No pudo “La Academia”. Se acabó la Copa Libertadores para el club decano, que seguirá su semestre internacional participando en la fase de grupos de la Copa Sudamericana.

“El resultado no nos deja felices, ahora hay que enfrentar la Sudamericana con seriedad. Aunque la prioridad es el torneo local, queremos mantener este rendimiento, nos dimos cuenta de que podemos ser competitivos. En el primer tiempo fue de los niveles más bajos, nos superaron en todas las líneas. Modificamos después, pero no fuimos lo eficaces que requiere esta competencia”, evaluó sin rodeos el DT Nicolás Núñez.

Un primer tiempo lleno de incomodidades y apuros terminó estropeando el plan de “Manojitos”, incómodo con la destreza física y la envergadura del Independiente Medellín, con pegada y dinamita.

No tenía margen de error el equipo carabelero y se equivocó más de lo permitido en el Atanasio Girardot. El ariete trasandino de los antioqueños, Luciano Pons, fue incontestable para el fondo albiceleste. Anotó dos goles, primero aprovechando una salida errada de Rodrigo Piñero desde el fondo (buena pared con Miguel Monsalve) y luego empalmando un centro desde la izquierda de Ever Valencia.

Magallanes, incómodo ante la furia del local, no armonizó juego y tuvo que correr mucho hacia su arco. “Fue desilusionante ese lapso”, asumió César Cortés. Los descuelgues de Jordy Monroy eran profundos por la derecha y el zurdo Valencia causaba estragos sobre la parcela de Marcelo Filla, estirando a la visita hasta deformarlo.

“Entramos dormidos, erráticos y eso te pasa la cuenta. Hay que quedarse con el segundo tiempo, porque se viene la Sudamericana. Quedó demostrado que podíamos hacer nuestro juego”, analizó el volante Tomás Aránguiz.

Tras el descanso, la escuadra nacional mejoró con los ingresos de Carlos Villanueva y principalmente Yorman Zapata, inquieto en la izquierda. Magallanes se pareció más a sí mismo, se instaló con la pelota en campo rival y Cortés empezó a incidir. El DIM, pragmático y con el negocio listo, retrocedió para no pasar apuros y aguantó. Remates de Filla y de Thomas Jones movieron al meta Marmolejo, bien arropado por un bloque defensivo denso.

La expulsión de Felipe Flores, que se ganó una segunda amonestación por intentar conectar un envío con su mano (67’), le bajó energía a la rebelión albiceleste e hizo respirar al “Poderoso de la Montaña”.

No mucho más. La Copa Libertadores, implacable en este formato con los clubes chilenos (solo Palestino en 2019 logró sortear dos llaves y anotarse en la fase de grupos), despidió al viejo Magallanes, devenido ahora en el cuadro de la Sudamericana. No es poco pensando de dónde viene.