1958, 1962, 1970 y 1994.

Parte de esas páginas doradas están emparejadas a fuego con Chile.


El 13 de junio de 1962, con 76.594 espectadores controlados en el Estadio Nacional, Zagallo —luciendo número 21 en la espalda— integró aquella constelación de estrellas brasileñas que superó por 4-2 a la Roja capitaneada por Sergio Navarro para acceder a la final de la Copa del Mundo. “Formiguinha” (hormiguita), como era conocido en su época de futbolista, días después, ante Checoslovaquia (3-1), levantó en el mismo recinto de Ñuñoa su segundo trofeo Jules Rimet, tras lo obtenido en Suecia 1958.

“Una era de grandes, grandes, grandes jugadores brasileños”, recuerda el propio Navarro, otrora lateral zurdo del “Ballet Azul” que se enteró en esta conversación con "El Mercurio" del deceso del último campeón mundial de 1958 que quedaba con vida.

—¿Qué tipo de jugador fue?

“Era puntero izquierdo, lo marcaba (Luis) Eyzaguirre. Yo marcaba a Garrincha”, se detiene a precisar el marcador de Universidad de Chile, antes de describir las reales cualidades del “Lobo”.


“Zagallo venía un poquito de atrás, ayudaba al mediocampo, era más tipo organizador que realizador. Un gran jugador dentro de su función. Lo que pasa es que a Zagallo lo opacaban mucho Pelé y Garrincha. Dos monstruos del fútbol mundial”, señala Navarro.

“Da pena como han ido desapareciendo todas las figuras de nuestra época, los que realmente nos enseñaron a nosotros a ser humildes y a ser extraordinariamente buenos. Eso no lo conseguimos, pero en algo ayudamos al fútbol nacional con ese tercer lugar del 62”, reflexiona Sergio Navarro por esa especial relación que disfrutaron con figuras como Zagallo.

“Cuando empecé en el fútbol Zagallo ya era un grande. Tuve la suerte que para el Mundial del 62, Brasil invitó a Wanderers para un partido de entrenamiento, y yo, que con 15 años daba mis primeros pasos en el fútbol, pude jugar contra esas leyendas: Zagallo tenían a Pelé, Garrincha, Vavá, Didí, un equipo increíble y que eran mis ídolos y de todos los niños de la época”, relata, por su parte, Elías Figueroa, quien ya retirado le contó a Zagallo esta historia tomando un café en un hotel en Copacabana: “Nos reímos mucho con los recuerdos, ya que le confesé que aparte de jugar de día, en la nochecita con mis amigos saltamos el muro del hotel en Quilpué para conseguir autógrafos”, dice con mucha nostalgia el exseleccionado nacional.

Nacido el 9 de agosto de 1931 en el estado de Alagoas, Zagallo arrancó su carrera como delantero centro. Surgió del América (1949), y después le dedicó su vida a las camisetas de Flamengo (1949-1958) y Botafogo (1958-1965), los equipos más populares de Río de Janeiro. 12 títulos locales, más dos Copas del Mundo, conquistó antes de ponerse el buzo de técnico.


“La importancia de Zagallo es tremenda, bicampeón mundial como jugador y como técnico. Fue un revolucionario de la estrategia, para el Mundial de México 70, Brasil tenía cuatro genios que jugaban de volante ofensivo, Pelé, Rivelino, Gerson y Tostao y el técnico Joao Saldanha había declarado que jugaría solo con Pelé y tres hombres de marca y los otros al banco de reservas. Eso creó un movimiento nacional en contra tan grande que Saldanha terminó siendo sustituido por Zagallo, que era un joven técnico y que no tuvo miedo en parar a Brasil con cuatro ofensivos al medio campo y con eso creó el que a mi entender es el mejor equipo de fútbol que jamás se haya parado en una cancha, que es Brasil campeón del 70”, enaltece Elías Figueroa la figura del “Lobo” en la historia del fútbol.

El excentral formado en Wanderers y para muchos considerado el mejor futbolista chileno de todos los tiempos, atesora en lo más íntimo un capítulo de su historia con Zagallo, el cual estará presente en la película que pronto recorrerá el camino del tres veces Mejor de América.

“Previo a las eliminatorias del Mundial de 74 yo estaba en un gran momento de mi carrera y hubo un gran interés del público y de la CBF por nacionalizarme brasileño y en una entrevista le preguntaron a Zagallo por mí y él respondió a su modo: 'Si Figueroa es brasileño mi equipo empieza por él', me llenó de orgullo que una persona de su importancia en el fútbol tuviese esa percepción de mi como jugador”, almacena Figueroa.

LA LEYENDA


En esa cita de Alemania, Brasil con Zagallo al frente finalizó en el cuarto puesto. Pasaron muchos años y copas del mundo para verlo de nuevo en acción: en Estados Unidos 1994, ahora como ayudante de campo de Carlos Alberto Parreira, Mario Zagallo escribió un nuevo capítulo de su obra al convertirse en el único tretracampeón del mundo.

Y cuatro años más tarde como DT quedó a las puertas de su quinta corona planetaria, cuando falló en la única final que perdió con la casaca brasileña en Francia 1998, ante el equipo local comandado por Zinedine Zidane.

“Su legado y trascendencia como ejemplo de hombre trabajador y por eso victorioso es muchísimo mayor y todos los que amamos el fútbol le debemos respeto y aprecio”, sentencia Elías Figueroa.


Zagallo como jugador lució casi siempre el número 13, una camiseta sagrada en el Botafogo y que durante la temporada 2010 pidió que volviera a estar disponible para el uruguayo Sebastián Abreu.

“Estoy seguro de que él dará continuidad en el Botafogo a los muchos goles que anotó por la selección de Uruguay”, dijo Zagallo aquel día al entregarle la camiseta a Abreu.

El “Loco” aceptó el reto: “Independientemente de lo que pueda ocurrir a partir de ahora, este momento será único, ya que recibí esta camisa de las manos de un fenómeno como Zagallo". El charrúa precisamente eligió ese momento para inmortalizarlo a través de sus redes sociales.

“Zagallo tiene la misma importancia que Pelé para Brasil. Dejó un legado importante para nosotros. Todos saben que yo no tenía relación, pero puedo decir que es uno de los más grandes íconos de nuestro fútbol. Va a quedar eternamente en nuestra memoria”, mencionó, en tanto, el exgoleador Romario.

El “Viejo Lobo” dejó de aullar, pero su historia como el único en llegar a cinco finales de un Mundial en sus siete participaciones serán recordadas por siempre, como también esas frases que ya están inmortalizadas en videos: “Ustedes me van a tener que tragar”, “Sexo en esta edad es normal”, “Ahí si fuimos sorprendidos nuevamente”, “Holanda es mucho tilín tilín, como el América de los años cincuenta”.
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