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El fallido paso de Berizzo en Paraguay: “Heredó una mochila pesada: el síndrome de la posesión”

Rogelio Delgado, ex zaguero de la U y ex seleccionado guaraní, da algunas claves del único trabajo del “Toto” como seleccionador titular. “El mediocampo era muy liviano, iba contra el ADN paraguayo”, dice sobre el ex ayudante de Bielsa.
Antonio Valencia25 de mayo, 2022
Una noche de verano de 1983, Marcelo Bielsa fue a buscar al niño Eduardo Berizzo a su pueblo, Cruz Alta, para que jugara para su equipo en la juvenil de Newells. En 2007, ya retirado del fútbol como multicampeón, lo llamó para ser su ayudante en la Roja, su primer acercamiento al banquillo. “Me dio cuatro horas para decidir. Yo estaba de vacaciones en España. Le contesté un jueves y el domingo ya estábamos en Santiago”, cuenta el “Toto”.

Quince años después, Berizzo está próximo a volver a la selección chilena, esta vez en el puesto que tuvo a su mentor a la cabeza.

“No es fácil despegarse de Bielsa, desprenderse de ese karma de los grandes entrenadores”, dice Rogelio Delgado, rudo y recordado defensa paraguayo que vio de cerca el último trabajo de Berizzo como seleccionador.

“Es un entrenador serio, planificador, y en Paraguay heredó una mochila pesada que dejó el técnico anterior, el colombiano Juan Carlos Osorio, y le fue difícil eso”, sostiene Delgado.

El excentral aborda otro punto que conspiró contra la labor de Berizzo en la Albirroja: “Pasó que en Paraguay entró toda esa fiebre, ese síndrome de la posesión, y eso colisiona totalmente contra nuestro ADN y estilo”.

Delgado agrega: “Lo nuestro nunca fue posesión, sino luchar para tener el balón y luego ser muy vertical para llegar al arco rival. Paraguay siempre fue de trabajar los rebotes, provocando y ganando duelos individuales, jugar en la cancha de arriba en pelotas aéreas. Eso fue nuestro ADN, y en lugar de agregarle algo a eso, se lo dejó casi de lado, no sé si intencionadamente. Eso nos pasó factura. No podemos cargarle a Berizzo toda la responsabilidad, porque con eso se encontró y tuvo que administrarlo. Luego, no vimos con él un patrón de juego estable, básico en el funcionamiento de la selección, y teníamos una mediacancha muy livianita, y Paraguay siempre tuvo mediocampo fuerte y cortador de circuitos de juego, una trinchera. Berizzo elegía jugadores muy livianitos en mitad de cancha, quizás por apostar más a la tenencia del balón. A nuestro juego histórico había que acompañarlo de posesión, pero no reemplazarlo”.

Berizzo no terminó el proceso eliminatorio rumbo a Qatar y fue reemplazado por su compatriota Guillermo Barros Schelotto, quien debutó con una derrota ante Chile en Asunción. Foto: Carlos Parra

En Paraguay, Berizzo dirigió 31 partidos: ganó 7, empató 13 y perdió 11, con un 36,5% de rendimiento. Sin el objetivo cumplido, ir a Qatar, su estadía en Asunción llegó a su fin incluso antes del final de las eliminatorias.

En la selección guaraní trabajó con un staff de 8 integrantes, con dos preparadores físicos (Fernando Morelli y Carlos Kisluk, ex Celta de Vigo), un segundo entrenador (Ernesto Martucci, a cargo de las jugadas ofensivas), un primer asistente (Mariano Uglessich, campeón con Berizzo en O’Higgins y encargado de las jugadas defensivas), un segundo asistente (Pablo Abraham, ex DT de F. Vial, Curicó, Ñublense, Temuco, Magallanes, ahora responsable de analizar a los rivales), un preparador de arqueros, (Roberto Bonano) y un coach (Aníbal Silva, ex vicepresidente de Colo Colo hasta dos años antes de la quiebra).

Patricio Graff, rosarino ex DT de O’Higgins y Palestino, hoy en Coquimbo Unido, lo describe así: “Berizzo es un competidor nato, lo demostró como futbolista, donde tuvo a Bielsa como técnico para luego ser su ayudante, y es una persona con mucho carácter y personalidad, muy directo. Ha crecido, como todo DT que empieza como ayudante y que hoy tiene la posibilidad de dirigir la misma selección que su mentor, con los matices que hay entre uno y otro”.

Sobre la evolución de asistente a entrenador titular, Graff explica que “todos los que fuimos ayudantes usamos muchos patrones, metodologías, pensamientos y formas del técnico central, pero después matizamos o damos forma a nuestra idea. No tengo duda de que le va a ir muy bien, porque también es un gran formador, pues tiene una lectura de juego muy rápida y exquisita. La elección de los jugadores lo tiene también muy claro. En el juego no solo se cierra en un solo formato y se adapta al rival. Hoy tiene la preparación suficiente para abordar cualquier desafío con su experiencia muy dilatada. Yo sigo aprendiendo de todos los técnicos a los cuales uno admira”.
Antonio Valencia

es redactor de Deportes El Mercurio.

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